Aishiteru, Nakamoto Yuta! 💖 YuWin

愛している💖

      🌙Era bien sabido por todos los integrantes de NCT que Yuta tenía un pequeño crush en SiCheng. Y el japonés no dudaba en demostrarlo día a día; abrazándolo, llamando su atención, mirándolo, etc. Pero cuando realmente empezó a ser sospechoso fue en aquel VLive, donde SiCheng descaradamente reveló la costumbre de Yuta de pedirle que dijera frases en japonés por las noches. Simplemente había que observar la risa suelta y la mirada desviada de Yuta para percatarse de lo avergonzado que estaba.
SiCheng no dijo en ningún momento del VLive cuáles eran esas palabras que Yuta le pedía. Y, juzgando la reacción de Yuta, se puede imaginar que no era un simple «Hola» o «Adiós».

   Aquella rutina —un poco extraña y cuestionable— comenzó una noche cuando Yuta terminó de ver un shojo, llorando a más no poder. Su mente había hecho algo terrible; reemplazar a les dos protagonistas por WinWin y por él mismo. Era una locura, mas lo fue todavía más cuando se dio cuenta de que estaba disfrutándolo. Tan solo imaginar a SiCheng sonriendo diciendo esa tierna palabra hacía que su corazón se llenara de una agradable calidez. Tan solo con el pensamiento sentía que podía morir de amor.
   Sin embargo, su retorcido don para la imaginación no terminó ahí, no señor, sino que pasó fugazmente una idea por su cabeza. ¿WinWin sería tan amable de repetir esas palabras? SiCheng tenía la costumbre de actuar indiferente, como un "chico rudo" que odiaba el contacto físico y las muestras de cariño, pero en el fondo, quizás demasiado fondo, tenía una zona vulnerable y cariñosa que salía a la luz cada vez que los planetas se alineaban.

   Tal vez era precipitado, pero ya era demasiado tarde. Tenía al joven chino frente a frente, con los ojos repletos de destellos de confusión. Eran tan brillantes que Yuta podría perderse en ellos durante horas.

   —¿Hyung? —llamó incómodo—. ¿Qué quieres?

   —¿Puedes venir a la habitación un momento?

   SiCheng aceptó. No era tan raro que ambos se quedaran a solas en el dormitorio. Al fin y al cabo, tenían una estrecha relación de amistad y en muchas ocasiones, SiCheng se quedaba junto a Yuta para ver anime.
   Tomaron asiento en la cama de Yuta. En ese instante toda la valentía que había guardado se había esfumado. ¿Y si se enfadaba con él? Era un idiota, debería ser menos impulsivo y pensar con más detenimiento antes de hacer cosas sin sentido.

   —¿Y bien? —preguntó cansado, estaba empezando a desesperarse por el silencio del japonés.

   —¿Me harías un gran favor?

   SiCheng asintió.

   —¿Podrías —hizo una ligera pausa para calmar sus nervios—... podrías r-repetir una frase en japonés?

   —¿Qué? ¿Para qué? —una pequeña sonrisa se asomaba por las comisuras de sus belfos. Pensaba que era una broma por parte del mayor y que no debía prestarle más atención.

   Yuta se sonrojó, incapaz de responder a esas preguntas. ¿Qué se suponía que le iba a decir? Sacudió su cabeza y acudió a la opción más fácil y menos patética en esa situación: insistir.

   —Da igual, pero ¿podrías hacerlo, por favor?

   —Bueno, vale. ¿Qué tengo que decir? —rodó los ojos. Su actitud era divertida, era la primera vez que Yuta le pedía algo así. Seguramente iba a decirle alguna frase para burlarse de él —siempre sin ánimos de ofenderlo o herirlo— por su pronunciación o por decir chorradas de las que no podía defenderse.

   —Aishiteru -sentenció Yuta de la nada, rompiendo la sonrisita en el rostro de SiCheng.

   Por unos momentos se quedó en un estado de shock. Claro que no tenía ni idea de japonés, pero sus escasos conocimientos le servían para saber que eso significaba «te amo». Inevitablemente sus mejillas se volvieron de un tono rosado, ya no sabía qué pensar. Ni siquiera tenía la menor idea de por qué Yuta querría que repitiese esa palabra.
   Los segundos seguían transcurriendo y para Yuta eran como horas. La había cagado, seguro que había metido la pata.