*Narra Can*
Voy de la mano de Pete por la calle, decidimos dejar nuestras bicicletas en la uni y tomar un urbano hasta casa. Antes de eso, fuimos al parque a pasar el rato hasta que cayó la noche, ahí Pete me consoló después de la terrible escena que viví ese día.
—Llegamos, ¿Seguro que no quieres que me quede a dormir contigo?
—Estaré bien, has dormido casi todo el mes en mi casa y tu mamá se molestará.
—Ok, ¿Sabes? Te quiero como nadie lo ha hecho y no dejaré que te arruinen la vida, no mientras sigamos juntos, ¿Vale?
Me acerco a él y lo tomo de los hombros mientras le planto un beso salvaje en su boca y sus manos se depositan en mi rostro.
—Nos van a ver, debo irme.
—Cuídate.
—Igual tú.
Lo dejo ir, cuando desaparece, saco las llaves de la casa y entro lo más rápido posible para tirarme al sillón y derramar el llanto que necesitaba sacar. ¿Por qué todos me odiaban? ¿Acaso era tan malo para recibir el odio de todos? ¿Tin también me odia? Ese tipo de preguntas llenaron mi cabeza, así que decido ir a la cocina y buscar un cuchillo, pero no había ninguno, por lo visto Pete los hizo desaparecer.
Subo al cuarto, desesperado, y rompo el espejo nuevo que Tin había reemplazado meses atrás.
Tomo un pedazo del cristal roto y mi pongo de rodillas en la alfombra. Me seco el moco que salía de la nariz y me levanto la manga del suéter morado que llevaba ese brazo. Puedo ver las marcas que tenía, el dolor y odio reprimido los llevaba siempre en mi cuerpo.
Estaba indeciso de hacerlo, sería como tirar todo lo que Pete ha hecho a la basura, pero recuerdo lo bien que se siente, así que no lo vuelvo a dudar y la punta ya está en mi muñeca marcando una pequeña línea de sangre que aumente con el tiempo.
Esa sensación de ardor y dolor era increíble, comienzo a gritar para sacar todo lo que tenia, me tiro a un lado del espejo roto, esperando nunca más volver a despertar.
*Narra Tin*
Siento las paredes de su esfínter cerrarse y me vengo dentro de ella, ambos soltamos un grito de placer y nos disponemos a limpiarnos.
—Tin, ¿Te puedo decir algo?
Dice Chompoo mientras nos encontramos en la ducha.
—Dime.
—Te amo, ¿Sientes lo mismo por mi?
"NO NO NO, no te amo, yo amo a Can y no sé porque estoy contigo, debo estar con él y amarlo de la misma forma pero no soy muy valiente para decirle al mundo que soy bi o gay". Pienso.
Mi teléfono suena y salgo de la ducha, evitando replicarle a Chompoo.
— ¿Hola?
—Tin, soy Mark necesito verte.
—Jódete.
—Mira, olvida lo de hace rato y ven, esto es importante.
— ¿Dónde estás?
—En el motel.
—No vamos a tener sexo, ¿Vale?
Susurro a espaldas de Chompoo.
—Claro que no. Ahora te mando la dirección, te espero.
—Está bien.
Cuelgo y veo a Chompoo sentada haciendo la tarea, me visto, pero me detiene.