ICE

Capitulo 8

El chico se levanta de su lugar y camina hacia nuestra mesa y se sienta enfrente de mi, nuestras miradas se quedaron fijamente uno con otro.

-¿Cómo decías que te llamas bro?- interrumpió el morenazo.

- Roms.- contesto el castaño.

Su mirada me recuerda a la del gato de hace dos noches, profunda y siniestra. No sé qué acaba de suceder pero ellos están en frente de nosotras.

-¡Hey, nosotros seguimos aquí nena!- argumenta el rubio.

-¿Y como te llamas?- preguntó el castaño.

Al principio no quería responderle, pero su mirada me obligó a decirle.

-Me llamo Laila y ella es Martha.- contesté sin pensarlo bien.

-¿Eres nueva?- vuelve a preguntar.

-Algo así, pero me me gustaría hablar sobre mi.- respondí.

-No te preocupes, no soy insistente. Solo fue por conocerte más.-

En eso la puerta se azota haciendo un ruido terrible é insoportable, entran miembros del ejército diciendo que nos tiremos al suelo. Pero lo que más me sorprendió fue la postura de Roms.
Todos estaban espantados menos el, solo se quedó ahí parado mientras el general se le acerca.

- Mucho gusto general.- Exclamó en tono de burla.

- Ya que, me sorprende que siguieras vivo después de lo de ayer.- Respondió el general.

- Es una lástima que mi casa se incendiara.- agregó.

El general nos ordenó que nos levantaramos del suelo, mientras soltaba carcajadas. Mientras yo me había espantado, Martha solo lo miraba con odio.
Me quedé pensando en que le había hecho, hasta que el rubio me abrazó sin mi consentimiento.

Yo, no podía darle una cachetada como yo quería, pues el ruido me delataria. Solo baje su mano de mi hombro y volvió a subirla pero ahora en espalda, poco a poco fue bajando la mano hacia mi espalda baja y le dí un codazo en el estómago lo cual lo dejo quieto por un rato.
Martha se dio cuenta de lo ocurrido y me jalo hacia su dirección.

-Ven y no te separes  de mi ¿Ok?- Dijo Martha.

-Ok.-

El general salió del lugar y se fueron con el los soldados, en eso llega el sargento y nos llama para seguir con las actividades de limpieza.
Derrepente le perdí la vista al castaño y a Martha.

!Genial me quedé sola con estos inútiles! ~ pensé.
Cuando uno de ellos me tocó el hombro.

...