Capítulo uno

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El sonido de la cajuela del auto siendo cerrada con algo de dificultad logró que su primo saltara a su lado, causando una risa seca en YeonJun.

—Nunca lograré acostumbrarme a tu hojalata.

—No insultes al amor de mi vida.

SooBin rodó los ojos, riendo junto al mayor. Ambos sabían el amor que le tenían a aquella vieja camioneta, después de todo habían vivido muchas de sus aventuras gracias a ella.

—¿Vendrás a verme?

—Tampoco me voy de Corea, Binnie —terminó de acomodar las cosas que tenía en la parte delantera del auto y cerró la puerta, volteando a ver al menor.

—Extrañaré tenerte por aquí molestando con tu existencia.

YeonJun hizo uno de sus característicos gestos, alzando los hombros con las manos en alto y los ojos cerrados, dándole una apariencia inocente.

Estaba en camino a casa de su abuela, pues esa maravillosa anciana había sido operada hacia un par de días y necesitaba de sus cuidados por un tiempo. Él mismo se había propuesto para cuidarla, ya que su tía tenía dos trabajos y un hijo que acaparaba toda su atención, a parte era su oportunidad para dejar de ser una molestia en su casa, aunque los extrañaría mucho.

—¿No esperarás a mi mamá para despedirte? —habló Soo, viendo como el chico tomaba a su perrito, dispuesto a dejarlo dentro del auto.

—No es necesario, ya lo hice. Sólo faltabas tú.

Los ojos de SooBin no perdían los movimientos ajenos, para luego comenzar a llenarse de lágrimas. Hizo un gracioso gesto hacia su mayor, quien rió con ternura debido a las reacciones de su mejor amigo y primo. Todo un dramático.

Apretó su cuerpo en un abrazo mientras acariciaba su cabeza, aunque sólo podía hacerlo si el otro se agachaba. Acarició sus cabellos sin dejar de reírse de su sensibilidad.

—Ya, ya. Probablemente vendré mañana, ¿recuerdas que trabajo en el pueblo, no?

—Yo sólo decía —frunció el ceño aún con algunas lágrimas en sus pestañas —. Es que ya no tendré a alguien para intentar asustarlo en las noches que no pueda dormir.

Yeon miró al cielo nublado con una sonrisa, recordando la tradición que había elaborado SooBin desde que comenzó a tener insomnio. Y era intentar asustarlo, por casi todos los medios. Por supuesto, ningún intento fue exitoso o estuvo cerca de serlo.

—Está TaeHyung —le recordó al pequeño vecino cuya casa se ubicaba al lado, su ventana justamente daba a la que antes era de ambos.

—No, él se asusta muy fácil.

Después de algunos comentarios de más se quedaron sin palabras. Y supieron que era el momento.

—Ya debo irme, pasaré por la abuela al hospital así que ya no se preocupen de más.

—Es mi abuela también, hyung, no me pidas que no me preocupe. En especial si está a tu cuidado.

—¡Yo te cuidaba cuando eras niño y estás bien!

—¡Me rompí la pierna el día que me olvidaste en el parque por irte a vagar tres horas. Y cuando regresaste a casa comías un helado! —reclamó, viendo como el otro se subía al auto en un intento de huir.

—No seas rencoroso.

—Eres un mal hyung, ¡no te extrañaré!

YeonJun arrancó el auto, yéndose lentamente para disfrutar como SooBin pasaba de estar triste por su partida a enojado por cosas del pasado.

Desde el bosque [ YeonGyu ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora