75. Inútiles

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Llegamos a México para la gira de dos conciertos que tenían los chicos. A mi parecer a aquello no se le podía llamar gira, pero ellos lo hacían. Solamente estaríamos una semana pero Nath había organizado de todo para esa semana, incluso organizó un viaje de un fin de semana a  Rivera Maya con sus amigos y nosotros.

Llegamos al apartamento de los chicos y como siempre, yo me quedaba colgada así que acabé durmiendo con Villamil. 
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Llevábamos  todo el día dando vueltas por la CDMX, miré a Villamil y no tenía muy buena cara.

- ¿Estás bien?- Pregunté cuando me acerqué a él.
- Sí- Dijo fingiendo una sonrisa.
- No, no lo estás. ¿Te duele la espalda verdad?- Pregunté.
- Yo, em- Dijo sin saber qué decir.
- ¡Chicos!- Dije llamando la atención- Me llevo a Juan Pablo a casa. Voy a pedir un Uber.
-No hace falta que volvamos a casa, no estoy tan mal- Dijo.
-¿Quieres tocar mañana en silla de ruedas? No, si quieres hacerlo dímelo y nos vamos a correr- Dije con enfado.

Bufó y después de que el Uber llegara, nos fuimos a casa. Ya era tarde y al día siguiente tocaban así que los chicos no llegarían tarde. Juan Pablo se cambió de ropa y se sentó en el sofá a ver la televisión mientras le preparaba la cena.

Vimos el Patriota, una película que me recordaba bastante a mis hermanas, cuando éramos más pequeñas la veían un montón de veces. La película no era precisamente muy infantil ya que era bélica y bastante dramática, pero qué se le va a hacer, yo me he tirado la vida viendo películas de Tim Burton. Cada uno tiene su gusto.

- Lía, vamos a la cama- Dijo Juan Pablo.
- He pensado que voy a dormir aquí, así puedes descansar en condiciones, siempre que duermes conmigo te pones de unas posturas muy raras- Dije.
- No sea idiota, venga a dormir conmigo.
- Te he dicho que no.
-¿Es en serio? Miré, ¿sabe qué? No pienso discutir con usted, siempre se tiene que salir con la suya y me está hartando un poco. Mañana estará muy cansada y será simplemente por su culpa.- Se fue a su cuarto y dando un portazo gritó- ¡Buenas noches!

Suspiré.

Me daba igual que se enfadara, lo hacia únicamente por su bien. Cuando los chicos llegaron me vieron preparando el sofá y me preguntaron. Simón me entendió perfectamente.
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Sonó el despertador. Las cinco de la mañana. Bufé y me levanté, no había dormido ni una hora. Maldito sofá incómodo. Entré a la habitación despacio para no despertar a Juan, entré al baño y una vez preparada, salí de casa.
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- Juan, ¿vas a estar todo el día sin hablarme?- Le pregunté.
- Eduardo, necesito que me afine esa guitarra- Dijo ignorándome.

Suspiré y me fui a terminar de arreglarle los pantalones a Isaza ya que había adelgazado y se le caían los pantalones.

- Deberías de habértelos probado, te lo dije- Le  reñí.
- Lo siento- Dijo- Pero es que tenía que aprovechar el mayor tiempo con Andrea y sinceramente, se me olvidó.

Suspiré con pesadez. Estaba demasiado cansada. No paré en todo el día. Había estado corriendo de un lado para otro durante todo el día. Hoy todo parecía estar saliendo mal.

-¡Mierda! - Gritó Martín.

Me sobresalté por el ruido. Miré a su lado y lo vi tirado en el suelo con todas las cosas de la batería encima suya.

-¡Me acaba de pinchar!- Gritó Isaza.
- Lo siento, espera, tengo que ayudar a Martín.- Dije y fui corriendo.
-¿Estás bien?- Dije mientras Eduardo y yo le quitábamos las cosas de encima.
- Sí- Dijo levantándose.
-El bombo se ha roto- Anunció Andrés que había llegado para ayudar.
-Lía...- Dijo Martín con pánico.
- A ver, tranquilos ¿vale?- Dije- Voy a llamar a la empresa que suele alquilarnos la batería a ver si nos pueden dejar algo.
-¡Me costó muchísimo dinero! ¡Mierda! ¡¿Quién fue el inútil que dejó las cosas de esa manera?!- Gritó enfadado.
- En realidad fue Sancho, pero no te enfades con él, yo le mandé urgentemente a que hiciera otras cosas- Dije suspirando.
-¡Pues éstas cosas no se pueden dejar de esta manera!¡Mire lo que pasó! ¿Es que no lo sabe? Parece que lleve un día con nosotros.- Me gritó y con toda la razón.
- Yo... Lo siento. Te pagaré el bombo, ¿de acuerdo?- Dije.
- Dirá que lo pagaré yo, porque si mal no recuerdo somos nosotros quién le pagamos- Escupió con rabia.
- Martín, ya está bien- Le riñó Eduardo- No lo hizo a propósito.

Punto Y Aparte #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora