Era el gran día. Viernes. Un día muy esperado por todos los estudiantes sin aparente excepción.
Brandon echo un vistazo a su borrador de canción que había escrito en un pedazo de hoja la cual ahora llevaba en la mano.
Se encontraba buscando a Ed, y cuando pudo visualizarlo sentado mirando a la nada, no dudó en acercarse hasta el y sentarse a su lado.-Hola, pequeño Ed. Luces algo perdido el día de hoy.- su comentario fue ligero, tratando de evitar que todo se pusiera incómodo.
-¿Es que acaso no lo estamos todos?. Hasta donde se, nadie está absuelto a perderse, y estoy generalizando a todos los sentidos. Mírame a mi, me he perdido a mi mismo y sigo aquí, luchando por superarlo y poder encontrarme y encontrar la felicidad nuevamente.- el moreno se dio cuenta de que había hablado demás, y que su respuesta había sido grosera, así que intento arreglar todo al instante, pero ni siquiera tuvo oportunidad.
Los brazos de Brandon lo rodearon por completo, acunándolo así y haciendo que su cabeza descansara sobre su pecho.
Brandon en completo silencio procedió a pasar sus dedos entre el cabello de aquel precioso chico moreno en un gesto cariñoso.
-No se que te ha pasado antes.- comenzó Brandon de manera tranquila. -Es imposible que lo sepa si tú no me lo dices.- prosiguió, y luego guardo silencio un momento pensando sus palabras.
-Se que la vida es difícil, es fácil hundirse en el abismo y luego perderse en el.- acercó un poco más su cara al oído de Edwin, para hacer la conversación aún más privada. Después continuó hablando.
-No te estoy pidiendo nada, además de que confíes en mi. Quiero que tengas bien presente que si necesitas con quien hablar, un hombro para llorar o simplemente alguien que te escuche, estoy yo. Se de sobra que no nos conocemos desde hace mucho tiempo. Me falta mucho por conocer sobre ti.- El discurso de Baldwin se vio interrumpido por Fitzgerald.
-¿Sigue en pie la invitación a tu casa hoy por la tarde?.- Brandon sonrió y asintió suavemente antes de contestar, había entendido que Edwin no quería hablar más del tema, ni escuchar nada sobre el tampoco, y respetaba su decisión.
-Por supuesto que si, pequeño Ed. Tu siempre serás bienvenido en mi casa.- los cálidos brazos de Brandon se separaron un poco de Edwin para poder mirarlo mejor.
-Ya no seas cursi, Baldwin. Vámonos a clase que hoy no quiero perderme ninguna.- se separo por completo con algo de pesar, y se levanto.
-No soy cursi, soy sincero.- besó su mejilla sonoramente comenzando a caminar y después noto qué exactamente acababa de hacer, pero era tarde para arrepentirse.
Edwin le siguió el paso con una pequeña sonrisa asomándose en su cara, le hacía feliz tener a Brandon en su vida, Él no lo juzgaba. Sin embargo, Edwin no quería encariñarse, no tenía intenciones de sufrir de nuevo.
Cuando pasaron cerca de un cesto de basura, Brandon depositó el papel que en algún momento antes de esa conversación había sido el borrador de su canción. Ahora tenía una mejor idea.
Llegaron a su clase y ambos se fueron a sentar en silencio, el buen ánimo de Edwin se había visto interrumpido nuevamente por sus pensamientos, y es algo que Baldwin no pudo evitar notar.
Tomó una de sus manos cuidadosamente, la acunó entre las suyas y la acarició despacio sin mencionar una sola palabra. Fitzgerald le sonrió agradecido, pero el aún quería llorar.
-¿Quieres contarme que te pasa, pequeño Ed?.- Brandon trato de sonar tranquilo para no hacer que el moreno se sintiera presionado.
-No es nada, Bran. Estoy bien.- se pasó las manos por la cara eliminando cualquier rastro de tristeza y volvió a sonreír.
-Espero que algún día me dejes saber que es lo que te pone mal.- miraron al frente prestando atención al profesor.
El silencio en la mesa se había vuelto un poco incómodo. Se encontraban comiendo en una de las mesas de la cafetería escolar y no se habían dirigido la palabra nuevamente después de aquella conversación.
A Brandon no le gustaba ver a aquel hermoso moreno triste por ninguna razón, pues se había acercado a él con intenciones de ayudarlo desde el principio, así que sin pensarlo más rompió el silencio.
-Escucha, Eddy.- el nombrado volteó a ver al más alto, prestando completa atención a lo que diría.
-Se que es difícil que confíes en mi siendo que nos conocimos hace poco, pero sabes que yo no voy a juzgarte, creo que te lo he demostrado ya. Sea lo que sea que te ponga mal quiero apoyarte, porque me importas. Quiero conocerte y ayudarte a ser feliz, muy muy feliz. Se que suena repetitivo he incluso estupido, pero estoy siendo sincero.- de nuevo, su discurso se vio interrumpido, pero esta vez por la campana que les indicaba el fin del descanso.-Vamos. No hablemos más de eso por favor. Todo a su tiempo.- dijo el moreno más relajado que antes y se fueron a sus clases.
Se acercaba la hora de salir y entre clases la tensión entre Brandon y Edwin desapareció, haciendo así posible que cuando la campana de salida sonó ambos chicos caminaran fuera de la escuela con tranquilidad hasta la parada del autobús.
Una vez estando en el autobús, Brandon comenzó a relatarle a Edwin varias anécdotas graciosas sobre su infancia, como aquella vez en que un pato lo persiguió para quitarle sus palomitas. Fue así como el camino a casa de Brandon transcurrió de forma amena.

ESTÁS LEYENDO
Pequeño Ed.
Teen FictionBrandon amaba reparar personas rotas, y luego lo conoció a él. Desde aquel día se pregunta, ¿como mantienes a tu lado a alguien que no quiere quedarse?. Y ahora solo tiene su amor para demostrarle que la vida vale la pena. ~~~~~~~ En edición de erro...