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Hoshi.

Al llegar al lugar donde Dino me indicó divisé cómo en la terraza se encontraban jóvenes bebiendo. El alcohol hacía efecto en sus cabezas y algunos bailaban, otros se besaban... Me llamaba la atención que todos fuesen hombres... No sería un bar de alterne gay ¿verdad?
Decidí adentrarme en él y mis sospechas se confirmaron al ver que en su interior todos eran hombres también. La única iluminación del local eran luces tenues de tonalidades azules, moradas y rojadas intercaladamente. Algunas también eran neón. Había barras sobre las cuales hombres enmascarados realizaban bailes sensuales para el público, que se dedicaba a depositarles dinero en su ropa interior.
A lo lejos divisé a Dino,que también me vio y levantó su copa en señal de saludo. Se me hacía muy raro verle en un lugar como aquel pero, por otro lado, era señal de que tal vez podría triunfar aquella noche con él.
- Vamos Hyung, te invito a una bebida. -guiño y sonrió tras decir aquello.
Levanté mis manos negando y le dije que yo traía dinero pero aún así insistió.
Lo peor es que no fueron ni una, ni dos...

(...)

Eran las dos y media de la madrugada o eso era lo que mis ojos alcanzaron a ver. No llevaba mucho dinero como para pagarme muchas copas, tal vez un par, pero Dino también me invitó a unas cuantas más, y entre eso y mi estómago vacío... el alcohol no tardó ne hacer su magia. Bailaba al ritmo de la música electrónica, probablemente haciendo el ridículo, pero me daba igual.
Unos tipos los cuales la única prenta que llevaban era un bóxer se subieron en la mesa que teníamos justo delante, bailando al ritmo de una música sensual que acababa de empezar a sonar de nuevo.
Por mi cabeza pasó la posibilidad de subir ahí también pero nadie gritaría por mí cómo lo estaban hciendo por aquellos hombres. Entonces noté como Dino se acercó a mí e introdujo su rodilla derecha entre mis piernas, quedando mi rodilla izquierda entre las suyas.
Comenzó a bailar lenta y sensualmente al ritmo de la música y yo inconscientemente le seguí. Sus caderas se contoneaban a la perfección restregando su rodilla contra mi entrepierna. El ambiente era tenso, la temperatura subía y yo... me estaba volviendo loco con aquel chico, que por alguna razón, había tomado el aspecto de Woozi en mi cabeza.
Me acerqué a su oído y le susurré:
- Si sigues así esto acabará mal.
- ¿Y si quiero que acabe mal? -respondió.

Aquella pregunta fue todo lo que necesité para tomar su mano, sacarle de aquel maldito lugar y llevarle a mi apartamento.

(...)

Debido al efecto del alcohol introduje las llaves en la cerradura torpemente. Me tomó un tiempo pero lo conseguí. Dino se reía de mí y yo me reía de su risa.
Mi rostro se tornó serio tan pronto como estuvimos dentro. Tomé sus muñecas y lo estampé contra la puerta. Comencé a besar su cuello, jugando con mi lengua y dejando marcas. Mordisqueé un poco y del menor salió un pequeño gemido.

Aquello me excitó aún más, así que lo llevé a la habitación. Prácticamente nos arrancamos nuestras camisas y vaqueros y lo tumbé en la cama quedando encima de él. Hice un camino de besos y juegos con mi lengua desde sus labios hasta el borde de sus bóxers. Me volvía loco no saber si era un joven sin experiencia, o si tenía demasiada para su edad.
Tomé su ropa interior con los dientes bajándolos poco a poco mientras le miraba.
Tenia los ojos cerrados, el ceño fruncido y la boca entreabierta. Jugué con mi boca en su entrepierna mientras él encorvaba su espalda y hundía sus manos en mi cabello.
Aquello resultaba más divertido para él que para mí, así que me detuve y me bajé los boxers para entrar en él.
Al principio las embestidas eran lentas para no dañarle. Me di cuenta en seguida de que el chico no era virgen. Todo lo contrario, podía tener la misma experiencia que yo o incluso más. Alzó sus caderas y las contoneó pidiendo mayor velocidad.
Sus gemidos y la manera en la que se aferraba a las sábanas me excitaban y estábamos a punto de llegar al orgasmo cuando me pareció oír un portazo. Paré en seco.
- ¿Oíste eso? -pregunté.
- N-no escuché nada, hyung... -tartamudeó y me arañó la espalda pidiéndome más y qué decir, aquello me volvió loco.
Continué embistiéndole con los ojos cerrados hasta llegar al orgasmo, y entonces jadeé algo que nunca debería haber dicho.
- ¡Jihoonie-ah...! ~

Hurtful ۵『Soonhoon』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora