Dos de Febrero de dos mil diecinueve.
Nos quedamos en el "¿Qué hubiese pasado?"
Recuerdo que cuando conocí a mi primer amor, fue un veintidós de marzo, un martes y una semana santa, para ser exactos. Y no, no quiero sonar acosadora sino que el hecho de haberle conocido ese día quedará en mi mente durante mucho tiempo. Era de madrugada y él acababa de llegar de un viaje. El Internet fue el medio que se hizo presente en nuestra amistad, fue como nuestro hilo rojo.
La primera conversación fue bastante trivial, unos cuantos datos personales y él me contó mucho de su persona, de sus gustos y habilidades, es un muchacho bastante talentoso e inteligente. Lo intuí desde el primer día. Comenzamos a habituarnos el uno al otro, nos contábamos todo y éramos una especie de mejores amigos. Pasó el primer mes y con él, la primera despedida, Albert se quería ir de mi lado porque la persona que nos presentó, se había enterado de mi platónico hacia él y decía que no podíamos ser siquiera amigos por mirdo a perder a su amigo, códigos de chicos, me dijo. Luego volvimos a hablar y dejamos atrás todas esas estupideces de decirnos "adiós" y sin embargo, discutíamos de vez en vez y, ahora que lo pienso, pasábamos más tiempo llorando el uno por el otro que bueno, mejor ni les digo.
Recuerdo que en medio de una conversación nocturna, él me preguntó que qué había visto yo en él, pues generalmente era bastante obstinado, odioso y un poco, solo un poco irritante. A lo que yo, ya adormilada y con los sentimientos a flor de piel, le respondí:
"me gustó esa manera que tienes de enojarte con el mundo, mientras que el único problema es el que te creas en la cabeza, me gustas porque desde el primer instante supe que no sería fácil nuestro camino; pero ya ves, lo difícil siempre termina siendo interesante.
Me gustas porque no pretendiste ser otra persona desde el inicio, siempre eres transparente y, aunque a veces tratas de encogerte en un caparazón, encuentro la manera de sacarte de ahí.
Te amo porque eres lo opuesto a mí y mientras yo brillo con luminiscencia, como si del sol se tratara, tú encandilas con la belleza que traes dentro, como si de la luna se hablara.
Te amo porque sí, me gustas porque eres el único obstinado que no me saca de mis casillas"
Luego fue mi turno de preguntar:
–Y tú... ¿Qué te atrajo a mí?
–Lo primero que vi en ti fue esa manía de siempre querer saber lo que tengo, de querer ayudarme en mis noches de llantos, de querer hacerme sonreír. Tu temperamento es lo de menos, pues lo impredecible que traes contigo fue motivo de mi acostumbramiento hacia ti.
Me dije, ¿Por qué no? Eres una niña bastante bonita, impredecible y dulce, y eso, totalmente fue lo que me atrajo a ti"
Y así fue cómo el catorce de junio de ese mismo año, mutuamente nos confesamos que nos gustábamos pero, aun así, no podíamos ser más que amigos y eso a mí, me dolía en el alma pues el afecto que le tenía era gigante. Con él aprendí muchas cosas y me enseñó qué era el amor en aquel entonces. Llegué a amarlo y era tan fuerte y agudo como el canto de las aves, era tan extenuante como los abrazos que se dan luego de mucho tiempo, era tan asfixiante como estar ahogándote en un espacio cerrado y luego, todo se volvió llanto. Ocho meses después, para mi décimo cuarto cumpleaños, lo tuve frente a frente. Lo vi por primera vez luego de haber pasado por todos aquellos baches y ese día, creo que puedo catalogarlo como uno de los mejores.
ESTÁS LEYENDO
San solterin [Hablando con los solteros]
RomanceSiempre vemos parejas felices y nos decimos lo lindo que es el amor, pero cuando esa magia se acaba todo el mundo se olvida de estas personas que quedaron con un corazón roto o quizás con más de una historia que contar. Este 14 de febrero es San sol...