Ten

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JASON

En mi cabeza no dejaba de pasar las misma escenas, sus gritos me atormentan y verla sufrir solo me hace sentir débil, asqueado.
Es extraño el sentimiento pero no puedo evitarlo me esta ahogado sin querer hacerlo. Incluso se me hace difícil explicar lo que estoy sintiendo  es como estar triste o muy dolido o como estar inmerso en una enorme nube de duda, me hace cuestionar todo lo que pienso hasta el como debería actuar.

Así eran todas mis noches en las que no podía escuchar a mi niña reír o hablar o simplemente verla sonreír, no puedo negarlo me estoy volviendo adicto a su compañía pero eso no sería el problema. El problema era de que no podía deshacerme de ella como lo hacía con la otras niñas y niños con los que me he topado todo este tiempo, se me complica mucho solo pensar en hacerle daño pero tampoco puedo permanecer a su lado siempre ¿O sí?

De lo unico que estoy completamente seguro es que con ningún otra criaturita he creado un vínculo de esta forma y magnitud, me sorprendo hasta de mi mismo.

Estabamos en invierno, habían pasado varios meses desde su cumple años y para mi pequeña muñeca, hoy iniciaban sus receso de invierno. Se podría decir que estaba mucho mas felíz de lo que siempre estaba y todo era porqué con sus padres pasarían un finde semana en unas cabañas cerca de un bosque para descansar un poco y a mi muñeca le fascinaba la idea por el simple hecho de que estaría fuera de su casa.

Era un lugar agradable, la cabaña contaba con tres habitación pero solo utilizarían dos, las cuales se encontraban en el segundo piso, mientras que el primero contaba con la sala, la cocina y un baño.

Sophie ya había dejado su bolso, con la ropa que en la que sería su habitación y ahora estaba en la sala observando a su padre como encendía la leña de la chimenea, pues el día era frío. Aunque eso no quitaba que mi pequeña quisiera salir a jugar afuera, lo cual consiguió dando solo una mueca de suplica a su padre quien cayó rendido ante su hija y solo le colocó una campera gruesa y gorrito de lana, para después ambos salir al exterior.

Pasaron gran parte de la tarde jugando afuera, lo cual me causaba repulsión y enojó pero en cuanto mi muñeca me miraba y me sonreía, extrañamente me tranquilizaba. Cuando llegó la noche los tres cenaron en la sala al lado de la chimenea, que comieron exactamente no se porqué no les presté atención solo se que mi muñeca se fue a su habitación temprano porqué estaba cansada de correr. Una vez es su habitación se colocó su pijama y sentada en su cama me miró.

— ¿Sucede algo mi muñeca?

Negó con la cabeza después de pasar el dorso de su mano por su ojo.— me lees un cuento —pidió abrazando su conejo.

— Por supuesto —era extraño pero no me podía negar a una petición de ella era algo inevitable pero no me molestaba. Me senté a su costado y saqué de la mochila un pequeño libro de color rojo que tenía como título "La Caperucita roja", mientras que mi pequeña se acomoda a mi costado, hundiéndose entre las mantas y apoyo su cabeza en mi brazo sin soltar a su conejo.

No llegué ni al mitad de la historia que ya se había quedado dormida, por lo que apague la luz del velador y deje el libro sobre la mesita de noche. Aunque no me fui de su lado solo me acomode en la cama y me quedé observando como descansaba, no se cuanto tiempo paso pero me quedé dormido a su lado.

El ambiente se había convertido demasiado frío por lo que me desperté y me sorprendí al encontrar la ventana abierta dejando entrar el aire helado de la noche causando que las largas cortinas se moviera furiosamente. Me quedé anonadado ante eso porqué recordaba perfectamente que la ventana estaba cerrada. Volteó hacía donde estaba mi muñeca pero solo conseguí apretar con fuerza mis dientes al encontrar la cama completamente vacía.

Lie to Me || Jason The Toy Maker Donde viven las historias. Descúbrelo ahora