12: Dragón.

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  Los pasos del equipo producían eco en la nave, tiñendo los escombros calcinados con un sabor sombrío. Se había tardado demasiado tiempo en organizar la revisión de daños de los laboratorios War Tech. Cuando estallaron sin previo aviso, el gobierno priorizó desalojar los edificios de alrededor con la excusa de prevenir posibles derrumbes por daños estructurales. Realmente no querían a ningún curioso mientras ponían la zona en cuarentena. Levantaron controles militares e instalaron una carpa láser hermética que impidiera ver el interior. Fue entonces cuando se afanaron en retirar los escombros de la zona hasta encontrar lo que buscaban: una entrada a las plantas subterráneas del complejo y los secretos que contenía. No sabían lo que se iban a encontrar, pero debían ser cuidadosos. Mucha gente había desaparecido, y el comunicado oficial era que estaban buscando supervivientes. Formando parte del grupo de reconocimiento que se adentró entre las ruinas, Derek esperaba dar con su mujer, una de las recepcionistas del edificio. Muy a su pesar, sabía que en el fondo esperaba encontrarla muerta.

  ―Sabes que nunca he sido mala persona ―se defendía con tono compungido, recordando aquellos momentos―. Nunca he querido hacer daño a nadie...

  Entraron en el edificio principal entre dos paredes que se mantenían en pie como solitarios estandartes chamuscados. El lugar se había venido abajo. Se adentraban en un terreno desolado, con cuerpos y máquinas igualmente repartidos a pedazos por doquier. Las salpicaduras de corrosión y sangre decoraban las pocas estructuras que no habían sido reducidas a escombros. El grupo se detenía en cada cuerpo para identificarlo si era posible, analizando el código serial del dispositivo que todo ciudadano debía llevar implantado en la muñeca... Si aún la llevaba pegada al cuerpo.

  ―Ya ves, allí estábamos ―suspiró Derek―, buscando indicios del motivo de aquel desastre, y yo intentaba rechazar mis propios pensamientos, como siempre sintiéndome una mierda...

  Tras reconocer la planta principal sin encontrar los restos que esperaba, bajaron a los niveles inferiores a través de un laberinto de escombros. Reinaba un ambiente polvoriento, y una tibia neblina abrazaba sus tobillos, mientras se agachaban avanzando bajo restos de cemento y vidrio. Seguían bajando hacia las salas de alta seguridad, las que realmente preocupaban al mando superior. Aquellas en las que un fallo podría desencadenar horribles catástrofes de escala universal. El tiempo en que se investigaban formas de generar energía infinita había cedido ante necesidades bélicas más viables y horribles.

  ―El suelo cedió bajo los pies de un compañero, y yo salté para agarrarle. Fue mi instinto, mi naturaleza, me impulsé y aferré su mano a través del agujero... Tú habrías dicho que fue estúpido. Tal vez... era mi miedo al dolor, a la decepción. Aquello no hizo sino empeorarlo.

  Otros dos compañeros del equipo sujetaron a Derek, y sin dejar de gritar por el intercomunicador de sus trajes de aislamiento, subieron de nuevo el cuerpo de aquel desafortunado. Su máscara se había roto de un golpe al caer a través del suelo agrietado, y apenas podía respirar. Cuando le tumbaron entre la neblina, levantando volutas de aquel velo traslúcido a su alrededor, su rostro se había hinchado de manera grotesca, los ojos inflamados como globos, y una masa gelatinosa asomaba a sus labios. Le inyectaron adrenalina, pero cuando cesaron las convulsiones, su corazón había dejado de latir. Sólo su piel seguía sacudiéndose espasmódicamente, a medida que se abultaba con quemaduras, costras y pústulas. El equipo desvió la mirada hacia el hueco que había abierto.

  De aquel agujero oscuro ascendía una lenta nube de esporas, mezcla de prácticamente todos los productos volatilizados en los laboratorios de alta seguridad, como una tóxica lengua química relamiéndose ante su alimento. Como si hubiera pasado años sin probar bocado.

  ―Teníamos que entrar allí... Teníamos que seguir el informe, y yo sólo esperaba no encontrarte acusándome de mi inutilidad, como siempre que intento ser mejor persona, siempre que intento sobrellevar tu hielo y tu indiferencia para ganarme un respiro que no llega.

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