pensante

1.1K 27 0
                                    

Capitulo 8

La reflexión es el camino hacia la inmortalidad, la falta de reflexión el camino a la muerte.

Había pasado algo de tiempo desde que vivo con Alex y Adrián, alrededor de 2 meses  y medio, no me quejo, podría ser peor, por ejemplo el haberlo perdido todo, o lo olvide, perdí todo lo que conocía, pero tener una nueva vida en de un momento a otro no es del todo malo.

Las prácticas cada vez son más duras al igual que necesarias, ahora veo como una necesidad el ser más fuerte que antes.

Me he reunido con Nicolás algún par de veces intentando conseguir información del pasado, a cada quien le gusta enterarse de lo que le duele, o no? Lo único que me dijo después de un par de minutos de hacerle un par de preguntas respecto al tema fue esto…

“yo, una criatura cuya mera existencia desafinaba cualquier designio divino. Y a la que no bastaban tres vidas humanas para confesar la totalidad de los pecados cometidos. Y es que el cielo está destinado a ser mi cómplice, perdóname niña, pero no puedo revelarte nada, al menos no hoy, ni mucho menos ahora”

Diciendo esto soltó un gesto de indiferencia acto seguido dio media vuelta y se fue junto con el sol cuando moría la tarde.

Me frustra un poco el hecho de darle importancia a palabras que salgan de su boca, pero como no hacerlo, si es mi pasado el que me oculta. Bien dicen que la curiosidad no mato al gato, sino que él se suicidó al ver la realidad, espero ese no sea mi caso.

Este tiempo también lo he tomado para reflexionar y darme cuenta lo que fue mi vida hasta ahora y en lo mucho que duele no haberle podido decir adiós a nada ni a nadie, en todos aquellos recuerdos que ahora son solo cenizas y en mi mente solo queda la esencia de ellos.

Desde que llegué aquí lo único que quería era enfocar mi mente en entrenar, distraerme, conocer el entorno; cualquier cosa era perfecta si no significaba ponerme a pensar el verdadero problema. Pues ahora lo estaba haciendo. Sólo yo sabía sobre las visitas de Nicolás, sólo yo conocía lo que significaba el olor a ceniza y el repentino frío cuando me encontraba sola, y sólo yo me portaba como una hipócrita viviendo y entrenando con tres hombres. Pero por alguna razón, me sentía en estado impasible cuando él estaba cerca y me hablaba.

 —Todo es tan fácil, Caroline.— dijo Nicolás mientras se aproximaba.

Habíamos quedado de vernos aquí en el bosque, no pensaba levantar sospechas de alguna manera por seguir viéndonos en el hotel.

 Era aquí donde toque tierra firme por primera vez, solo que ahora las hojas estaban algo amarillas y marrones y otras caían con una gélida brisa del aire, la tierra estaba algo húmeda, pero solo un poco, las flores y el pasto seguían siendo la atracción principal a los ojos, puesto que aún no se secaban ni un poco.

 —¿De qué hablas? —pregunté cuando dejé de mirar al infinito y vi sus vacíos ojos negros.

 —Tú y yo —fruncí el ceño negando con la cabeza.

 —Eso no existe.

Nicolás curvó una sonrisa, o bueno, si a esa mueca malvada y arrogante se le podía llamar "sonrisa".

—Te equivocas. El "tú y yo" ha existido desde siempre, y no es nada de esa porquería humana que te han hecho creer tus amiguitos.

—Pues cuando "mis amiguitos" hacen referencia a ese término, es porque se refieren al amor. Lo único que tú conoces es la lujuria.

La expresión de Nicolás, al igual que el entorno cambió tan rápido como dije esas palabras de pronto estábamos en un lago enorme como un mar, el cual no se le veía inicio ni fin, todo era absolutamente obscuro, cabezas al igual que cuerpos flotan, grises con el dolor y tristeza impregnados, el clima es tan frio que cala en los huesos, se siente el sufrimiento ajeno, al igual que el olor a muerte en cada rincón sin duda.

—¡No! —Gritó con frustración y podía sentir como intentaba controlarse— ¡Sigues sin entenderlo! No es un "me perteneces", Caroline. Nos pertenecemos. Ángel Negro y Demonio Mayor. ¿Te explicaron en tu adorado Imperio de dónde vienes? —preguntó desesperado— ¿De las cosas que Astarot hizo hace millones de años para tu llegada? ¿Te dijeron que te separaron del lugar del que realmente debiste estar para que nunca pudieras alcanzar máximo de poder que sólo tú y yo podemos tener juntos? ¡No lo hicieron!

Apartó su mirada de mí y me dio la espalda estando furioso. Sentí una corriente de energía recorrer mi cuerpo y apoderarse de mí, los ojos me picaban así tuve que parpadear varias veces para que la sensación desapareciera. No había frío, no más, la temperatura era tan caliente que podía sentir mi piel arder. Volvimos a cambiar de lugar, y por feo que fuera, estaba increíblemente cómoda.

El entorno de ahora era diferente, lo suficiente para llamarlo polo opuesto, ya que aquí era un campo grande, agrietado y gris, con olor a quemado lo suficiente para calar en las fosas nasales, picos y fuego brotando de casi cualquier lugar, sentía como hervía mi sangre, se podían apreciar cráneos con las rocas que habían y un par de barrancos.

 —¡No me vuelvas a gritar! —gruñí molesta, sintiéndome diferente, fuera de mí. Pero... bien. Muy bien-. Tú lo vas a hacer, tú me vas a decir. Estoy confiando en ti después de todo lo que hiciste, después de todo lo que me quitaste, así que no tienes el derecho de gritarme, ¿de acuerdo?

Pregunté desafiante. Miré los ojos de Nicolás que me contemplaban con fascinación y luego bajé a ver sus labios. ¿En qué momento nos acercamos tanto? Luego de mi pequeña descarga de ira, lo único que quería era... besarle. Toqué con la yemas del dedo pulgar su labio inferior mientras me debatía internamente para no hacer lo que tanto deseaba hacer, aparté la mano y di un paso atrás cuando sentí su labio helado.

—¿Dónde estamos? —pregunté cuando puse atención a mi al rededor.

 Todo se volvió borroso y negro en cuanto pregunté, sentí como desaparecía a paso veloz el calor de hace unos instantes y se llevaba con él aquella energía desconocida en mí cuerpo dejándome débil y con un leve mareo. Nicolás finalmente salió del trance en el que no dejaba de ver mis ojos poniendo también atención al lugar. Aunque aquello no podía ser considerado un "lugar"; todo era oscuro, sin fin, sólo una ligera capa de neblina nos cubría los pies. Silencio absoluto.

—Te volvieron débil —habló ¿decepcionado? alejándose un poco más dando un par de pasos atrás. La oscuridad desapareció repentinamente llevándonos a mi cuarto en el hotel.

—¿De qué hablas?

Era demasiado para mí, habíamos estado en lugares que no había visto y también había experimentado sensaciones que no creí estuvieran ahí.

—Mírate. Una corta muestra de tu verdadero tú y apenas lo soportaste.

 ¿Mi verdadero yo? ¿Qué demonios?

—¿Qué fueron esos últimos lugares? ¿Dónde estábamos?

—Dentro de ti —susurró. Acto seguido, la imagen de Nicolás se desvaneció como humo dejándome sola, inestable y más confundida que antes.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

para este capitulo hice colaboracion con una gran escritora y amiga, muchas gracias espero les guste. aqui les dejo el muro de ella por si gustan leer sus obras http://www.wattpad.com/user/ElsaViridiana saludos.

El ultimo ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora