CAPÍTULO 11 (ENFRENTAR MIS MIEDOS)

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La noche en la embarcación había sido tranquila relativamente. Era complicado dormir en un lugar donde todo se mueve para todo lado, Elsa se encontraba mucho más tranquila sin embargo aún no sabia a que atenerse al llegar a Wesselton, no estaba muy segura de que esperar al llegar ahí, como sobre llevar la consigna que ella misma había escrito, como ignorar las palabras POR SIEMPRE si ese había sido su mandato. No podía encontrar una forma de no ser tan radical pero a la vez no tan débil, su orden era esa... No había forma de cambiarla. Recostada en la cama que no era igual de cómoda a su cama en Arendelle casi no podía conciliar el sueño, los movimientos del barco eran arrulladores pero a la vez inquietantes, podía sentir como las olas golpeaban la embarcación, acurrucada en su cama y sosteniéndose fuertemente de las sabanas trataba de descansar, habían momentos en los que perdía la conciencia y quedaba profundamente dormida pero eso no duraba mucho pues las olas más grandes que golpeaban el barco la despertaban de nuevo, miraba hacia todo lado tratando de mantener la calma pues no quería entrar en pánico y congelarlo todo otra vez... Finalmente y después de despertarse asustada varias veces en la noche pudo descansar, ya entrada la madrugada casi al amanecer había logrado dormir.
Era bastante tarde, podía escuchar los pasos de sus empleados y de sus acompañantes en el barco, no estaba acostumbrada a dormir hasta tan tarde sin embargo tenía en cuenta que la noche anterior había sido difícil para ella y que solo había finalmente descansado entrada la madrugada, no se sintió tan culpable de que todos estuviesen ya despiertos. Pasó un rato más para por fin levantarse, se incorporó despacio hasta estar sentada en la cama, notó que todo le daba vueltas, tenia una sensación de nauseas muy seguramente por el movimiento del barco, esperó sentada a que su vista y su cerebro procesaran el movimiento normal del barco para ponerse de pie... Se acercó a un espejo colgado cerca de la cama, el cual no dejaba de moverse, lo tomo con su mano izquierda y lo sostuvo firme para poder ver su reflejo en el... Estaba más pálida de lo normal, con ojeras, lucía cansada. Sin más se dispuso a mejorar un poco su semblante, se dirigió al pequeño baño que estaba en su camarote tomó una toalla limpia que colgaba del tuvo del baño, se despojó de su camisón y se dispuso a bañarse... Era incomodo bañarse en un lugar en el que nada deja de moverse, cuidando de no caerse por el movimiento, con poca fuerza por el agotamiento que sentía pero aún con mucha delicadeza lavó su cuerpo, el agua estaba helada y disfrutaba mucho el estar en contacto con ella, salió del pequeño cubículo envolviendo la toalla alrededor de su cuerpo para dirigirse nuevamente a la cama donde se sentó a buscar entre sus maletas ropa interior y crema para el cuerpo... Con sus manos hizo su propia vestimenta para estar en el barco, a través del ojo de buey que estaba en su camarote, el cual daba hacia el mar ella pudo ver que era un día soleado y despejado. Moviendo sus manos refinadamente hizo un delgado vestido azul, similar a su vestido favorito, el cual la cubría con una delicada y fina tela transparente desde el cuello hasta el inicio de su pecho, de ahí en adelante el vestido era completamente azul con destellos delicados que formaban copos de nieve poco visibles acompañado de un corsé que definía su figura, sus brazos estaban cubiertos por una tela transparente y su espalda estaba descubierta hasta el inicio de su cintura, levemente cubierta con una capa delgada que llegaba hasta el piso. Recogió su pelo con dos pequeñas trenzas que salían de cada lado de su cabeza para unirlas en su nuca, dejando así el resto de pelo suelto que caía sobre el vestido con gracia. Se maquillo un poco e hizo para si misma un par de zapatos a juego con un tacón bajo... Se miró al espejo y podía ver que al menos ya no se veía tan mal como cuando se levantó. Tomó sus guantes colocándolos de nuevo en sus manos para por fin salir a la proa a desayunar. Antes de salir alguien tocó a la puerta, era el dignatario español quien había ido a buscarla.
-¿Majestad?
Elsa abrió la puerta para después contestar el saludo del hombre
-Buenos días, señor dignatario... Lamento la tardanza.
-Buenos días su alteza, no se preocupe... La hemos esperado para desayunar.
-¿De verdad? Es muy tarde, me desperté muy tarde. No deben esperar a que yo este con ustedes para desayunar, supongo que deben tener hambre. (Dijo mientras salía del camarote para empezar a dirigirse a la proa)
-Este es su barco majestad, seria una descortesía desayunar sin usted.
-No, no hay ningún inconveniente... Para ser sincera pasé mal anoche, fue muy poco lo que pude dormir. En realidad pude descansar a la madrugada, estuve pensando mucho en la consigna sin mencionar que el movimiento del barco me tenía asustada.
-La comprendo majestad, si usted desea puede descansar un poco más.
-No, para nada... Me es muy difícil dormir aquí, en realidad el movimiento del barco y las olas golpeándolo me asustan, así que prefiero mantenerme despierta.
-Esta bien su alteza, sin embargo para mañana en la mañana estaremos arribando a Wesselton debe asegurarse de descansar muy bien.
-Si, lo sé... Trataré.
Llegaron al comedor, donde la esperaban los demás dignatarios junto con algunos empleados, listos desde hace un par de horas para servir el desayuno. Cuando entró se sintió mal por hacerlos esperar tanto.
-Buenos días, disculpen la tardanza. En verdad no hay excusa para hacerlos esperar tanto, lo lamento mucho.
-No se preocupe alteza. Buenos días. (Dijo uno de los dignatarios)
Todos hicieron una reverencia a Elsa, mientras el dignatario español acomodaba la silla que estaba en la punta de la mesa para que ella se sentara, le hizo un cortes gesto para que ella se sentara, se acomodó en frente de la silla y antes de sentarse, dio la orden a los demás de que se sentaran, con esa señal, la servidumbre empezó a servir la mesa, el menú era igual para todos, excepto para la reina. El desayuno transcurrió con normalidad, todos hablaban de la excelente noche que habían pasado, mientras Elsa solo podía escuchar lo bien que habían descansado los demás ella se lamentaba no haberlo hecho, pensó en Anna... ¿Qué estaría haciendo a esta hora su hermana? ¿Estaría más tranquila?
Al finalizar el desayuno, todos se dirigieron a la proa para tomar el sol pasaron un rato agradable cantando y haciendo bromas mientras Elsa solo escuchaba con atención las múltiples bromas y chascarrillos que decían, algunas le causaban gracia otras no tanto pero igual sonreía por cortesía, escucho los cantos que interpretaban algunos de sus dignatarios pues todos venían de diferentes naciones y era costumbre interpretar cantos mientras estaban en altamar, para hacer más llevadero el viaje. Después de pasar un buen rato en la proa todos se dirigieron a uno de los salones del barco para llegar a una conclusión final sobre la consigna que ella había decretado.
-Yo en realidad espero poder ayudar a Wesselton de alguna forma, pero no estoy dispuesta a cambiar la decisión tomada, soy consiente... No! Soy muy consiente de que están pasando por una terrible situación económica, sé también que los reyes de Wesselton y sus habitantes no deben pagar por los errores de sus representantes diplomáticos pero... No estoy dispuesta a cambiar mi mandato.
-En algo usted tiene razón majestad, ellos no deben pagar por las acciones de una persona... Pero debemos entender que muy seguramente los reyes de Wesselton estén dispuestos incluso a llevar al duque a la horca...
Elsa muy firme interrumpió al dignatario.
-¡NO! Perdón interrumpirlo, pero es algo que no estoy dispuesta a aceptar, no quiero que lleguemos a ese extremo.
-Majestad, tenga en cuenta que es una opción que ellos pueden poner sobre la mesa.
-Pues no estoy dispuesta a siquiera escucharla en caso de ser así... No quiero que nadie muera por mi culpa.
-Entiendo su punto de vista alteza, pero... Si es una de las múltiples opciones, debemos tener una contrapuesta.
-...
-Debemos tener algo que impida eso. Si es lo que usted quiere evitar majestad.
-Detesto que estas cosas pasen, no me gusta que el peso del mundo caiga sobre mí, ahora no solo tengo que tener la carga de un reino que no es mío sino también la vida de su duque... Como si con Hans Weestergard no fuera suficiente.
Todos quedaron en silencio al oírla decir eso.
-Perdón. No debo...
-No, tranquila... No debe disculparse. La entendemos por completo. (Interrumpió el dignatario español)
-Yo solo espero que esto se solucione de la mejor manera, sin que nadie muera y sin que yo tenga que deshacer mi propio mandato, sé que fui radical pero no pude evitar serlo.
-La entendemos, pero nosotros estamos aquí para evitar precisamente eso su alteza, que su orden sea deslegitimizada.
-Solo quiero hacer lo correcto, y que mi decisión sea respetada.
La reunión continuó con normalidad, era de suma importancia llegar a un acuerdo antes de arribar a Wesselton, sin embargo no podían llegar a nada por que no sabían que propuestas o que trato tenían listo en este lugar para limar asperezas. Mientras tanto Anna en Arendelle estaba llena de trabajo, era como si todo se hubiese salido de control al irse Elsa, ella estaba ya acostumbrada a realizar parte del trabajo de su hermana pero era muy difícil hacerlo todo ella sola, su intención era que todo siguiera tal cual como su hermana lo venía manejando.
-No puedo creer que Elsa hubiera tenido que hacer todo esto ella sola, debí ser más considerada con ella y ayudarle, es muy difícil encargarse de todo una sola persona.
-Si, veo que es difícil, te ayudaría pero... No soy de la realeza, por fortuna.
-No es necesario que seas de la realeza Kristof, con que me ayudes a separar las cartas diplomáticas de las cartas que envían otros monarcas a mi hermana con intensión de cortejarla esta muy bien. Es algo que le dejaré a ella para que responda cuando vuelva, no quiero meterme en ese asunto.
-Esta bien, estas son las cartas de otros monarcas para tu hermana. (Pone una enorme pila de cartas sobre el escritorio)
-Bueno... ¿Pero que ocurre con ellos? Esperan a que mi hermana los rechace una y otra vez, por ejemplo... Es... Esta carta, viene de nuevo de las islas del noroeste, ya Elsa lo había rechazado y de nuevo. Son cartas que llegan todos los días, y Elsa las rechaza implacablemente pero vuelven e insisten. Pobre... Cuando llegue va a tener más trabajo que nunca.
-Y ¿Por qué no respondes unas por ella?
-Por que eso es algo muy privado, ella me permite responder algunas siempre y cuando ella las haya leído primero y analice si el pretendiente le conviene a Arendelle, si seria bueno asociarse con ellos económicamente, si el es un hombre culto dice que eso se nota en su forma de escribir... Es muy meticulosa con todo, finalmente siempre termina rechazándolos a todos.
-Woow Tu hermana en realidad es muy dura, es muy hermética.
-Si, tuvo una niñez difícil, y no la juzgo... Aun siente que nadie la puede aceptar por sus poderes, y es triste por que ella es más que eso, es más que solo sus poderes. Por eso no me atrevo a leer ninguna sin su consentimiento, y menos a responderlas.
-Uhmm bien... Y... ¿Qué harás?
-Yo... Yo solo voy a responder las que contienen asuntos diplomáticos y económicos que nos puedan beneficiar, pero las otras las guardaré para que ella se encargue cuando vuelva. No quisiera responder una en nombre de ella y que algo salga mal...
-Esta bien... Solo dejaré estas aquí. ¿Crees que pueda ayudarte en algo más? ¿Puedo ir con Sven y Olaf a la villa?
-¿Me dejarás aquí sola? Aburrida, leyendo, trabajando sola... Como si no tuviera un novio que me quiere y me ayuda. Sola...
Anna solía chantajear así a Kristoff para que la acompañara, trataba de hacer su trabajo lo más rápido posible para salir junto con el a la villa, pero desde que Elsa se había ido no podía salir del despacho, empezaba desde temprano hasta muy tarde.
-Esta bien... Me quedaré pero no sé para que... Yo no sé nada de lo que ustedes deben hacer.
-Con que me acompañes es suficiente.
Elsa se encontraba en la proa del barco pensando... Necesitaba tener la mente clara y sus emociones controladas, faltaban unas horas para llegar a Wesselton no sabía que esperar. Quería mostrarse serena pero firme, bondadosa pero sensata, quería ayudarlos sin destrozar ella misma sus convicciones, el solo estar en la proa tomando aire puro y viendo el mar la ayudaba a aclarar su mente. Tal y como estar sentada en el bosque en silencio, mirando a los fiordos, solo ella y... ¿Hans? De inmediato sacudió la cabeza en negación, ¿Por qué de nuevo el? Alejó el pensamiento de su mente y empezó a caminar por la proa mientras concentraba un único y solo pensamiento Wesselton. Era la forma perfecta de evadir a Hans en su cabeza. Faltaban solo unas horas para llegar a Weeselton, transcurrieron tan rápido, la noche fue tranquila, todos tenían que estar descansados para arribar, la reina de Arendelle tuvo que pedir a una de sus empleadas que le diera un té que la ayudara a descansar, no quería llegar demacrada, cansada y somnolienta, tuvo una noche tranquila, descanso bastante bien sin embargo dentro de su subconsciente no podía olvidar que estaba a mar abierto y que era ahí donde justamente sus padres habían fallecido. A la mañana siguiente todos despertaron más temprano de lo habitual, debían estar listos pues a lo lejos ya se veía el puerto de Wesselton, los empleados estaban alistando el desayuno para la reina y para los dignatarios, Elsa y sus acompañantes se alistaban para ser recibidos en este lugar. Se había arreglado lo mejor posible quería demostrar bondad pero firmeza así que optó por un vestido similar al de la coronación algo recatado y diplomático, trenzó su pelo eh hizo un solo moño en la parte de atrás y para finalizar sus guantes... No sentía que fueran necesarios sin embargo quería estar precavida.
Salió de su camarote rumbo al salón donde desayunaría con sus acompañantes diplomáticos, el desayuno transcurrió con normalidad casi nadie hablaba. Todos estaban algo consternados y ansiosos por saber a que acuerdo iban a llegar, que propuesta o que opciones tenían preparados sus gobernantes para llegar a un acuerdo que los beneficie a todos y en especial, un acuerdo en el que no se vea involucrada la vida de nadie, era lo que ella quería evitar la muerte de alguien a toda costa, ya lo había logrado con Hans, ahora... Ahora más vidas dependían de ella.
Finalizando el desayuno el capitán del barco dio aviso a todos de que en 10 minutos estarían arribando a Wesselton, inmediatamente terminaron el desayuno cada uno fue a su camarote para tomar algunas pertenencias que llevarían por si mismos, mientras los empleados alistaban el equipaje de cada uno para descender del barco. Elsa tomo un par de bolsas pequeñas de satén en las cuales iban objetos personales, tomo la consigna y se dirigió a la compuerta acompañada de sus dignatarios.
-¿Preocupada Majestad?
-Solo un poco nerviosa... No es fácil llegar a un lugar donde de monstruo no te bajan.
-No creo que sea así, el único que pensaba eso era el duque... No creo que los reyes de Wesselton tengan la misma opinión.
-Es difícil saberlo, ese hombre me ah acusado con todos nuestros vecinos de hechicería.
Estaba sumamente ansiosa en realidad no quería estar a la defensiva pero si veía alguna mala intención de parte de los reyes de Weeselton o de alguno de sus diplomáticos, no iba a permitir que la hicieran sentir mal o la atacaran por sus poderes.
Cuando el capitán dio aviso de que habían arribado al puerto y cuando soltaron las anclas Elsa supo que no había marcha atrás, estaba lista para enfrentar lo que fuera suspiró, cerró los ojos y tomo valentía no sabia de donde para enfrentarse a lo que venía.
-¡ABRAN LA COMPUERTA!

Holaaaa chicas, nuevo capítulo espero de todo corazón que les guste. No olviden comentar y votar ya que esto me motiva mucho a seguir escribiendo. Dejen sus comentarios sugerencias e ideas. Un abrazo a todas y hasta la próxima actualización.
Byeeee
👋 😊 ❄
Pdta: Es semana Santa y muy probablemente suba el siguiente capítulo esta misma semana, descansen y lean y tengan una feliz semana.

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