VII

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Diabal despertó y cuando lo hizo vio a la hembra dormir junto a sus crías, él aun desea una compañera pero el recuerdo de la traición de la hembra anterior sigue fresco en su memoria causando un odio hacia todas las hembras.

Desesperado se levanta para caminar por la cueva y relajarse, respira con fuerza para tranquilizarse hasta que Alejandra despierta y se incorpora.

–¿Que pasa?

La mira solo para seguir yendo y viniendo.

Ella ve que esta enfadado su sólo olor da miedo, entonces decide que será mejor salir un momento de la cueva para darle privacidad con sus pensamientos y cachorros.

Se incorpora despacio para cubrir a los pequeños con algo de pasto seco y luego se pone de pie para caminar cruzando la cueva hasta la salida pero Diabal la toma con fuerza del brazo y la empujo con fuerza contra la pared sin herirla comenzando a olerla, le lamió la cara mientras le ronronea.

La toma en brazos llevándola de nuevo al nido, toma los huevitos colocándolos a un lado de ellos dejándolos seguros; Diabal pone a Alejandra de rodillas dándole la espalda a él, abre sus piernas y rasga la ropa que cubre las caderas de ella dejando a la vista su entrada, se posiciona sacando su miembro uniéndolo a ella penetrándola con fuerza hasta la empuñadura. Alejandra grita por el dolor de la penetración y trata de alejarse de él pero Diabal la toma de sus caderas impidiendo su escape mientras se mueve con violencia, rapidez, gruñendo y jadeando sin cesar; ella ya no da más cayendo de pecho en el nido seguida de él que la sigue penetrando hasta que de momento sus movimientos son más brutales que ruge con fuerza y se detiene en su interior respirando con fuerza.

Con cuidado se acuesta con ella cerrando los ojos y respira hondo, Alejandra esta dolorida jamás pensó que su apareamiento seria tan horrible y violento, levanta la mirada observando a los pequeños lejos de ella, estira su mano tratando de alcanzarlo pero no llega. Diabal ve que ella desea a los cachorros y la ayuda estirando el brazo tomándolos y dárselos a ella que los recibe con entusiasmos para acomodarlos contra su vientre y muslos, el se apega más a la espalda de ella y la abraza con fuerza.

Alejandra cierra los ojos y se duerme agotada, Diabal los observa un tiempo para luego caer rendido al sueño completamente satisfecho.

4 horas más tarde~

Alejandra se despierta por la fuerte punzada entre sus piernas y toma su forma de lupa para acomodarse mucho mejor en el nido mientras respira agitada cuando empieza a pujar con fuerza... 1...2...3 vuelve a pujar hasta que sus pequeños salen de su interior.

Con la respiración al agitada y feliz se acerca hasta sus pequeños recién desovado, los olfatea dejando unas pequeñas lamidas para luego acomodarlos con sus otras dos crías para darles calor a todos.

Diabal observa la escena y solo los acaricia nada más para después caminar a la salida.

Alejandra siento dolor en su pecho y gimotea triste, mira sus cachorros cubiertos por su pelaje y los abraza con todo el amor que solo una madre sabe dar jurándoles jamás abandonarlos pase lo que pase.

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Dos días después

Las cosas han cambiado, Diabal no se les acerca y menos a sus crías; al parecer ha empezado a rechazarlos no sabiendo el porque.

No duerme en el nido y se la pasa gruñendo todo el tiempo, pero Alejandra se dio cuenta que es por ella; porque no es una hembra dominante y él los desprecian culpando también a sus crías.

Ahora ella se encontraba limpiándolos con agua tibia como todas las noches antes de ir a dormir. Estaba terminando con los huevos mayores cuando estos empezaron a moverse y hacer ruidos.

–Mis...pequeños

Más que feliz deja al pequeño en el nido al lado de su hermano y abrazo a sus otras dos crías.

–Miren mis amores...sus hermanos están por nacer...

Le dice a sus bebés, cuando los cascarones se agrietan y despacio se empiezan a abrirse junto con los pequeños llantos de las crías.

–Vamos mis pequeños... Ustedes pueden, empujen con más fuerza mis bebés...

Con lágrimas de felicidad ayuda a sus hijos a nacer quitándoles los restos del cascarón para tomar su forma de lupa.

Son tan pequeños que su pelaje los cubre ambos, lloran desesperados por el  frío y  hambre.

Los limpia con su lengua quitando todo rastro del liquido viscoso, observando los hermosos pelajes color azabache de ambos cachorros al nacer en sus forma de lupinos. Con cuidado los guía a sus pezones y los vigila que ambos se alimenten bien, feliz por tener a sus dos niños y que uno es como su padre mientras el otro es como ella en todo los sentidos.

“No eres lo que tu padre desea, pero no importa yo te amo, yo los amo tal como son y no los abandonaré jamás

Mientras los cachorros comen, Diabal entra y los ve. Los olfatea y rápidamente se acerca a su hijo para mirarlo con asco.

–FUERA... LARGO... NO LOS QUIERO AQUÍ...

Se gira y comienza a tirar todo en la cueva para salir echo una fiera.

Alejandra que había tomado su forma humana por la furia del macho rompe en llanto y con sumo cuidado deja a sus bebés dormidos con sus otros cachorros, se levanta y busca en su rincón su bolsa y toma las mantas de piel para guardarlas dentro de esta, regresa al nido para tomar a sus dos bebés que aun están dentro de los huevos y los acomoda tiernamente con cuidado en la bolsa para después tomar en brazos a sus dos bebés y envolverlos bien para que no sufran de frío.

Ya lista camina con sus hijos hasta afuera donde el frío azota con fuerza, de inmediato regresa y toma otra manta para envolverlo protegiendo a sus bebés, ahora si sale como puede bajando la colina alejándose de ese lugar para siempre.

Amor Puro | ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora