Me tomé mi tiempo en vestirme, atando cada cordón con lentitud, peinando cada mechón repetidas veces… Era más que obvio que únicamente intentaba atrasar lo inevitable. Siempre existen dos maneras de afrontar nuestros problemas, la cuestión es saber escoger.
Por supuesto, podía fingir un resfrío y faltar a clases, tal como había hecho las primeras semanas, pero de alguna forma u otra en algún momento tendría que enfrentarme al mundo y a sus golpes. ¿Por qué no hacerlo ahora?
Abrí la puerta, evité las miradas de los oficiales y caminé derecho hacia las escaleras.
- ¡Ey, Emma! – llamó Savannah desde detrás de mí – De veras que intentamos entrar a tu habitación, pero resulta que “solo puede entrar una persona a la vez” – imitó la voz de un policía – Y por lo que nos comentaron, ya tenías visitas.
Asentí.
- ¿Era Mason? – preguntó Isabel con voz de idiota.
- Sí, era Mason – respondí.
Lauren y Savannah intercambiaron miradas.
- Sabemos que no has sido tú – comentó la pelirroja una vez llegamos al comedor.
Sonreí, o al menos lo intenté.
- Lo que no entendemos – prosiguió – Es por qué la imbécil de Molly te ha acusado.
- Porque tengo los mismos ojos de la persona que le disparó – dije imitándola.
Tomamos asiento en una mesa apartada, dispuestas a desayunar. Me adueñé de un café bastante frío acompañado de una barrita de granola. Lo cierto es que tenía hambre.
- Así que – comentó Savannah con la boca llena – Todo el Instituto cree que eres una homicida.
- Eso quiere decir que somos amigas de una criminal – agregó Isabel.
- La delicadeza no es lo suyo – les dijo Lauren – Y por si no lo recuerdan, todos somos delincuentes.
- Buen punto – justificó Isabel.
Fingía estar concentrada en las tostadas del plato de Lauren, pero era completamente consciente de que la gente me evitaba y mencionaba a mis espaldas.
- Esto es frustrante – comenté mientras unas zorras me señalaban.
- Ignóralas – dijo Lauren – Vamos, tenemos matemáticas.
Que un grupo limitado de personas me creyera me hacía sentirme, de cierto modo, protegida. No era lo mismo caminar en los pasillos acompañada con Lauren que sola. La castaña alejaba mi soledad.
Me senté a su lado y presté atención al frente.
- Se ve que hasta las asesinas quieren aprender – comentó una chica en voz alta – Mejor cuídense, no vaya a ser que le agarre un ataque de locura y nos descuartice a todos.
- Sí, mejor cuídate – agregué.
- ¿O qué? ¿Vas a intentar matarme? – me retó.
Me paré de mi asiento.
- Ey, Lizbeth – dijo Mason entrando al salón.
La zorra volteó.
- Un tal “Mark” te está buscando, dice que después de la noche del sábado…
- ¿Qué noche? – le preguntó un muchacho fornido.
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Instituto para Delincuentes Juveniles
Romance“Instituto para Delincuentes Juveniles”, mejor llamado “I.D.J”. Este es mi hogar desde hace casi un mes. No, no soy una asesina ni nada parecido. De hecho, estoy en este lugar por culpa de mi padre (…) Existen rumores que dicen que los de aquí suele...