Gatos [TordTom]

Nueva rutina

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-Entonces, ¿Quieres ir a la cafetería? - habló Tord inclinando su visita a el de cuencas.

Ambos "por casualidad" Se habían topado en el camino a casa a la escuela.
Si es que acaso Tord se quedó esperándolo en la parada.

-Suena bien pero... No me agrada mucho ese lugar- el británico sonaba algo... ¿Apenado? El solo imaginar que personas desconocidas lo verían le aterraba.

-Entonces, almorzare contigo donde tu simpre lo haces, ¿Está bien? - más que una pregunta, parecía exigirlo y eso de una extraña forma le gustaba demasiado a Tom.

-Pues me parece bien, creo- mostró un poco de su emoción con risas, demasiado tiernas según el noruego y que jamás había visto.

No dudaría ni un segundo en volver a hacerle reír así, le relaja y le daba un cálido golpe en su pecho como el ver el cielo azul.

Amaba eso.

Al llegar al callejón casí olvidaba detenerse ahí por la costumbre que tenía, punto malo para el o solo es que exageraba.

Se recortaron sobres la paredes y empezaron su agradable plática mientras le dedicaban sus caricias y mimos a los gatos.

Casí de forma exagerada ambos se perdían en la Conversación al mirar detalladamente las facciones de cada uno.

Por ejemplo esos casí no notables lunares que tenían, parecían estar correctamente en puntos estratégicos para hacerlos verse preciosos a su manera.

Una alarma provino del celular del británico avisando que las clases empezaban en pocos minutos pero a tiempo de llegar.

-Entonces...¿Donde nos vemos?- Habló Tord rascando su nuca un poco apenado, lo miraba y resistía las ganas de ahogarlo a a besos y caricias.

-Pues, puedo esperarte afuera de tu aula si no te molesta- El británico parecía bajar el volúmen de su voz tal como terminaba la oración, esto alteró demasiado al cuernudo poniéndolo más nervioso.

-¡N-NO! Digo, - carraspeo su garganta- mejor te espero aquí- comenzó a reír nervioso.

El otro asintió despidiéndose de el con la mano entrando al Aula por completo. Tomó su lugar suspirando muy profundo, emocionado.

Deseaba que eso pasara mañana y siempre.

Un ideal cambio de rutina que no se opondría a cambiar.

-Parece alguien que está muy enamorado- escuchó la voz de Laurel junto con un golpeteo de codo.

-Callate- sonrió con vergüenza.

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