Capítulo 1

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Hace exactamente diez años atrás hubo una revuelta en un laboratorio donde se experimentaba con niños con habilidades extraordinarias.

Fueron confinados en un abismo más ardiente que el mismo infierno, La sociedad temía que estos poderes se salieran de control y enviara a la raza humana de camino a su perdición, lo más triste de todo esto es que la ignorancia cegó a la sociedad y no se tomaron la molestia de preguntarse qué ocurría en ese lugar.

Estos niños desconocían el porqué de los actos viles provenientes de las personas que los confinaron, se olvidaron del valor de una sonrisa y el significado de la palabra felicidad

Solo eran conscientes del maltrato, nacían o permanecían cautivos para ser considerados carne de cañon.

Algunas facciones religiosas creían que era una señal del apocalipsis y la prueba contundente del castigo divino que la humanidad debía enfrentar.

La ciencia decía que éramos el pináculo de la raza humana, nuestro próximo paso hacia la siguiente evolución.

La sociedad pensaba que éramos un virus sobre sobre la tierra, una enfermedad, aquellas malformaciones que como no teníamos espacio en el purgatorio veníamos a quedarnos en este planeta, en cualquier teoría, éramos considerados una amenaza.

Con el laboratorio situado afueras de la ciudad, nadie en su sano juicio creería lo que nos hacían allí.

Puedo recordarlo como si hubiera vuelto a ese día, las vendas en los ojos de ese tétrico lugar, el dolor de las esposas en las muñecas que te perforaban la carne, y aun si te quejabas por el tormento, el oír de sus respiraciones al contraer el pecho, era su respuesta, el olor a medicina mezclada con sangre que se manifestaba desde la recepción, y lo más cruel aun eran los gritos de ayuda que cada vez más se agudizaban perdiéndose en los rincones de los pasillos.

Los días parecían largos, tan largos que nunca sentía el pasar de los minutos, no existía una definición clara de felicidad, escuchar tu nombre viniese donde viniese solo inspiraba miedo y terror, un lugar al que no quisiera volver en mi vida.

Nuestro mayor consuelo era ver a niños similares a nosotros, que entendían lo que era tener una estalactita de hielo apuñalando la mente y alma tras perder a alguien preciado, entendían el valor de un objeto como una pelota o apreciaban el valor del tiempo .

Nadie debería nacer para ser un ave confinada en una jaula, nadie debe morir a no ser que Dios te lo pida, aunque mucho fortalecían su esperanza, otros no encontraban motivos para tenerla.

No fue hasta que una noche de un 24 de septiembre a vísperas de mi sexto cumpleaños, una explosión se escuchó desde alguno de los cuartos de experimentación, tan grande fue la magnitud que sus ondas expansivas casi acabaron con parte del lugar, un humo electrificado por los foquillos rotos, rondo por los pasillo, como si fuera una nube negra se extendió por todos los rincones, el sistema de energía de los transformadores comenzó a fallar y un temblor nos estremeció a todos.

Este humo era la señal que todos anhelaban, tras esto todos aquellos menos afortunados que se acostumbraron a rayar paredes tachando "un días más", se llenaron de valor.

Se sacrificó mucho de ambas partes en nombre de libertad, a este motín se la conoce como Black Haze (Neblina Negra) o el "Día Negro", fue llamada así por un niño que perdió totalmente el control y ataco a todos los guardias de seguridad así como también a los científicos de las instalaciones, esto dio la posibilidad de que todos pudieran escapar de las garras de sus opresores.

Así fue como mi hermano mayor aprovecho el momento para buscarme y encontrarme en un cuarto de laboratorio.

Todo después de eso se me hace algo borroso y lo último que recuerdo era el frio del piso en mis pies descalzos y el congelado ambiente que se hacía sentir sobre mi bata blanca.

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Hoy en día le agradezco a Black Haze, gracias a él, mi hermano y yo pudimos escapar a una mejor vida.

- Sr. Jayce?..... Sr. Jayce!!!! - Una silueta parecida a la de un gigante me tapo la luz con su sombra, hacía sentir tanto escalofrió como si estuviese bajo la presencia de un ser horripilante, pero aun así no despertó mi curiosidad.

- ...... Sr. Jayce deje de tener la Mirada perdida y preste atención, puede fantasear todo lo que quiera después de clases.

- ¿Eh?..... - Justo cuando me percate de quien era, mis compañeros de clase comenzaron reírse por mi boba expresión. - Lo siento maestro, no quise hacerlo....

- Por favor le pediría más atención, sé que su desempeño académico es formidable, y por ello no debería descuidarse por sus fantasías, recuerde que la cima es solo un nuevo punto de partida Sr. Jayce.

-Sí, si lo entiendo, mis disculpas maestro.

Sin confiar mucho en mi palabras levanto la ceja para ponerme aprueba con una mirada despectiva, eran tan sombría esa mirada que me mando al polo norte a picar hielo. - Bien, si lo reconoces entonces no hay problemas de ello ¿Muy bien y donde me quede?.... ummmm....

Giro sobre su tobillo para dirigirse hacia el pizarrón, su tiempo era valioso que no pretendía perderlo más conmigo.

Dando un respiro de aliento por el problema al que acababa de salir otro más toco a mi puerta, llamándome a susurros como si me arrastrara a cometer un pecado desde unos asientos más atrás.

- Ps...Jayce....oye... Jayce... ps... por aquí...

- ¿Ah?? ¿Danna?.... ¿Por favor puedes dejar de buscarme problemas?..

Si por casualidad me preguntaran ¿Cómo se ve un ángel?, respondería que tiene cabello castaño, ojos claros tan azules que veo cada que veo el cielo pienso sumergirme en ese mar de emociones, si la aureola que flotaba sobre su cabeza no decía que era perfecta entonces yo me daría el trabajo de hacerlo.

Danna es el tipo de persona que irrumpiría el primer bocado a su hamburguesa para dársela a quien tenga crujiendo el estómago, sí, eso es lo que es Danna Koeller, una amable persona.

- Te tengo una noticia..... Es muy importante.

- ¿Y tiene que ser ahora?......

Olvide decir también que hiperactividad se asemejaba a un energizante y que su simple mirada me arrastra a cometer las mismas locuras que ella.

Es el Ying de mi Yang por así decirlo.

- Sr. Jayce!!!!..... - Con la paciencia al tope desprendiendo humo como volcán a punto de erupcionar, el maestro estaba decidido a reprenderme por faltar el respeto a su clase por una segunda vez.

Pero antes de argumentar algo.

¡Riiinn!!! La campana me había salvado de mi trágico destino antes de recibir el Knock Out.

Entro cerro los ojos algo decepcionado pero las reglas eran las reglas y como maestro debía acatar cada una de ellas. - Bueno Sr. Jayce por hoy la dejare pasar, espero que mañana este más concentrado. - Con esa última advertencia comenzó alistarse para irse de clases, para la próxima vez quizás no la vuelva a tener fácil.

- Si Sr. No se repetirá - O al menos eso espero.

Esto no significa que sea una persona rebelde, solo me encontré en una situación acalorada por inconsciente.

Dispuesto a huir bote un aire aliviado al exterior de mis pulmones - Supongo que tengo algo de suerte.

Al igual que el maestro hacía, yo también bote mis cachivaches dentro mi maletín, mis actos eran similares a una loca enamorada a punto de encontrarse con el amor de su vida y hablo de la "Comida" con solo pensar en los deleites que me esperaban en casa sentía a que mi intestino grueso confabulaba un plan para comerse al delgado, mi cerebro estallo al imaginarse todo lo que estaría saboreando dentro de unos instantes.

Hybrids (Jayce Gray)Where stories live. Discover now