El diario de Emma (Gay) // FINALIZADA

Pésima idea

17/4/19

Querido diario:

Fue una pésima idea. 

Llegué a la casa de Félix a las once, la fiesta había empezado hacía una hora.

Saludé a unos cuantos compañeros de clases y busqué a mi viejo amigo para saludarlo. Se encontraba con unas muchachas y nos presentó.

Me llevó con su madre, quien me sorprendió verla tan sana y hermosa, ella no me recordaba y apenada se disculpó por el estado de ese tiempo. Yo negué con la cabeza y me crucé de brazos. Me encuentro en recuperación, dije, me alegra mucho verla tan saludable, sonreí con sinceridad.

Gracias, me dijo, y... ¿drogas?, preguntó. Alcohol, respondí, ella asintió pensativa. 

No estoy al tanto de tu situación pero tu has visto como me encontraba y mírame... nada es imposible solo debes realmente quererlo, me aconsejó con una sonrisa.

Y mi amigo que aparentemente había desaparecido, me arrastró hasta la cocina y me sirvió un vaso de alcohol, me negué amablemente pero el sabor invadía mis recuerdos y con la garganta seca acepté.

Lo finalicé en un santiamén. Y luego otro, y otro.

Y no sé en qué momento me encontraba besando a una chica, fui  apartado y llevado a la pista donde estaban bailando otras personas y fue ahí que noté, mi amigo era realmente popular. 

Perdido caminé a la oscura y desolada cocina a ingerir más alcohol. Mi amigo estaba sacando unas pastillas de su bolsillo, y cuando me notó se acercó a mi riéndose, por el estado en el que me encontraba también me reí.

No sé qué pasó, pero en algún momento Félix y yo nos estábamos besando, y una pastilla disolviéndose entre nuestras bocas. 

Y otra vez, ahora estaba en en una habitación, con Adam mirándome con reproche y lástima.

¿Tienes algún problema mental?, pregunté. Siempre te quedas callado y me miras, ¿qué es lo que buscas? Ema ya no está ¿allí de acuerdo? Han pasado diez años, yo cambié, tu cambiaste ¡todos lo hicimos!, hablé con molestia.

Y él se calló al suelo, llorando a gritos, pidiéndome disculpas por todo lo que había pasado, desde el principio hasta ahora. Que me había extrañado y que se aliviaba de verme bien. Y que aún más le alegraba saber que aún seguía siendo el Ema.

Se durmió entre mis brazos, recuerdo haber salido de la habitación sin él, y estar en el sofá bebiendo. Eso es lo último que recuerdo.

Desperté en el césped con la garganta más seca que el desierto de Atacama. A mi derecha había una piscina, y entonces supe que esa no era la casa de Félix.

Me adentré a la casa que se encontraba a unos cuantos pasos, y antes de llegar a la cocina, Félix me tomó del brazo y descalzos corrimos por el medio de la acera, desolada. A penas había movimiento y el sol atisbaba a salir.

Nos detuvimos luego de unos cuantos minutos, en silencio. ¿Qué hora es? preguntó aclarándose la garganta. 

Ni siquiera sé donde estamos, respondí en un intento de risa.

Pero luego llegamos al parque, y nos recostamos sobre el húmedo césped. La pequeña brisa me hacía sentir mal, pero intenté no concentrarme en eso.

¿Ema?, preguntó Félix luego de un momento de silencio, lo invité a seguir. Recuerdo muy poco de ayer, pero recuerdo lo importante y siento aquello. Dijo sin mirarme.

Estábamos ebrios y tú drogado, no fue nada importante. Respondí con sinceridad.

¿Podrías mantenerlo en secreto? yo, bueno, no sé si te sientes incómodo con respecto a este tema, no sé si tú, quiero decir yo...

Félix no me importa tu sexualidad, créeme. Además no es que tenga muchas personas como parar contar algo. Me encogí de hombros.

Tienes una forma de decir las cosas algo brusca Ema, sé que no lo dices con una mala intención, pero lo sé ahora que he pasado tiempo contigo, no todos entenderán que tienes buenas intenciónes.  

Es... mi forma de hablar Félix..., dije por lo bajo, analizando lo que acababa de decirme.

Bien, eso deberás aclarárselo a Adam. Sé que él te ha estado buscando, pero se siente demasiado culpable como para dirigirte la palabra.

Asentí en silencio y simplemente me guardé lo que había pasado hacía tan solo unas horas.