No hay encuentros pero si palabras.

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Huir, esa era mi arma secreta, y siempre lo ha sido, eso es de cobardes dicen, esto es de sabios pienso yo.

No hay mayor némesis que el que calla y otorga, puesto que aprenderá de su adversario y no brinda ni la más mínima de sus debilidades, asombroso, único, perfecto diria yo.

Pero ¿como sé que realmente gano yo? Simple, todas mis teorías se confirman cuando a las 7:09 pm llega a mi cuenta una solicitud de amistad, asi de simple se que el extraño del café cayó, mi nueva victima, mi nuevo adversario, y vaya que disfrutare destrozarlo, enseñarle que en la vida, lo único que en realidad se siente es el dolor y nada más.

Con el paso de los años descubrí cómo manipular al otro género, alguien muy sincero se ve desesperado, pero alguien muy frío dejará de ser interesante. Dos sonrisas, un amago de ceño fruncido y un par de temas directos son lo que hacen falta, nunca saludas primero, nunca te despides de última. HAZLO. 

A las 9 confirmó la invitación a jugar. 

-Hola- escribe 

-Hola- respondo

-Ahora si me darias tu numero- pregunto directo.

-No le doy mi numero a extraños - escribí recordando nuestra conversación de hace horas.

- No es cierto, ahora somos amigos, al menos eso dice Facebook, y el no miente. - Contraataca y mentiría si no dijera que una sonrisa cínica se me escapó de la boca, que sujeto.

- Pero yo si lo hago 


La última oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora