Hide and Seek

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Era un viernes por la noche y yo en lugar de estar en alguna fiesta con mis verdaderos amigos o jugando videojuegos como es mí costumbre, estoy en casa de... un compañero de clase, creo que se llamaba Fabián, ciertamente me cae algo mal, es muy estúpido, ingenuo, callado y educado, se le ve que es incapaz de hacer algún acto malo, por ello mi diversión en el colegio era meterme con él y verlo llorar.

Pero, para mi desgracia, nuestros padre eran viejo amigos.

En lugar de gritarse o incluso enemistarse por lo que he estado haciendo, lo que hice fue que mis padres y los suyos hiciera una reunión de "amigos de la universidad" sólo para que nosotros hiciéramos las paces, cosa que no pasaría.

En la sala aislada de los adultos estábamos Fabián y yo, no paraba de mirarlo con discordia, volteaba cada cierto tiempo a mirarme, pero yo no le quitaba los ojos de encima, estaba furioso. Me levante del asiento sin probar bocado y le dije a mi madre que nos fuéramos, pero esta me detuvo y me dijo que hasta que no terminara de comer no nos iríamos, volví a la mesa y comí lo más rápido que pude, más de una vez me atragante, pero no tosí, solo bebí agua.

Después de que casi termino de comer a mis padres se les ocurre una maravillosa idea, como si la cena no hubiese sido suficiente, dijeron que por qué no terminaban su velada yendo a un pequeño lugar para bailar y pasar el rato, dejándonos a mí y al idiota ese en la casa solos. Ambos teníamos 13 años, por ende estábamos grandes para quedarnos solos.

Después de que se fueron, mi ira incremento, me habían dejado en casa de ese tarado, quería romperle la cara, pero no podía mi madre me mataría, decidí solo hacerle agresión psicológica, eso por lo menos no deja marcas.

Pasaron unos largos minutos en un profundo silencio incomodo hasta que se levantó y se acercó a mí, me dijo que no quería seguir con esa discordia que yo tenía hacia él, le dije, para ver si me dejara en paz, que debía hacer algo para ganarse mi aprecio. Se quedó pensándolo por unos momentos hasta que me dijo algo que sí llamó mi atención – ¿Te gustan los juegos paranormales? – me pregunto con una voz muy sombría y seria, lo mire por un instante hasta que me dijo que había un juego que él jugaba mucho, un juego japonés que se llamaba "Hitori kakurembo"

Con eso que dijo llamo mucho mi atención, supo por dónde agarrarme; él, al igual que varios chicos del colegio, saben que soy muy fan de cosas paranormales.

Me pregunto si lo conocía, a lo que respondí que si y le pregunte a dónde quería llegar, él me dijo que había un juego que quería intentar, era como el de Hitori Kakurembo, pero era con personas y sin el cuchillo, le dije que estaba bien y comenzamos a jugar.

Empecé buscando yo, el juego resulto divertido, no solo porque no conocía la casa sino que además jugábamos con las luces apagadas. Pasaron las horas y seguíamos jugando, la sensación de miedo que te daba cada vez que uno encontraba al otro era algo muy divertido y atrapante.

Pero, después de un buen rato, algo muy extraño comenzó a pasar, las puertas de las habitaciones se abrían y cerraban solas, creíamos que era el otro en ese momento, pero mis dudas fueron completamente aclaradas en un momento; unas risas de una muchacha hicieron que reinara un silencio sepulcral, yo era el que estaba buscando y encanto escuche eso inmediatamente me escondí. Estaba cagado del miedo, me temblaban las rodillas y no sabía qué hacer, mi teléfono estaba en vibrador y menos mal, ya que exactamente a las 10:55 de la noche recibí un mensaje de Fabián.

– ¿Fuiste tú? – me pregunto. Asustado y con errores ortográficos le dije que no, que estaba asustado y escondido. Le pregunte qué coño era esa cosa y me dijo que era su muñeca, la muñeca con la que jugaba a Hitori, me asuste aún más y le pregunte porque había guardado la muñeca, me intento explicar que él siempre estuvo solo y no tenía amigos para jugar, como no quería dañar otro de sus juguetes cada vez que se sintiera solo, simplemente la conservo, no creyó que esta se levantaría y comenzaría a jugar sin permiso.

Ahora estaba molesto y un más asustado ya que la situación era peor. En cuanto él dijo eso supe porque la muñeca se había levantado sola y para medio aclarar sus dudas le dije –Cuando el juego termina el espíritu se lleva a la muñeca y ya no juega más. Me respondió unos minutos que se me hicieron eternos después, la muñeca estaba tirando y rompiéndolo todo, buscándonos.

La muñeca no paraba de repetir "¿Dónde estás?, ¿Por qué ya no juegas conmigo?" Y lo que más escalofrió me dio fue cuando dijo "Tu y yo jugaremos por siempre y nadie cambiara ESO" Procediendo a clavar el cuchillo en algún lugar, con eso lo que quiso decir es que estaba dispuesta a matarme con tal de que Fabián jugase con ella nada más.

Después de eso Fabián respondió, me dijo que era verdad, había recordado los videos que había visto, la muñeca nunca se quedaba por alguna razón y también le resulto algo extraño. Le explique en letras mayúsculas, porque ya estaba cansado de su ignorancia, que lo que había sucedido fue que jugó tanto con la muñeca que creo un vínculo más fuerte, esta se obsesiono con él y ahora no está jugando con Fabián, ahora estaba jugando conmigo.

Fabián me pidió que lo perdonara y dijo que acabaría con eso de una vez por todas, le pregunte a que se refería y paro de escribir. Lo que supe después fue que Felipe grito "Estoy aquí" Puso una voz extraña, no parecía el, la muñeca grito "¡¡TE ENCONTRE!!" Luego solo escuche los gritos de agonía de Fabián y como ella contaba, con una voz aun alterada, pero ligeramente feliz, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve... diez...

Lo que supe después fue que la policía me estaba llevando en una patrulla directo a un psiquiátrico, la madre de Fabián los había llamado. Grite, patalee, llore para que no me llevaran, pero no había salida, lo último que vi de esa casa fue la ventana de la habitación de Fabián con dos muñecas de trapo, una pequeña que era una niña de cabello liso, con el nombre de Sally y otro más grande, con ojos de botón manchados de una sustancia roja, una sonrisa cosida y con el nombre de Fabián en su camisita.

 Grite, patalee, llore para que no me llevaran, pero no había salida, lo último que vi de esa casa fue la ventana de la habitación de Fabián con dos muñecas de trapo, una pequeña que era una niña de cabello liso, con el nombre de Sally y otro más ...

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Hide and seek (One Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora