POV Bella.
Rápidamente la noche llegó. Un montón de personas de nuestra edad estaban en la mansión, todas disfrutando al ritmo de la música con las luces apagadas, ya que lo único que iluminaba el ambiente eran unos reflectores de colores.
Esta fiesta me estaba aburriendo.
Estaba sentada en la escalera viendo cómo todos la pasaban bien, hasta que luego Adrien se acercó a mí, con una cerveza en la mano.
--¿Y? ¿Te está gustando la fiesta?
--Sabes que no me gustan la fiestas, Adrien.
--Eso cambiará si te invito a bailar un poco. ¿No?
Rodeé los ojos. Ni aunque siguiera esguinzado podría detener su propuesta.
--Como sea.
--¿Me concedes esta pieza?--preguntó extendiendo su mano.
--Pero si la canción que suena es reggaetón.
--Pues en ese caso... ¿Quieres perrrrear conmigo?
No pude evitar reírme. ¿Hasta con eso hacía chistes de gatos? De todas formas, acepté, sólo porque no podía rechazarle. Ambos nos ubicamos en el centro, donde varias otras parejas bailaban con la música.
--Adrien... ¿Por qué me obligas a hacer esto?--reí.
--Sólo confía en mí. ¿O acaso te avergüenza bailar con tu novio?
Mientras me hablaba, justo atrás de él, Marinette nos miraba seria, tomando una cerveza a sorbos.
--¿Sabes qué? No me importa.
Ambos nos impulsamos para besarnos. Ya no nos importaba lo que opinaran las demás personas, ya que Adrien y Bella son novios y nadie podrá impedir nuestro amor.
Somos el uno para el otro.
Nos separamos por falta de aire y seguimos bailando unos minutos. Sin embargo, pasó un rato y la fiesta se ponía salvaje. La gente comenzaba a romper cosas, rayar paredes y ensuciar todo.
Adrien estaba entrando poco a poco en estado de ebriedad, por lo que seguro no se daba cuenta de nada. Aún así, la que más borracha estaba sin dudas era Marinette, quien se acabó rápidamente una botella de cerveza mientras hablaba con su grupo de amigas.
--¡Y él se fue con otra! ¡No me ama!--lloraba la chica.
--Marinette, creo que estás tomando demasiado.--habló Alya.
La azabache lanzó la botella para tomar una de...
¿Licor fuerte? ¿Es en serio, Adrien?
Desgraciadamente, la botella rodó hacia mis pies, provocando que Marinette me viera. Intenté escapar, pero ya era demasiado tarde, porque la chica rápidamente se acercaba a mí.
--¡Así que tú fuiste la que besaste a Adrien!
--Y-Yo...
--¡Silencio! ¡Eres una zorra que sólo piensa en sí misma!
Siempre me ha dolido que me insulten, pero esta vez Marinette estaba tan borracha que no me ofendió para nada.
--Adrien y yo somos novios, Marinette, y no podrás cambiarlo.
--¡Lalalala! ¡No escucho lo que dicen las... las...
Marinette se fue corriendo en dirección al comedor tapándose la boca. Unos segundos después, salieron una Marinette sorprendida y un Luka vomitado.
--¡Luka! ¡Lo siento mucho! ¡No te vi!
--No te preocupes, Marinette, en serio.--dijo incómodamente.--Iré a limpiarme.
--¡Yo te ayudo!
Finalmente ambos entraron al baño juntos. Decidí buscar a Adrien para decirle lo que pasaba en la fiesta, hasta que me detuve en frente de esa puerta.
La oficina del señor Agreste.
Adrien jamás me dejaría entrar allí, pero siempre he tenido la curiosidad de ver qué cosas esconde Gabriel, o alguna prueba de que él es Hawk Moth. Como nadie me estaba observando, finalmente entré, pero lo que vi realmente me sorprendió.
--¿Na-Nathaniel?
El pelirrojo dejó de besarse con ese otro chico, levantándose de la mesa en donde estaban acostados.
Por suerte estaban con ropa.
--¡Bella! ¿Q-Que haces aquí?--preguntó nervioso.
--L-Lo mismo me pregunto.
--Bueno, en ese caso, sí, soy gay.--habló rápidamente.--Y él es m-mi novio Marc.
--Un placer.--sonrió el pelinegro.
--Igualmente.--respondí incómoda.
--¿P-Por qué no nos vamos a otro lugar, Marc?
--Tienes razón. Vámonos.
Ambos salieron del salón enrojecidos y tomados de las manos.
--¿A qué venía? ¡Ah sí!
Busqué en el ahora desordenado escritorio del señor Agreste, sin encontrar nada. Seguí recorriendo la habitación, pero buscando en todas partes lo único que encontraba eran papeles, diseños y cosas sobre su trabajo.
--¿Qué haces?
Grité sobresaltada sin saber quién era. Me volteé, y vi a Plagg, el kwami de Adrien.
--Me asustaste.
--No entiendo desde cuándo a Adrien le gustan las asustadizas, pero bueno. Sígueme.
El kwami se fue volando hacia un cuadro, que era de nada más y nada menos que la madre de Adrien.
--Que hermoso cuadro.--comenté.
--Pff. ¿En serio crees que es un cuadro?
El kwami se dirigió dentro de él, finalmente abriéndolo por completo. En él se encontraban varios libros, pero principalmente una foto de la señora Agreste con unos folletos del Tíbet.
--Wow... ¿Cómo lo...
--¿Dónde está ese libro? ¿Y el miraculous del pavo real?
--¿Q-Qué? ¿De qué estás...
--¡Seguro se los llevó en el viaje!
No entendía nada de lo que pasaba. ¿A qué libro se refería? ¿Y en serio Gabriel tenía el miraculous del pavo real?
--Plagg... ¿Me puedes explicar lo que está pasando?
--Pues... una vez, Adrien y yo entramos a esta habitación y abrimos el armario. Allí estaban un libro que alguna vez vi y ese miraculous que no me importaba. Luego Adrien se robó el libro, su padre se enteró y...
--¿Qué contenía ese libro?--le interrumpí.
--Cosas sobre todos los miraculous en general. Sus portadores, sus poderes especiales, sus joyas y hasta sus fusiones.