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La poca luz que dejaba ingresar los barrotes de esta prisión comenzaron a golpear mi rostro consiguiendo que me levantara desconcertada y sintiendo dolor en partes del cuerpo. Trate de acomodar me en aquella cama improvisada con mantas donde antes estaba ubicada.

Por unos instante pensaba que todo había sido un mal sueño pero en cambio esta es la realidad que inició a vivir, tal vez Inuyasha tenía razón debería de dejar de ser bondadosa con las personas, no siempre estas te pagaran de igual manera.

Ahora estoy comprobando esas palabras, queria mantener a las personas de los muros vivos, también salvar al Titán de ojos esmeralda. Al recordar su calidez me sorprende a veces, después por mi mente paso el alma del tal Levi y un escalofrío recorrió todo mi mallugado cuerpo.

Por unos momentos observe la vestimente que aún conservaba, el kimono blanco con azul con cortes en algunas partes, manchas de sangre que posiblemente sean mía, levante la manga notando moretones alogados en mis muñecas que comenzaban a cobrar un color moradizo.

— En estos momentos deseo que el poder que conservó pudiera ayudarme a curarme.

Suspire levemente cambiando mi punto de visión para centrarla a mi alrededor, existía una puerta que seguramente era una salida. Sumado que presenciaba a las distintas auras por encima de este lugar, con ayuda de la pared logre colocarme de pie aunque fue imposible caminar al existir la limitante. Un grillete en mi tobillo.

— Me siento sumamente egoísta. . . Por pensar en la libertad y sin analizar donde está mi compañera Kirara — susurre aunque no fue un susurro al encontrarme completamente sola en este vacío lugar.

La sensación de estar aislada me recordó los tres días en el interior de la Shikon no Tama, la desesperación y angustia que sentía en esa ocasión no se acercaba ni un poco en este momento, no sólo eran esos sentimientos también estaba presente la melancolía, presentía el peligro que se avecinaba hacia mi persona.

Al final estaba como un pájaro enjaulado.

El sonido de unas llaves junto a la cerradura abierta logró llamar por completo la atención centrando me en la figura femenina ingresar por ese espacio. Cabello azabache corto, bufanda Roja, una mirada que inspecciona y refleja desconfianza, esa  era la persona en frente de la prisión donde me encontraba.

— Come, no queremos que mueras aún — ignore su tono de voz y decidí mirar lo que había pasado por debajo de la celda.

Pan y agua.

Opte en tomar el vaso de agua para hidratar mi cuerpo después de pasar unos días en el mundo de la inconciencia, el hambre no era una prioridad mía en estos momento, la única era salir de aquí sea como sea.

Nueva Vida Adentro De Los Muros // inuyasha & SNK//  En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora