Let Me Help You

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Al encontrarse a tan sólo unos pasos de la entrada de aquella tienda, Sherlock había tragado algo de saliva sin darse cuenta y entró al establecimiento no leyendo el nombre de este. No era importante, después de todo.

No caminó mucho cuando el empleado de la tienda le habría saludado, justo a su derecha, Sherlock se encontraba con un hombre de cabello rubio cenizo, de pie por el momento detrás del mostrador.

"Hola." Saludó aquel empleado con una sonrisa leve en su rostro mientras que Sherlock se adentraba más en la tienda. "Perdón pero ¿Podrías mostrarme tu identificación?" El sujeto hizo un ademán con su mano luego apoyándose del mostrador.

Observó al sujeto de arriba hacia abajo no por mucho tiempo, de más de 25 años, estudiante de medicina, bastante lindo... Sherlock bajó la mirada para después buscar en su abrigo y sacar su identificación de la cartera en donde se encontraba, la dejó en aquel mostrador para que el empleado pudiera observarla y desvió la mirada hacia la izquierda, algo de rubor en sus mejillas. Por supuesto que sabía que algunas veces la gente creía que era menor, así que no le había sorprendido que el trabajador le pidiera su identificación.

"Aquí tienes... Sherlock." Dijo el sujeto tendiéndole la identificación, Sherlock tomándola rápidamente para poder guardarla. "Soy John, puedes hablarme si necesitas ayuda con algo." La voz de John era bastante coqueta mucho más cuando ésta había sido acompañada con una sonrisa que Sherlock estaba comenzando a notar que lograba prender color a su rostro.

"Gracias... John..." Casi susurró Sherlock, su mirada hacia otro lado de inmediato comenzando a buscar algo que llamara su atención.

Estando frente a la sección donde había varios juguetes, entre ellos dildos, por la mente de Sherlock pasó el hecho de que en verdad tenía la necesidad de probar uno, sólo había estado masturbándose con sus dedos últimamente y mientras más pasaban los días sentía que necesitaba algo más... grande, dentro de él. Tomó el que más le llamó la atención, analizando toda la longitud del juguete. Un dildo vibrador con control de color morado de no más de 15 centímetros de largo, lo sostuvo con ambas manos para después elevar su vista una vez observando los estantes hasta que hubo terminado, dirigiéndose a otra sección. Sherlock miraba con detenimiento el estante en donde se encontraban varios dispositivos de castidad, sonaba interesante aunque no estaba tan seguro de probar alguno. Sherlock agarró la primera cockcage que no podía deja de mirar, el material era de plástico y de color rosado.

"¿Has usado una con anterioridad?" Sherlock escuchó la voz de John detrás de él, a sólo unos cuantos pasos, volteó no sorprendiéndose tanto pero su corazón había latido bastante rápido. John tenía los brazos cruzados, se veía relajado y por unos segundos su mirada viajo por los estantes frente a Sherlock.

"Eh... yo, no..." Balbuceó Sherlock moviendo su cabeza de un lado a otro con suavidad, John ya estaba casi al lado de él, su vista por completo en Sherlock, nada intimidante pero para el castaño ya era demasiado para sentir algo de calor en su rostro.

"Oh, ese es uno bueno." Dijo John expresivamente señalando el dildo que Sherlock ahora sostenía con su antebrazo haciendo presión contra su pecho. "Nos acaba de llegar de hecho, y escuché que era bastante bueno." John le volvió a sonreír. "¿Entonces no? ¿Nunca has usado una de esas?" El rubio le recordó su pregunta a Sherlock. "Oh, debí haber preguntado ¿Es para ti?"

Sherlock asintió tímidamente, John hizo un ademán para que Sherlock le diera el juguete, el otro chico lo observó unos instantes cuando lo tuvo en sus manos.

"Ven, puedo explicarte cómo ponértela." John se movió dirigiéndose hasta un sofá de dos plazas en medio de esa parte de la tienda, afortunadamente era la parte trasera de esta. Sherlock se sentó a la izquierda de John y este abrió la caja donde se encontraba aquella cockcage, comenzando a dar una corta pero bastante completa explicación, la cual Sherlock no procesó por completo, ya que la mirada de John encima de él y aquellas sonrisas coquetas le distraían demasiado. La mano izquierda de John ahora reposaba en su entrepierna mientras que los últimos detalles de la explicación terminaban.

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