HARRY'S POV
29 Mayo, 1997.
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"Harry, dámela."
"Nope."
"Le diré a Roxy, que no me das mi muñeca." Gruñí por lo bajo, cuando la caprichosa niña cruzo sus pequeños brazos y haciendo un exagerado puchero, comenzó a dar brincos intentando alcanzar la muñeca. Nuestras abuelas platicaban tranquilamente adentro de la casa y cada vez que volteaban, les sonreía tranquilamente fingiendo que estábamos jugando.
"La semana pasada, perdiste mi pelota." Levante más alto la muñeca con mi brazo, cuando Lea dio un salto y casi me la quita. Era demasiado alta para su edad.
"Eso no es cierto." Me saco la lengua y estuve a punto de regresarle el gesto, pero me convencí que con mis ya once años, era lo suficientemente maduro como para ignorarla. "No lo hice adrede. La lance muy fuerte y se fue por la calle." La mire entornando los ojos.
Tan solo tenía nueve años, así que mi abuela y la suya, habían creído esa historia, pero yo la había visto lanzando mi pelota favorita a propósito. Y una vez que había notado que la estaba viendo, me había saludado con la mano y sonreído cínicamente.
Naturalmente, nadie me había creído.
Ni siquiera yo lo haría. Su cabello rubio estaba siempre recogido en un moño, con unos cuantos mechones cayendo por su pequeño rostro. Siempre vestía unos bonitos vestidos, con colores femeninos. Pero yo sabía perfectamente que los odiaba. Ella odiaba la manera en que su cabello estaba demasiado tenso. Odiaba no poder moverse libremente por culpa de los vestidos que Tracie, su mama la obligaba a ponerse. Sabía que amaba ensuciarse en la tierra y que la única razón por la que pretendía amar esos vestidos y aquellas ridículas muñecas, era únicamente para complacer a su madre. Podía ser que Lea Stuart tuviera solo nueve años y aun conservara la mayoría de sus dientes de leche, pero ella notaba al igual que todos, los problemas que tenían sus padres y quería hacerle la vida más fácil a Tracie. Así que, se comportaba como la niña femenina que le hubiera gustado tener a su madre.
Y aunque nunca lo admitiría en voz alta, realmente me impresionaba la madures que tenía Lea. Aunque conmigo fuera un dolor en el trasero.
"Los dos sabemos que eso no es cierto." Lea rodo sus ojos y tomándome desprevenido, volvió a saltar, esta vez tomando su muñeca. Por acto reflejo, moví bruscamente mi brazo, haciendo que ambos perdiéramos la muñeca, está aterrizando a unos pasos de nosotros. Lea se apresuro a levantarla y cuando lo hizo, se hizo notable un pequeño charco de lodo, en el que el vestido de su muñeca había caído, ensuciándolo por completo.
Lea miro con expresión horrorizada su muñeca y cayo de rodillas en el pasto, inmediatamente intentando limpiar su muñeca con su vestido, pero estaba demasiado impregnado como para poder limpiarlo.
"Ni siquiera te gustan, no exageres." Comencé a caminar de regreso a la casa, cuando escuche un sollozo apenas audible. Rayos. Lentamente me di vuelta y Lea, mantenía una expresión de suma tristeza, mientras peinaba con manos temblorosas, el cabello oscuro de su muñeca. "¿En serio te gustaba?" Pregunte tenso y arrepentido, aunque ni siquiera lo había hecho a propósito.
"No." Lloro desgarradoramente y no pude hacer nada más, que dejarme caer a su lado, mirándola preocupado. Podía ser que la niña me hiciera la vida imposible y yo a ella, pero no podía negar que cuando ambos lo permitíamos, nos divertíamos muchísimo. Tenía un lado blando para ella. Siempre que se caía o lastimaba, me era imposible no preocuparme por ella. Era tan pequeña que sentía necesidad de protegerla.
"¿Entonces qué es?"
"Mama pago mucho por esta muñeca." Hizo señas al juguete. Yo ni siquiera tenía a mi mama viva y ¿ella se preocupaba por eso?
"¿Esto es por el dinero?" La mire incrédulo.
"¿Que? No." Sacudió su cabeza, su cabello rebotando de un lado al otro. "Nosotros no tenemos dinero como ustedes." Su labio inferior salió, en un puchero casi desesperado.
"¿Ah no?"
"No, pero mami me ha comprado esta muñeca, porque pensó que la quería. Era muy cara y ahora se arruinado por tu culpa." Su expresión triste, cambio rápidamente a enojada.
"La muñeca no se hubiera caído si no me la hubieras intentado quitar." Le dije en el mismo tono a la defensiva.
"No lo hubiera hecho, si no me la hubieras quitado."
"No te la hubiera quitado, si no hubieras aventado mi rompecabezas."
"Lo hice porque jalaste mi cabello."
"Y yo hice eso, porque me aventaste agua a la cara." Ambos nos mirábamos muy enojados, hasta que su abuela se asomó por la puerta de la casa.
"¿Lea, amor? Es hora de irnos." Se asomó Rebecca, su abuela por la puerta del jardín. Orgullosamente, Lea quito todo rastro de lágrimas de su rostro y asintió con una sonrisa fingida a su abuela. "Vamos, despídete de Harry. Te espero dentro." Cerro la puerta tras de sí.
"Adiós bobo." Se levantó del pasto, intentando limpiar su propio vestido y echó a andar. Tomando su muñeca con ella y sin mirarme una vez más. Decidí no responder y solo sacudí la cabeza, tirándome en el pasto, mirando las nubes.
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"¿Tienen que venir?" Arrugue el ceño, a mi abuela. Quien decidía ignorar, que no me agradaba en lo más mínimo que vinieran, ella soltó una carcajada y dio unos golpecillos en mi frente.
"Oh Harry, sigues en la etapa en la que eres alérgico al género femenino." Siguió moviéndose por el grande comedor de nuestra casa. "Pero llegara el día, en que te darás contra la pared, por desperdiciar tu tiempo ahora, al estar rodeado de una niña tan preciosa como lo es Lea." Rodé los ojos y tome un chocolate de la pequeña canasta que estaba a la mitad de la mesa y sonreí para mí, cuando la abuela no se dio cuenta.
"Es exactamente eso, abuela. Es una niña, no una mujer." Me deje caer en el sillón. Ella hecho la cabeza hacia atrás y rio fuertemente.
"Ya lo veremos." Me encogí de hombros y prendí la tele, mientras que ella caminaba a la cocina, seguramente para comenzar a hacer la comida. "Oh, y ¿Harry?"
"¿Si?" Murmure sin quitar los ojos de la televisión.
"Ya sabes la regla de los chocolates, has tomado uno así que hoy lavas los platos." Me guiño un ojo y entro a la cocina.
Demonios.
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preludio [h.s.]
Fanfiction[precuela de el marine] Cada historia tiene un inicio. Su principio. Su preludio. Este es el de Harry Styles y Lea Stuart. Preludio, precuela de El Marine. © Ifyouseejoe 2014