§ 16 §

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P.O.V Dayana.

Corro por las calles agitada y termino llegando a casa de Will, pasó directamente hacia el patio donde Will está cortando madera con un hacha, deja de hacerlo cuando me mira.

Al ver mi rostro, el cual tiene una ligera sonrisa, se vio un pequeño rastro de esperanza en sus ojos.

- ¿La encontraron? ¿Ya está aquí? - su voz sonaba bastante esperanzada.

Hice una pequeña mueca mientras caminaba hacia el.

- Algo así, sé dónde la tiene, pude verla, está muy mal y debemos actuar ya.

- Juro que lo mataré si le llega a tocar un pelo.

- Mejor no te digo como estaba, la tiene en su planeta, debemos encontrar o crear un portal justo donde lo vimos por última vez.

- Así nos llevará a donde él está.

- Exacto

Sonrió complacida al ver que me entiende, ambos salimos de su casa y nos adentramos al bosque revisando bien por donde íbamos.

Ya vamos por ti Frister, aguanta.

P.O.V Frister.

Caigo al suelo lastimada con las piernas temblando y sin ropa mientras dejo salir lágrimas de mis ojos apretando el suelo.

- Siempre tienes que complicar todo - Abalám hablo mientras se levanta de la cama desnudo y camina hacia mi sonriendo sádicamente.

Me arrastre por el suelo lo más que pude sintiendo todo mi cuerpo herido, no logré mucho ya que tomo mis tobillos y me subió de nuevo a la cama de un jalón logrando que la cadena en mi pie lastime más este.

- Solo relaja tu cuerpo y no va a doler pequeña.

Dejo salir una lágrima mirando hacia la pared sintiendo como se pone sobre mi.

(...)

Escucho como a Abalám sale de la habitación dejándome sola en esta con las muñecas rojas por su agarre y mis piernas lastimadas con moretones en los muslos.

Esto estaba haciendo que me pesará el simple hecho de abrir los ojos, pero tengo que ser fuerte, por mi planeta, por mi familia, Dayana me avisó que viene en camino, pero no sé cuánto tardará, por lo que debo arreglarme las sola desde aquí.

Tomo todas las fuerzas que me quedan en el cuerpo y logro levantarme de la cama entrando al baño limpiando mi cuerpo lo mejor que puedo sin mirarme al espejo, no quería ver que es lo que había hecho conmigo.

Escucho la puerta abrirse y me cubro con una bata de seda roja que estaba ahí en el baño saliendo moviendo mi cabello.

Una chica de cabellos azules hasta los hombros lacios, su piel morena y perchas por todo el rostro la hacían ver cómo de confianza, pero no me iba a dejar llevar por las apariencias, sus ojos oscuros se posaron en mí y Vi como hacia una mueca al ver mi estado.

Entiendo que me veo mal, no era necesario que me lo recordarán.

- Vine por usted su majestad.

La escuché decir, mi ceño se frunció mientras mi vista se fijó en ella mientras soltaba un suspiro.

- ¿Ahora que? ¿Las latigazos?

- No, necesito que se ponga algo de ropa para salir de aquí.

Al escuchar eso mis ojos se abrieron como nunca antes por la sorpresa y seguí sus movimientos con mi mirada. Camino hacia la cadera y de un toque hizo que está se hiciera polvo y cenizas.

Mi boca se abrió levemente por la impresión mientras mi mente comenzaba a nublarse un poco.

- Soy hábil con los metales, ahora a cambiarse rápido y salga para largar nos de este infierno.

Salió rápido de la habitación y no espere ni dos segundos para correr al armario y ponerme uno de los tantos vestidos que estaba ahí, me puse el vestido rosa pastel con flores en las esquinas y corsé algo apretado, abro las puertas de la habitación y Vi a la chica a un lado con un arco y flechas. Al verme sonrió complacida y asintió.

- Hora de irnos - Dijo mientras ambas comenzamos a caminar rápido y con cautela mirando hacia todas partes en cada pasillo.

Varios reptilianos estaban en estos por lo que unos terminaron con flechas en la cabeza o enredados con hiervas venenosas. Matando los lentamente.

- ¿Quien te envío? - dije mirando a la chica de manera curiosa.

Ella río levemente y giro su cabeza hacia mi.

- Perdone usted, mi nombre es Kataigída y digamos que soy una vieja amiga tuya, solo que no me recuerdas.

Mi mirada demostraba mi condición y curiosidad, pero decidí continuar la charla después, ahora debíamos huir.

Con mucha suerte y varios reptilianos muertos después logramos salir del castillo, corríamos por los jardines del palacio, que son de pequeños volcanes y árboles de fuego logramos llegar a las afueras.

- Ahora esperamos - dijo Kataigída de manera agitada.

Mi respiración era muy rápida por todo el recorrido hasta llegar aquí, íbamos a salir.

- ¿De nuevo? En serio pequeña, debes aprender a obedecer.

Escuché su voz a mi espalda, por lo que gire rápidamente hacia el con el rostro serio, su expresión era de puro coraje pero sabía que no podía ir a ningún lado sin un portal, suerte para el, no tengo capacidad de hacerlos, solo de verlos.

- No te acerques a mi maldito demonio.

- Ya la escuchaste, atrás- Kataigída hablo apuntando le con el arco.

La risa de Abalám provocó que mi piel se erizará de miedo mientras trago saliva apretando mis manos.

- Tú pequeña arma no puede hacerme nada bruja estúpida - Hablo el de manera molesta.

- Su arma no, pero yo puedo ganarnos tiempo.

Después de decir esto apunte mis manos hacia el, las cuales estaban brillando con rastros verdes. Su mirada se fue hacia mi borrando su sonrisa.

- Tú eres mía, Frister, déjate de juegos y acepta tu destino.

- Tú no eres mi destino y ti no te pertenezco maldito lunático.

Justo después de eso cree raíces en sus piernas comenzando a undirlo en la tierra apretando mis mandíbulas hasta dejarlo enterrado completamente.

- Buen movimiento princesa, ahora sí. Busca el portal.

Me dijo y yo hice caso, mi mirada paseo por todo el lugar hasta lograr ver uno en el suelo algo alejado, lo señalé apurada y ambas comenzamos a correr a este, me sorprendo al ver a Will surgir del portal seguido de Dayana.

Ambos al verme sonrieron demasiado alegres, yo igual, también deje salir lagrimas.

Un agarre en mi pie hizo que cayera al suelo, gire mi cabeza a este viendo la mano de Abalám resurgir de la tierra, seguido de su cuerpo entero jalandomela hacia el.

- ¡No! ¡Dayana! ¡Will! - grite a todo pulmón buscando ayuda.

Esta en mi sangréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora