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Dos días han pasado y nos hemos alojado en la mansión del clan de los hijos de la noche, aun muestra las guerras de aquellos horribles asesinatos, aun se huele las sangres en cada parte de ese minúsculo lugar, nada se ha movido, nada está fuera de...

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Dos días han pasado y nos hemos alojado en la mansión del clan de los hijos de la noche, aun muestra las guerras de aquellos horribles asesinatos, aun se huele las sangres en cada parte de ese minúsculo lugar, nada se ha movido, nada está fuera de lo normal y no puedo quedarme sentado en ese lugar donde encontré el cuerpo de mi mejor amigo mientras miro una pared y muerdo mi labio inferior para no llorar de nuevo. 

Me duele como si estuviese en el mismísimo Edom, pero prometí romper y llorar por la vida de todos mis seres queridos que fueron asesinados una vez terminado esto, será un duelo eterno que se irá sanando con el tiempo, pero por ahora debo tragarme ese dolor y ocultarlo lo más que pueda. Un día serán liberados, un día llorare por todo lo que ha pasado, pero habré cumplido, los subterráneos del mundo vivirán libres, como seres humanos que son, me agradecerán por esto y entonces ira sanando, de apoco, a pasos lentos y no me calificare mas como el gran brujo de Brooklyn, príncipe de los infiernos, hijo de Asmodeus, si no solo como el gran brujo de Brooklyn que marco la historia.

— Mírame, aquí, solo, pensando en ti — digo en una risa irónica mientras cierro los ojos— Nunca en mi vida pensé tenerte tan lejos como ahora hermano, siempre seriamos los tres mosqueteros de aventuras, tu, yo y Catarina, las anécdotas se recordarían cada siglo. Hoy solo soy un mosquetero, con un hijo adoptivo y a su novio a los que cuidare con toda mi alma. Les extraño.

Dejo escapar un suspiro para deshacer del dolor que yo mismo me estoy causando mientras estiro mi cabeza entre mis brazos que están tendidos en la mesa mientras apoyo mi frente en aquella madera diciéndome de no llorar en susurro, aquí no, no cuando los Nephilim están en mi compañía en esta casa, no quiero contagiarlos de esta emoción tan melancólica, no quiero que recuerden a sus padres en este lugar, en esta noche.

— La comida esta lista.

Alexander esta en el marco de la puerta, está pasando un pañuelo por su frente y su pelo va despeinado, me levanto mientras camino hacia él quien se ha dado vuelta con rapidez y ha huido de mi acercamiento, ha estado así desde mi gran comentario hace dos noches, aun sigo pensando mis razones de por qué he hecho eso, solo es que siento que el niño Lightwood le pasa algo conmigo, sus sonrojos, sus miradas constante hacia mí, su manera de llamarme por mi nombre, diciéndolo tan lento como si quisiera saborearlo antes de dejarlo salir, y sus huidas. 

Además no puedo negar que siento una ganas tremenda de probar a ese niño, he estado con muchos Nephilim antes, pero nunca uno virgen, es como encontrar el oro en el fondo del mar. Sé que es Alexander Lightwood, uno de los responsables de todas las desgracias de nuestro mundo, pero ya lo he perdonado aunque me cueste creerlo aun, porque sé que Ragnor lo haría si estuviera en mi lugar, si supiera que este niño ha sido una marioneta, y porque estaría de acuerdo que tiene las características que me hacen volver loco.

Camino hasta la sala, tres platos con algo que se hace llamar comida esta en las mesas ratoneras y tres vasos de agua, miro a Jace que trata de fingir que aquello que está viendo es una delicia, cuando puedo notar que no es así, lo que hay en los platos parece un tipo puré liquido de tono marrón, que me hace acordar a algo desagradable. Me siento en el suelo y tomo el tenedor casi temblando, el apetito se me ha ido con solo mirarlo, y no hablar de que el olor no es nada agradable para mi nariz, no creo que sirva para ser cocinero, solo es un Nephilim hábil para las luchas, no para esto, veo como Alexander está esperando por nuestras acciones, el primero es Jace quien toma un poco de aquella comida para meterlo a su boca, viendo como sonríe mientras mastica, puedo verlo, no es rico, no es nada rico, Jace parece por vomitar, no puedo comer y romper las ilusiones de un Nephilim.

— Riquísimo Alec— Dice Jace después de tragar— vamos Magnus prueba esta delicia.

No puedo creer lo mentiroso que es, por no enfrentar y decirle la verdad a su Parabatai de que no tiene las manos hábiles para esto ni para dar un buen aspecto a algo que se llama comida, veo como ambos me miran esperando mi acción, y sé que no soy bueno para mentir, se va a notar en mi cara cuando aquello toque mi paladar que es muy fino cuando se habla de gusto, y no quiero decepcionar al chico por esto, cuando se ha esmerado mucho con solo ofrecerse a hacerlo. 

Tomo el tener con firmeza y lo unto en aquel puré, viendo como parece ser chicloso, trato de descubrir sus ingredientes y echar una escusa de ser alérgico, aunque es tarde, debo hacerlo, me estoy dando apoyo mental en estos momentos, entonces como una salvación la puerta suena y soy salvado porque se han puesto alerta y yo he tenido que soltar aquel tenedor para seguirlos a ver quién es a estas horas. Después de ver que son los licántropos y algunos hijos de la noche acompañado con brujos, los dejo pasar explicándole mientras pasan que los Nephilim están conmigo para que no les intimiden con la mirada que le están echando cada uno de ellos, se que deberé contarles una vez más a todos lo que estoy haciendo, como comenzó y que fin lleva esto para que entiendan y no se dejen guiar por instintos, se que esta vez nadie ira a las manos de Valentine a contarle todo.

— Gracias por venir, pónganse cómodos, será una noche muy pesada y necesito su mayor atención, porque esto puede salvar nuestra vida y nuestra libertad, o llevarnos a una vida sin fin de sufrimientos y ocultación de ese monstruo de Valentine Morgenstern.

Con solo escuchar su nombre la sala se alboroto, será una noche pesada y dura de dirigir, pero por lo menos me evite aquella comida porque he hecho aparecer comida de verdad frente a mis ojos, con la escusa dada a Alexander que el viaje para los inquilinos debe ser agotador y lleno de hambre. 

Cazador. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora