Cuando todos acabaron de dar sus respectivas declaraciones, volvieron a sus habitaciones en silencio. El ambiente daba seña de la tristeza que la residencia entera experimentaba. No era que Mineta hubiese sido objeto de adoración de todos, más bien era lo contrario, pero era la muerte de uno de sus compañeros de clase, y eso era igualmente trágico.
Sin embargo, no tenían tiempo para lamentaciones. Estaba claro que la muerte de uno de los estudiantes no debía ser filtrada, o de lo contrario se armaría un gran revuelo, teniendo en consideración que se suponía que estaban en la residencia precisamente para que esas cosas no sucediesen.
Aunque les daban ese día libre por los acontecimientos, los demás estudiantes deberían hacer el esfuerzo de comportarse con naturalidad, por lo menos hasta que se pudiese anunciar la noticia de una manera suave y que no despierte un caos social.
Kirishima veía muy complicado conseguir eso. Dieran la noticia ahora o cinco días después, el revuelo se iba a instalar en la sociedad, una que ya dudaba de los héroes en sí. Si se enteraban que habían asesinado a un muchacho que estaba rodeado de héroes, ¿cómo iban a confiar en estar protegidos?
Quizá ese era el objetivo del asesino: crear caos social. Si ese era el caso, Kirishima le reconocía el mérito, porque lo había logrado con creces. Sin embargo, esa teoría también daba lugar a otra sospecha.
Había alguien más infiltrado, aparte de Kaminari y él.
—Deja de pensar tanto o tu cabeza echará humo —se burló una voz, y el pelirrojo alzó la mirada para encontrarse con Kaminari.
—Mira quién habla —dijo, mientras su compañero cerraba la puerta tras de sí—. Seguro que tú lo has estado pensando incluso más que yo.
—Lo que he estado pensando es en qué demonios te pasa a ti. ¿Qué ha sido todo ese rollo entre tú y Bakugou antes?
—Simplemente me ha creado una coartada. Y le estoy muy agradecido, porque te recuerdo que ninguno de los dos tenía una muy fiable.
—¿Y por qué lo iba a hacer? —se cruzó de brazos—. No me cuadra. Menos teniendo en cuenta de que se resistió hasta el final a colaborar con la Liga.
—Algunos aquí sí tienen el objetivo de convertirse en héroes, ¿sabías? —dijo, apoyándose contra la pared.
—Algunos aquí tienen el objetivo de sacar provecho de sus poderes de la mejor manera posible —bufó—. ¿O tú también te tragas el cuento de que están aquí para «ayudar a los demás»?
—Por supuesto que no —arqueó una ceja—. Pero no hablo por todos. Hay gente ingenua que sí piensa eso.
—Todo el mundo, sin ir más lejos —apuntó—. ¿O acaso no idolatran a los héroes, que cobran como si fueran estrellas de rock?
Kirishima suspiró y miró el techo blanco. No sabía exactamente los motivos de Kaminari para estar ahí, pero él los tenía muy claros, y no era nada relacionado con política o sociedad. Simplemente, tenía una palabra que cumplir.
—Como sea, ¿tienes las declaraciones?
—¿Qué te crees que soy? ¿Tu sirviente personal? —sonrió con burla, y le tiró un pendrive pequeño, de color negro, que Kirishima atrapó al vuelo.
—Para estas cosas cuento contigo, que eres el que sabe —se levantó y enchufó el aparato a su ordenador.
Apareció un fichero con el nombre de cada una de sus declaraciones perfectamente etiquetadas en orden alfabético. Abrió la primera, que era la de Aoyama, y vio que había un documento de texto y un fichero de audio que, supuso, era la grabación de la declaración.
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Loyalty
Fanfiction✨ Primer lugar en #BNHAwards2019 en la categoría Kiribaku ✨ «¿Con quién está tu lealtad cuando te debates entre lo que más quieres y lo que juraste vengar?» Las reglas del juego estaban dispuestas de una determinada e incambiable manera. O, al menos...