Capítulo 9.

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Las semanas iban pasando, y Andrew cada día era mejor novio; era más atento conmigo, pasaba a recogerme por las mañanas y me llevaba a casa al terminar las clases, me llevaba a pasear por las tardes... Mi mami estaba encantada con él, aunque Daryl era caso aparte, no se fiaba un pelo de él. 

Andrew incluso se había dado cuenta que poco a poco había dejado de comer, pero me transmitía tanta seguridad en mí misma, que había vuelto a comer normalmente. Mis sentimientos por él iban incrementando, pero no me sentía preparada para decirle te quiero, eran unas palabras que diría cuando estuviese totalmente segura de que las sentía, y aún no lo estaba. 

Las burlas de Alisson y sus amigas, se habían reducido a unos cuantos empujones fugaces en los pasillos y unos cuantos insultos que quedaban titilando por mi mente, pero no me afectaban tanto como antes. Supongo que todo había cambiado gracias a mi relación con Andrew, quien se había alejado un poco de su grupo al defenderme sin tener en cuenta que eran sus mejores amigos. Aunque seguía estando el chico ese, Tyler, era muy raro; siempre se me quedaba mirando serio, con esa mirada profundo y, luego, simplemente, daba media vuelta y se marchaba. No sabía si era mi imaginación, pero cuando nos veía a Andrew y a mí juntos, me miraba extraño, como queriendo quemarme y convertirme en un montón de cenizas a sus pies, para luego desaparecer con el viento.

Hoy es sábado y estoy con mamá en la cocina, haciendo mis deberes mientras ella prepara la comida. Daryl había salido al gimnasio, volvería más tarde.

- Cariño, estas semanas te veo radiante. -me sonríe a la vez que corta las verduras sobre la encimera- ¿Cómo te van las cosas con tu chico?

Amo a mamá y la forma en la que se preocupa por mí. 

- Parece que de momento todo va bien, mami. Estoy más animada que antes.

- Espero que siga así, pero no te olvides que sigues teniendo responsabilidades que no puedes dejar de lado.

- Lo séeee, mamá.

No puedo evitar la mueca de fastidio, odio que me repitan lo que tengo que hacer constantemente.

- No te enfades, sabes que te quiero, y no quiero que te pase nada. -siento sus brazos rodearme, y yo cierro los ojos.- Solo intento protegerte de las situaciones por las que has estado pasando durante años, sé que lo has pasado mal en el colegio, no soy tonta, Maddie. 

- Mamá, tranquilízate, iré con cuidado. 

Después de estreñarnos entre nosotras durante un rato y murmurar algunos alientos, decido subir a darme una ducha. 

Justo mientras estoy quitándome la ropa, mi móvil suena en la habitación y corro hasta allí con el pantalón medio bajado, casi dándome de bruces contra el escritorio. Descuelgo el teléfono agitadamente.

- ¿Sí? 

- Ey, bonita, parece que acabes de correr un amaratón, ¿estás bien?

Vaya, es Andrew. 

- Uh, sí, es que estaba a punto de ducharme y he tenido que venir corriendo con los pantalones a mitad de pierna.

- Así que... estás medio desnuda, ¿qué pasaría si voy ahora a tu casa?

- Eh, eeeeh... Ehhh... 

Maddie, no te trabes ahora, no es el mejor momento para ser tartamuda.

Al otro lado del teléfono se escucha una grave risa.

- Tranquila chica, era una broma.

Uff, menos mal.

- Te llamaba para recordarte que mañana por la noche tenemos una cita.

- ¿Ah, sí? No tenía ni idea. -mis labios esbozaron una sonrisa repentina.- ¿Desde cuándo?

- Desde ahora. Así que búscate un vestido bonito y ponte un guapa para una noche especial. Te recojeré a las seis, ¿sí?

- Espera, espera, no tengo vestidos y, realmente... no sé dónde comprar uno bonito.

El pánico vino a mí; a veces, el hecho de ser antisocial, no ayudaba en estas situaciones. Si tuviese una amiga, me aconsejaría, pero no tenía a nadie que me echara una mano. La tristeza me golpeó como un balde de agua fría. 

- Hmmm, conozco alguien que te podría ayudar. Prométeme que no te enfadarás, es una amiga, confío en ella, y sé que no hará mal las cosas.

- Me das miedo, pero confío en ti. 

- Perfecto, le diré que pase por ti esta tarde y vayáis a buscar un vestido. Mañana te veo, bonita.

- Está bien, hasta mañana.

                                                                                                ~

Después de comer, terminé de secarme el pelo, me hice una coleta alta, me vestí con vaqueros y una sudadera ancha. Me calcé unas zapatillas, cogí mi móvil y las llaves y bajé al comedor.

Me eché en el sofá, rascando la barriguita peluda de Motty. Miré la televisión durante un rato, hasta que sonó el timbre. 

Me levanté a abrir la puerta. Mi mirada tropezó con unos zapatos rosados, unas piernas curvilíneas y un busto llenado falsamente. 

No. puede. ser.

Al subir la mirada del todo, me encontré con esa mirada que tanto he llegado a odiar.

- ¿Algo que envidies, estúpida?

- Alisson, ¿qué haces tú aquí? -no lo puedo creer, Alisson, Alisson Knight, mi peor pesadilla.

¿Qué narices hace esta niña en mi casa?

- Te puedo asegurar que no estoy aquí por gusto. -hablaba mirando por encima de mi hombro, inspeccionando el interior de la casa.- Me ha pedido tu queridísimo novio que te lleve a comprarte un vestido. -su mirada me recorrió de arriba a abajo.- Veremos si podemos hacer algo.

Dio media vuelta y echó a caminar hasta su coche, cuando llegó a la puerta del conductor, me miró con desprecio y gritó '¡Vamos!'.

Cerré la puerta a mi espalda, aún intentando asimilar la situación.

- Esto debe ser una broma. 

Nota de la autora:

Hoooooooooola, estoy de vuelta, perdonadme por mi súuuuper parón, pero mi imaginación estaba muy escasa y mi vida un poco revuelta.

Estoy escribiendo más capítulos, así que voy a seguirla, y no voy a pasarme otras cinco vidas sin subir nada.

Gracias por los que seguís leyendo y pidiendo que siga la historia. <3

Supongo que habéis visto que he cambiado la portada, la otra no me gustaba nada, y esta no me acaba de convencer mucho tampoco.

Aunque este capítulo no sea muy largo, pronto subiré otro para compensar.

Os agradecería y votáseis y comentaseis, muchísimas gracias.

Besitoooos,

Carol.

Painful breathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora