Historias con la abuela Sofi

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Sofia estaba reclinada en su sofá favorito de la sala de su casa recordando como había sido su loca juventud.

- ¿Mamá? - entro una muchacha castaña como ella - Vine a pedirte que cuides a mis hijos mientras voy al trabajo ¿puedes?

- Rowan, hija - Rió - puedes simplemente traerlos, estaré encantada siempre de tenerlos aquí. Desde que Corey fue el ultimo en irse me siento sola pero no agobiada, así que será divertido pasar tiempo con mis nietos. 

La castaña más joven asintió y salió en busca de sus pequeños. Al regreso, Charles, Arthur y Eleanor estaban de vuelta.

- ABUELA!! - Los tres niños corrieron con euforia a abrazar a Sofia mientras que ella trataba de abarcarlos en un abrazo 

- Mis chiquitos han crecido mucho, por favor no hagan mucho ¿esta bien? - Recomendó la castaña más adulta que ya se dejaba ver ciertos cabellos grises. Rowan se acercó a despedirse de su madre y así comenzaron las preguntas de los pequeños.

- ¿Abuela puedo pintar?- dijo el varón mayor

- ¿Abuela donde está la tía Ariana? - Replicó Eleanor, desde muy pequeña se había apegado rotundamente a la menor de sus tías

- ¿Abuela me cuentas una historia? - Preguntó tímido el castaño con rizos, lo que llamó con total atención a Sofia.

- Claro mijito, lo haré. Es curioso porque justo hoy estaba recordando mis anécdotas de joven. - Señaló la castaña - Vengan todos, les daré galletas y leche mientras les cuento la historia ¿está bien? - La abuela corrió a su cocina y les repartió su vaso de leche y acomodó una enorme bandeja de galletas en la mitad de la mesa de la sala. - Bueno, ¿qué historia quieren escuchar hoy? - Arthur levantó la mano pidiendo la palabra.

- Yo quiero escuchar la historia del tío Mitch - Sonrió - ¿Por que se llama así? 

- Bueno - Rió con gracia Sofía - Cuando estaba en la preparatoria, aún tenía a mi mejor amigo. - Sonrió a labios cerrados - Desde la primaria lo conocí y jamás necesité de otro en el mundo. Él siempre me acompañaba y estaba conmigo en buenos y malos momentos, incluso nos veíamos después de la escuela en casa de mis padres o en la de los suyos. Con el tiempo crecimos y con ello la amistad aumentó. Supe que él quería ser parte de la liga deportiva de fútbol americano en Los Ángeles, mientras que yo quería ser parte del mundo del espectáculo. Estudiar teatro, música... algo que me hiciera sentir viva.- Sonrió al tener ese dulce recuerdo en sus días de gloria - El tiempo se encargaría de unirme con él de nuevo. El asunto es que antes de separarnos, el día de nuestra graduación le prometí que si llegaba a tener un hijo varón y él no estaba conmigo, le pondría su nombre. Y desde entonces, tu tío se llama así. - Los pequeños infantes hicieron sonar una ''o'' al unisono.

- ¿Es decir que tu mejor amigo es el señor Hope? ¿el de la otra calle? - La veterana asintió.   

- El tiempo se encargaría de juntarnos de nuevo, y así pasó. - Sonrió 

- Abuela, ¿nos cuentas como fue tu primer amor?

Sofia rió negando y bajando la cabeza. Esa era una historia turbia, loca y fuerte. Sin duda alguna una de las más divertidas y favoritas para recordar de la castaña. Estaba decidida a contarle todo a sus nietos, omitiendo ciertos detalles explícitos.

- Bien, pero preguntas al final - Dijo sonriente - Todo comenzó cuando yo entré a segundo de preparatoria. Para aquél entonces era alta, de cabello castaño oscuro y liso. Me gustaba llamar la atención de los demás por mi belleza. Y demostraba no ser solo una cara bonita, también era muy inteligente. - Suspiró seguido de una sonrisa satisfactoria - Asistía a artes, ciencias y a literatura, y en todas las áreas destacaba por siempre hacer un buen trabajo. Mitchell me acompañaba a todo como les dije, pero solo había un momento del día donde me separaba de él y era en educación física. Ya les había mencionado que él anhelaba el fútbol americano, pero en mi caso, mi corazón estaba con el voleibol.

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