-¿Como que...?-Empiezo a preguntar, demasiado confundida como para poder creermelo.
-¿Estás sorda o eres idiota?-Pregunta alejándose de mi un paso.
No se que decir.
-Perdona, juraría que nos habíamos visto antes.-Digo tras unos segundos, conteniendo un sollozo.
-Bueno, me suenas de algo. Pero nada más.-Se encoje de hombros.
-Yo... me encuentro mal. Voy a irme a casa.-Le digo.
Me doy la vuelta y salgo del cuartito. Corro hacia las escaleras y las bajo rápidamente. Cuando llego abajo, voy con paso apresurado hacia la salida y, cuando salgo, me dirijo a alguna parte, hacia cualquier parte.
***
Al final no se como, acabo en casa de Bri. No sé por qué estoy aqui, la verdad es que las clases no acaban hasta dentro de unas horas y no creo que por alguna mágica razón acaben antes.
Me siento en los escalones de piedra de la entrada y me quedo mirando mis manos, sin saber que otra cosa hacer.
Mis pensamientos ponen rumbo hacia lo que acaba de pasar; no se como es posible que no se acuerde de mí. ¿Se acordará de Nazan? ¿De Bri? ¿Por qué demonios está aquí?
Pasan unos minutos hasta que oigo el rugir del motor de un coche. Levanto la vista y me encuentro con el coche de Nazan, aparcando.
Apaga el coche y sale de él. Cuando me ve, se acerca a mi y se sienta a mi lado.
-¿Que hace aquí?-Le pregunto.
Nazan parece nervioso.
-Bueno, yo... ya lo sabía. De hecho, es una cosa bastante rara.-Se rasca la nuca y me mira inocentemente.
-Explícamelo.-Le pido con el tono de voz algo fuerte.
-Verás, a los dos días de que Scott se fuera, fui a su casa a recoger algunas cosas mías. Entré con la llave que me había dejado y me lo encontré en su habitación. Yo prácticamente estaba saltando de alegría y no paraba de decir "¡has vuelto!", pero él tan solo me miraba raro y me decía "¿a donde? No me he ido nunca. ¿que te has fumado?". Yo me pregunté si estaba de broma, pero no lo estaba. Vi en su mesilla una foto suya con un matrimonio de unos cincuenta años y un niño pequeño a su lado. Le pregunté que quienes eran, y me respondió "mi familia, tío. Ya sabes que no me gusta hablar de eso." Le pregunté por qué, y me dijo que porque estaba muerta, y que yo lo sabía. Al final le hice una pregunta bastante rara "¿que tal tu infancia?", él me miró raro, pero por alguna razón me empezó a explicar. Me empezó a hablar de una familia que no existe, de una casa que no existe, de recuerdos que no existen. Pero se acuerda de mi y de sus amigos del instituto. Es como si le hubieran implantado la vida que él se inventó para poder estar aquí, ¿entiendes?
Tanta información me abruma. Oh, mierda.
-¿Y por qué no se acuerda de mi?-Le pregunto.
-No lo sé. Quizás tu formaste demasiado parte de su vida "angelical".
-No me lo puedo creer.-Me llevo una mano a la frente y muerdo mi labio inferior.-¿Por qué? ¿Como ha conseguido volver? ¿Quién le ha modificado la memoria? No tiene sentido.
-Lo sé. Yo simplemente actué siguiéndole el rollo, ¿sabes? Creo que tu deberías hacer lo mismo.
-¿Me estás pidiendo que simplemente lo olvide?
-¿Que otra cosa puedes hacer?
-Puedo intentar que recuerde.-Prácticamente lo grito.
Él parece meditarlo unos segundos. Finalmente se incorpora y se da la vuelta para entrar en su casa.
-¿Y si nunca recuerda?-Me pregunta cuando entramos.
-Siempre hay esperanza.
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Los ángeles son una tentación.
Teen FictionEsta no es la típica historia de chico malo y chica buena. Más bien, yo no soy la mejor niña del mundo. Soy bastante charlatana, digo lo que pienso (sin cortarme un pelo) y soy muy divertida. Tampoco soy la típica chica que no quiere tener novio po...