Abril, 1983
"Tienes que tomar una decisión en esta casa, Torrey Gray. ¡Puedes llamarme mamá o puedes irte a un hotel!" dijo la mujer mayor justo antes de darle un abrazo a la joven.
"Me decido por mamá" dijo Torrey devolviendo la cálida bienvenida a la mujer.
"Y esta debe ser Jessica" dijo Jean Kent mientras cogía tiernamente al bebé de brazos de su hija.
"Creo que le debemos una" indicó Torrey al sonriente bebé. "Ha sido un ángel durante todo el vuelo. Ni siquiera yo podía mantenerla quieta ni cinco minutos". La rubia sacudió la cabeza en dirección a Taylor.
"¡Hey, si tú tuvieras piernas de adulto, tampoco podrías quedarte quieta!" dijo Taylor con fingido enfado.
"Oh, pobrecita mi niñita... ¿quieres que también te dé el biberón? ¿Te haría sentir mejor?" se burló Torrey de la morena mujer.
"¿Qué les has puesto a estas dos?" le dijo Jean a Jessica mientras la niña reía a las dos mujeres antes que a ella.
Taylor rió y dio a su madre un cálido abrazo y un beso en la mejilla.
"Te he echado de menos" admitió Taylor a su madre.
Jean Kent conocía a su hija. Mejor de lo que la joven mujer pensaba. La mujer mayor lo vio en el rostro de su hija en el momento en que atravesaba la puerta y presentaba a su compañera. A Jean ya le gustaba Torrey de antes. Había hablado con la joven en varias ocasiones, y cuando Taylor no estaba cerca, la joven rubia y la madre de su compañera charlarían durante horas de todo y sobre todo. Jean sintió desde el principio que la relación que existía entre las dos jóvenes mujeres era algo especial. Cuando Taylor le dijo que había planeado quedarse en Maine y aceptar el buen puesto en Diamond & Allen, Jean había dudado del juicio de su hija. Una vez habló con Torrey, sin embargo, la mujer mayor se dio cuenta de lo especial que la joven era y del genuino afecto que tenía por Taylor.
Ahora, con ambas mujeres frente a ella, la mirada de sus ojos era inconfundible. Taylor parecía más calmada con ella misma y con lo que le rodeaban de lo que su madre la había visto. La joven mujer que se había ido de casa hacía cinco años era retraída, hosca e irascible la mayoría del tiempo. La mujer madura que había aparecido ante su puerta era abierta y segura de sí misma. La preciosa morena lanzó un par de ojos zafiro a su compañera y sonrió. Fue en ese momento cuando Jean vio todo. Los brillantes ojos de su hija contenían sólo amor cuando miraba a Torrey. La mirada que la pequeña rubia lanzaba a Taylor era de completa adoración. La mujer se preguntó porqué dos personas que estaban tan enamoradas no podían verlo por sí mismas.
Torrey se divertía mucho con la madre de Taylor, escuchando historias de la joven artista, mirando los álbumes de fotos,... Por supuesto, Taylor gruñía mientras jugaba con Jessica. La morena mujer sintió que ya la habían humillado por completo cuando aparecieron sus fotografías de bebé completamente desnuda.
Fue una relajante escapada para ambas jóvenes. La madre de Taylor adoraba a Jessica y alentó a las jóvenes mujeres a salir y hacer algo de turismo mientras ella hacía de abuela. Al principio Torrey se negó. No quería imponerse a la hospitalidad de la mujer mayor. Cuando Taylor la arrinconó, sin embargo, la verdadera razón de la reticencia de la rubia salió a la luz.
"Stretch, nunca he dejado sola a Jessica con nadie que no fueras tú.
¿Qué pasará si sucede algo?" preguntó Torrey llorosa.
"Cariño, recuerda con quién la dejas. Mi madre no ha hecho tan mal trabajo conmigo, ¿no?" preguntó Taylor.
"No" murmuró Torrey mientras su amiga le secaba una errante lágrima de su mejilla.
"Haremos una cosa. ¿Porqué no comenzamos por salir por un almuerzo rápido hoy? Conozco un sitio con el que alucinarás, tiene sándwiches así de grandes". Taylor indicó el tamaño de un plato con sus manos. "De esa forma puedes tomarte un respiro y no estarás tan nerviosa por dejar a Jess con otra persona".
Taylor no estaba segura de si era su compañía, el sol del sur de California, o la comida pero después de varios días las dos mujeres pasaban todo el día en la playa y Torrey tenía tiempo para su vida. Cuando la joven rubia le confesó a Jean Kent que se sentía un poco culpable, la mujer la cayó y le dijo que esa era lo más cerca que estaría siempre de ser abuela y que estaba adorando cada minuto. Encima sucedió que Jessica se convirtió en la estrella del club de bridge de los martes a la tarde y Jean era la envidia de todas las mujeres.
* * * * *
"Oh, Little Bit, ésta es definitivamente tu camiseta" rió Taylor mientras colocaba una camiseta frente a su pecho. Era una imagen del universo con una gran flecha que decía 'Tú estás aquí'.
"Muy divertido" dijo Torrey con una sonrisa y una palmadita en el brazo de la alta mujer. "Si fuera ciega no te reirías de mí, pero como me oriento fatal sin más, tú te dedicas a meterte conmigo y reírte" dijo Torrey pretendiendo ignorar a su compañera.
Taylor se asombraba constantemente de la incapacidad de Torrey de distinguir el norte del sur a pesar de que el sol estaba claramente posicionado.
La artista se burlaba de la joven diciéndole que sería capaz de perderse en su propia casa.
"Taylor Kent" dijo una voz de mujer.
Taylor y Torrey se giraron hacia el sonido. Una alta mujer con el pelo rubio realmente corto sonrió a Taylor. Tenía suaves ojos castaños que sonreían aunque no lo hicieran sus labios.
"¿Robin?" dijo Taylor con dudas. "¡Maldita sea!" exclamó, aferrando la mano de la extraña en un apretón de manos.
"Le dije a Cin que eras tú. ¡No puedo creerlo!. ¿Qué demonios haces aquí? Oí que vivías en algún sitio de la Costa Este" finalizó Robin mirando a Torrey y sonriéndola.
"Oh, lo siento. Tor, ésta es Robin Manyon, una alborotadora del Instituto como yo. Robin, Torrey Gray" dijo Taylor presentándolas.
"Esto es tan curioso, Kelly y Barb están también en la ciudad. Ahora viven en San Francisco. Hey, hemos quedado esta noche en Chancey, ¿porqué no venís...? ¡Va a ser genial!" dijo Robin excitadamente.
"Bueno, no sé, no sé si tendré una niñera y..." comentó Taylor débilmente.
"¡Demonios!, ¿también tienes niños? ¡Cómo han cambiado las cosas! Quédate con eso en la cabeza, voy a por Cindy" dijo Robin sin tomar aliento.
La vieja amiga anduvo hacia una pequeña morena que estaba hablando con un tendero en medio de la calle.
"Taylor, ¿porqué no vas...? Te mereces un poco de diversión" dijo Torrey.
"Tor, sabes que no saldré si no es contigo. Son nuestras vacaciones, ¿recuerdas?" respondió Taylor.
"Entonces llévame contigo. Me merezco también algo de diversión" sonrió la pequeña rubia.
"Little Bit, Chancey es un bar de ambiente" dijo Taylor levemente.
"Oh... ¿eso significa que no tienen diversión?" preguntó Torrey traviesamente.
"Si, la tienen" sonrió la morena mujer.
"Pues eso" dijo Torrey.
"¿Estás segura?" le preguntó Taylor a su amiga.