Una pequeña pelinegra corría por Temiscira mientras admiraba toda su hermosa fauna, sus construcciones y a las amazonas practicando sus tácticas de batalla. Todo lo anterior lo hacía mientras huía de la cuidadora que le había asignado su madre, gracias a Odín llevaba una gran ventaja para así escabullirse en la biblioteca de Temiscira y tomó su libro favorito era alguno que hablaba sobre los diversos mundos que existían en el universo.
Diana abrió el libro y observo el capítulo de Asgard, ya lo había leído: hablaba sobre el maravilloso mundo que era Asgard, de los Æsir: el rey Odín –aquel Dios que les concedió la vida a todas las Amazonas – y de su esposa Frigga junto a sus dos hijos Thor y Loki.
Amaba ese libro, ya había leído un montón de capítulos, algunos de otros mundos y otros que hablaban de deidades como las pequeñas Eira diosa del fuego y los dragones también hablaba de Freya diosa de los océanos y los mares, las dos eran unas niñas tal y como los hijos de Odín y como ella.
Volvió a hojear el libro y paró en otro capítulo que aún no leía: Midgard. Ese mundo le daba gran curiosidad, no era un mundo de dioses ni de guerreras era de un mundo de humanos, como ellos se hacían llamar, humanos comunes.
Todos estos mundos le llamaban un montón la atención, eran muy diferentes a Temiscira, en especial porque ahí había lo que se hacían llamar hombres. Jamás en su vida había visto alguno y eso no podía parar el hecho de querer conocer alguno.
Regresó su atención a las hojas del libro. Midgard. Tenía un gran deseo de visitarlo incluso más que Asgard, como lo pintaba el libro lucía fantástico.
Empezó a leer sobre las divisiones de Midgard: países. Estos tenían muchos nombres México, España, Inglaterra, Estados Unidos, Argentina, Irlanda, Francia y demás. Lucían como lugares fantásticos. El libro también hablaba de sus costumbres, sus comidas y muchas cosas que a la pequeña princesa de Temiscira se le hacían extraordinarios.
Después de muchos minutos escuchó la voz de su cuidadora.
— ¡DIANA! —gritó su cuidadora mientras se acercaba a ella. — ¿Cuántas veces te he dicho que no salgas del castillo? Tu madre, mi reina, me mataría si se entera que has salido.
— No te preocupes, Rhea, mi madre no se enterará de nada. Si se entera, yo me llevaré un gran castigo y no es mi intención.
— Bueno, Diana, es mejor regresar al castillo antes de que tu madre regresé —habló mientras levantaba a la pequeña.
— ¡Espera, Rhea! ¿Puedo llevarme este libro? —le preguntó mientras la miraba con una cara angelical.
— No lo sé, Diana. Si tu madre lo ve sabrá que saliste del castillo.
— Le puedes decir que tú pediste que me lo llevaran al castillo. ¿Sí? Anda, por favor, Rhea, por favor y te prometo que no volveré a escapar.
Rhea suspiró — Bien, Diana, te lo puedes llevar.
La pequeña tomó el libro y con una sonrisa tomó la mano de su cuidadora para que las dos salieran de la biblioteca.
La princesa de Temiscira sonrió orgullosa al saber que le había ganado a su contrincante, había sido una dura batalla pero había logrado ganarle con algunos golpes mientras aprovechó una distracción de la amazona con la que peleaba.
Caminó orgullosa ante su madre que antes dela batalla se había negado a que Diana participará en ella. Hipólita siempre había protegido de gran manera a su hija había tratado de alejarla de todas las luchas.
A la reina de Temiscira le aterraba la idea de que su hija perdiera la vida o saliera lastimada de alguna batalla pero su hermana siempre alimentaba los deseos de Diana sobre ser una guerrera. Por más que lo quiso evitar ahí estaba Diana saliendo victoriosa de su batalla.
Hipólita observó a su hija y recordó las palabras de Odín cuando le dio la vida a Diana: "Ella va a ser una gran guerrera, una salvación para muchos".
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WAR ━━ STEVE ROGERS
Fanfiction❝Ella se convirtió en la salvación de todos❞. ❝Lucha con valentía, con coraje y da lo mejor de ti, lucha por tus ideales y por los demás, por aquellos que no pueden defenderse y da tu último suspiro mientras luchas❞. En donde Deianira, una semidio...