Al primero que vi, fue al príncipe Alberto; él era viejo y gordo, de mejillas exuberantemente rojas y mirada asustada. Lucía como un conejito longevo.
-Su Alteza...- decía al tiempo que me inclinaba.
-¡Olvida la etiqueta! En cualquier momento podríamos ser atacados...
-Tranquilícese Alteza, estará a salvo en cuanto mi tío y yo nos hagamos cargo de esto.
Se veía a simple vista que el príncipe estaba asustado hasta la médula. Lamentablemente a mí ya no me conmovía, después de todo, no les iba a pasar nada, nada en absoluto, ya que todas esas situaciones de riesgo, presuntos secuestros y robos a mano armada eran realizadas por gente especializada que Luis tenía a sus órdenes.
Ellos o corrían ningún peligro real.
-¡No seas tonta! En éste momento estamos corriendo peligro. ¿Eliza, dónde está Pradaline?
Al parecer, la mujer a su lado era la princesa consorte, Eliza de Valbalunia. Por poco me soltaba a reír a carcajadas, ¿Pradaline? ¿Qué clase de persona tenía un nombre así? Por supuesto me contuve, y puse la expresión más dura y seria que pudiera tener; después de todo, ellos nos pagarían bastante bien por esta treta.
-Le he pedido a tu tío, que se lleven a mi pequeña Pradaline lejos de aquí. Ella es mi mayor prioridad.
Fue entonces que caí en la cuenta de que al parecer, Pradaline era la princesa heredera. Estaba comenzando a ponerme de mal humor, eso de que todo el mundo fuera príncipe era bastante raro y ligeramente incomodo; sólo faltaba que llegara el tío Luis desde una ventana y me dijera que también tendríamos que proteger a la princesa impostora, hija del primo hermano príncipe antagonista. .
-Buenas noches, princesa.
La princesa consorte saludó a su hija en un idioma que me imaginé se trataba de francés, pero no lo hablé nunca, por lo que sólo eran suposiciones mías.
-Me temo, Srta. Kuzmich, Pradaline no habla otro idioma que no sea el suyo, por lo que tiene a Edwardo con ella todo el tiempo. Es su traductor.
-Un placer- saludó el que debía ser Edwardo.
Por poco me quedo sin aliento, él era realmente guapo, ¡Oh claro que sí! Incluso yo, que me gusta darme mis aires de ser excesivamente selectiva y suponer que ningún chico es tan superficialmente perfecto como en mi cabeza, lo aceptaba. Tenía un aspecto latino increíblemente irresistible.
-¿O sea que debo llevar conmigo a la princesa y a su traductor?
-Así es. Tu tío encontró un refugio, no quiso darnos más detalles.
-Sólo cuida bien a nuestra pequeña.
Los príncipes me miraron significativamente.
-Así lo haré.
No tenía nada más que decir. Habría deseado que me dejaran descansar al menos esa noche, y en vez de dejarme marchar a mi habitación en el hotel; me vi yendo a una furgoneta al lado de la pálida princesita, frente al guapo Edwardo; sin saber exactamente hacia donde nos dirigíamos, no me quedaba nada más que confiar en que el tío Luis hubiera encontrado un buen lugar.
En la radio sonaba lo que el chofer me dijo era el último éxito de "Savannah", la cantante de ópera del momento; al parecer, Pradaline era su gran fanática, porque iba cantando cada la canción con más ánimo del que se podía esperar; también intercambió algunas palabras con su traductor, creo que comenzaba a estar asustada. .
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Sin Salida
Short StoryKay es una estafadora, a la que no le agrada mucho la idea, pero no le queda más remedio, además todo marcha muy bien y está planeando su ultimo movimiento... hasta que la embaucadora es embaucada.