Ojos de cristal [LIBRO 3]

Epílogo

OWEN

Observo la cabaña desde lejos una vez más, antes de ir al Cielo y hacer de cuenta que mi corazón no se ha roto. De hecho, a fingir que no tengo ni siquiera alma. Y es que antes era bastante sencillo interpretar mi personaje sin sentimiento puesto que  jamás había sentido algo lo suficientemente bello y doloroso como para no poder ignorarlo.

En su cama yace dormida aquella chica que se llevó todo de mí: mi cordura, mi moral y todo lo que alguna vez defendí. Emma está navegando entre sueños y, al abrir los ojos, ya no me recordará; ya no sabrá nada de nosotros dos, ni de ella.

Seré su propio cero a la izquierda, sin importancia alguna.

Pero no por mucho tiempo, anudaré centímetro por centímetro cada distancia que se nos sea impuesta. Soy lo suficientemente obstinado como para morir luchando por ella y la vida que realmente se merece, fuera de toda guerra. 

Estoy desplegando mis alas, a punto de partir, cuando entonces noto un pensamiento dentro de mí, que no es ni de cerca mío. Siento un dolor profundo pero ajeno y una confusión que es imposible de ignorar.

¡No me lo había imaginado! ¡Era cierto! ¡Tan real que asusta! Emma y yo de alguna forma terminamos conectados. Quizás Josha tenía razón cuando mencionó posibles efectos colaterales de estar tan cerca, pero yo creo que fuimos nosotros dos tratando de encontrarnos; yo intentando llegar a ella de alguna manera posible cuando mi padre empezó a apartarme del cuerpo de mi Honey que gritaba mi nombre.

Por un momento deseo que aquella vocecita que suena débil llame por mi nombre, como hace un rato, pero obviamente nada de eso ocurre.

Sin embargo, respiro, porque esa es señal de que no todo está perdido: quisieron separarnos, pero aún así encontramos una forma de estar juntos. 

Y lo estaremos por completo.

FIN