Se hicieron las tres de la tarde. Lance había llegado a eso de la una y media, y Allura seguía sin aparecer.
Frunció el ceño y agarró su celular, buscó su contacto y se llevó el aparato a la oreja. La llamada fue directamente al buzón de voz. Le envió mensajes, pero no le llegaban. Ninguno.
- ¿Le habrá pasado algo?-se preguntó, apoyándose en una columna que allí había-. ¿Debería ir a buscarla?
Se levantó con un poco de brusquedad y comenzó a caminar por las calles vacías en busca de Allura.
Activó en su celular el rastreador de amigos. No lo usaba seguido, pero era una emergencia. En él tenía a Pidge, a Hunk, a Shiro y a Allura, menos a Keith. Hizo una nota mental de que, la próxima vez que lo viera, le preguntaría si podía tener su ubicación -aunque tampoco recordaba si Keith tenía un IPhone. Según Lance, sí-.
Miró la pantalla. La ubicación de Allura aparecía a tres cuadras de donde él estaba.
Apresuró la marcha y siguió el mapa que aparecía en su celular.
Al llegar, Allura no estaba por ningún lado. Extrañado, sacó la aplicación y tecleó su número.
El cesto de basura cercano a él comenzó a emitir el tono de llamada de Allura. Se acercó y lo vio: el celular estaba tirado junto con su bolso, mezclados con toda la basura.
Se aseguró de que nadie lo viera y tomó todo del cesto.
-¿Dónde estás, Allura?- susurró al aire.
Caminó en línea recta, mirando con atención los callejones -vacíos- hasta que la vio. Estaba sentada en el suelo, llorando, con las piernas raspadas y un poco de sangre, y algunos golpes en la cara.
-¡Allura! ¿Qué te pasó?- gritó Lance, dirigiéndose rápidamente a ella.
Dejó con cuidado su bolso en el piso y pasó el brazo por sus hombros. Allura sollozó y bajó la cabeza.
-Me asaltaron. Como no quería darles mi bolso, me golpearon. Pero estoy bien- lo miró. Lance la miró desconfiado-, sólo me duele- contestó, separando su espalda del brazo de Lance, e intentó levantarse. El chico se la quedó mirando y Allura perdió el equilibrio, volviendo a caer. Lance la agarró y se quedaron apoyados en la pared atrás suya. Los moretones de sus piernas le impedían pararse sin perder el equilibrio-. Mierda- masculló, con los ojos brillando de enojo.
Había dejado de llorar, cosa que Lance agradeció.
-Tranquila, yo te ayudo- dijo, tomándola suavemente del brazo. Después de asegurarse de que ella no se iba a caer y de que estaba bien apoyada en la pared, se separó unos centímetros-. Súbete a mi espalda.
Ella, con el poco equilibrio que tenía, saltó a su espalda y él la atrapó.
-Tengo una buena noticia para ti: tengo tu bolso y tu celular- dijo Lance, agarrando las piernas de Allura.
-¿En serio?
-Ajá.
-¡Muchas gracias!
Lance caminó hasta el bolso de su amiga y lo agarró.
-Y... ¿cómo me encontraste?- preguntó Allura, apoyando la cabeza en su hombro.
Lance le dio su bolso y ella lo agarró, sonriendo.
-Rastreé tu teléfono con la aplicación- comenzó a decir mientras se acercaban a la plaza- y luego te encontré unos pasos más adelante. Seguramente el ladrón se espantó por alguna razón y tiró tu bolso- arqueó la ceja, como si pudiera verla a los ojos-, ¿o me equivoco?
Allura soltó una risita tonta.
-En efecto. Comencé a gritar y, bueno, debe haber tirado el bolso- respondió sonriendo, aunque le dolía la cara-. ¿Cómo te fue con Keith?
Lance sonrió embobado, recordando todo.
-Bueno... bien, pero, cuando nos despedíamos, iba a darle un beso en la mejilla y corrió el rostro, y se lo terminé dando en los labios- contó suspirando, comenzando a sonrojarse-. Seguro él piensa que no me di cuenta, pero sí lo hice.
Allura se quedó callada unos segundos y Lance esperó una respuesta.
-Oh, me alegro mucho, Lance- contestó, sonando algo deprimida-. ¿Sabes, Lance? Creo que este es el momento perfecto para que te cuente algo. Sentémonos en aquel banco- dijo, señalando un pequeño banco de la plaza.
Lance frenó y la sentó donde le indicó.
-¿Qué pasa?- preguntó con tono de preocupación, sentándose a su lado.
Allura miraba a su regazo y jugaba con sus manos.
-Bueno, no sé cómo decirlo. Es que te veo muy feliz y ahora... no sé si es el momento...
Arqueó una ceja.
-Allura, acabas de decirme que era el momento correcto para que me digas algo.
Allura sonrió con tristeza.
-Sólo... no sé.
-¿Es malo?
La chica se encogió de hombros.
-No.
Lance rio y Allura sonrió chiquito.
-Ahora me lo dices, ya sacaste el tema.
Allura lo miró a los ojos.
-Me gustas.