El sanitario de caballeros también había perdido la electricidad, más sin embargo las ventilas de vidrio permitían que un poco de luz se filtrara al interior, pudiendo distinguir algunos objetos, pero nada de esto ayudaba a Silke a comprender por qué la privaban de su voz y movimiento. Un hombre la tenía contra su pecho inmovilizada con el brazo izquierdo y la mano derecha vestida con un guante cubría su nariz y boca algo que le causaba un tremendo desagrado. Intentaba zafarse pero todo era inútil, nisiquiera podía alcanzar su blade, y podía sentir como su corazón palpitaba rápidamente debido a la incertidumbre del momento. Todo se volvió más terrorífico cuando fue llevada en contra de su voluntad hasta el tercer y último cubículo, donde temiendo lo peor, comenzó a moverse con mayor fuerza intentando que la soltaran.
-Guarda Silencio. Nos buscan. – Le susurró una voz familiar sobre su oído derecho.
La alemana desistió de su escape al reconocer a su captor. Asintió con la cabeza y solo entonces Kai la soltó lentamente para cerrar con cuidado la puerta del sanitario. Silke suspiró sigilosa y más relajada, ya que por un segundo pensó que no volvería a ver a sus compañeros y que estos nisiquiera se percatarían de lo que le había ocurrido, aunque no veía el por qué de la actitud de su compañero ruso.
Kai se subió encima de la tapa del wc y le indicó a Silke hacer lo mismo. Ya arriba la chica se pegó contra la pared trasera del cubículo mientras el bicolor le hizo una ceña, poniendo un dedo sobre sus propios labios. Silke no entendía lo que acontecía aún así asintió preocupada pero confiada a la espera de nuevas indicaciones.
Junto a la pista de baile, la luz de diez lámparas de mano alumbraba los rostros de pocos amigos de los Blitzkrieg Boys a tan solo medio metro de distancia.
No hubo órdenes por parte de los sujetos que los rodeaban, sin embargo el equipo ruso evitó movimientos bruscos. Los cuatro se quedaron en silencio, y Tala se mantuvo tan quieto como una estatua con medio trago de camino a su destino.
Lentamente se escucharon pasos desde el acceso al bar, aquellas pisadas confiadas se aproximaban cada vez más, pasando entre las mesas y bancos caidos, pateando de vez en cuando cualquier objeto que se interponía en su camino.
-"Este parecía un lindo lugar, no como las pocilgas que suelen visitar" – Mencionó en ruso una voz que arrastraba las palabras la cual perfectamente era reconocida por el cuarteto de beyluchadores.
Ian miró inconforme a su líder, quien le devolvía la mirada ignorando al recién llegado situado a una mesa de ellos. Bryan alzó una ceja extrañado y Spencer bajó la mirada. Los cuatro se preguntaban en silencio por qué él estaría ahí en ese preciso momento.
El sujeto tranquilamente alzó una botella que aún permanecía en pie sobre una mesita y olfateó el envase.
-"¿Vodka italiano? ¿Pero que clase de bebida para niñas es esta?" – Preguntó ofendido, para luego lanzarla contra un muro, haciéndola mil pedazos creando un sonido violento.
Aquel comportamiento era casi infantil, ridículo y poco profesional, por buenas razones él no era bienvenido en el círculo de los que yacían sentados a la espera de ver concluida su rabieta para saber de qué demonios se trataba.
-"Y bien buenos para nada, ¿dónde está Kai?" – Dijo finalmente acercándose a la mesa, recargando ambas palmas sobre de ella mientras miraba de un lado al otro reconociendo esas caras familiares.
-"Ese es tu trabajo, no el mío." – Respondió Tala cortante, degustando rápidamente su trago para devolver el caballito vacío a la mesa.
-"¡Tan amistoso como siempre Tala!" – Insinuó sarcástico el chico que se revelaba castaño entre las luces, de unos veinte años con una cicatriz que cruzaba verticalmente los párpados de su ojo derecho, quien inmediatamente realizó una seña con la mano y dos de sus acompañantes se alejaron de la mesa introduciéndose más al bar revisando cada rincón, mientras él cómodamente tomó el asiento vacío contiguo al pelirrojo. –"Supongo que apenas escuchó peligro y el joven Kai huyó como siempre, ¡bah! No sabe hacer otra cosa..." – Continuó hablando mientras se ajustaba un chaleco de vestir por encima de una camisa blanca que llevaba una corbata roja encima.
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Negocios y Beyblade
AdventureAdemás de jugar Beyblade un deporte de fama mundial, hay otras preocupaciones en la vida de familias adineradas con responsabilidades inimaginables, tales como una apretada agenda para supervisar las producciones de las empresas, cerrar negocios en...