XX

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Espero sentada en las bancas fuera del pub y poco a poco los cinco minutos de Brian se convierten en una mentira. Llevaba esperando al menos veinte minutos. Bufo molesta. ¿Por qué diablos no me avisó que llegaría tarde? Pude haber regresado en taxi y ya estaría tranquila durmiendo en casa.

Me pongo de pie y me acerco a la puerta principal del Pub. La música suena demasiado duro, básicamente me tenía loca. Las personas toman alcohol y otras bebidas, aquel olor es exageradamente fuerte. Me hago paso entre los que están bailando, quiero pedir agua embotellada. Pero me detengo en seco por lo que veo.

Roger ríe y baila con un grupo de personas, demasiado feliz diría yo. La sangre me hierve y quiero hacer algo, pero se me hace imposible moverme. Siento como la cabeza da vueltas, las puntas de mis dedos comienzan con un cosquilleo, veo luces a mi alrededor, cada vez más intensas y oscuras hasta que todo se torna negro.

(...)

—¿Ari? —un líquido con un fuerte olor se escurre por mi nariz. Abro mis ojos lentamente y me doy cuenta que estoy dentro de un auto. Aclaro mi vista encontrándome con Brian justo frente a mi, sosteniendo un algodón lleno de alcohol etílico frente a mi nariz. —Te desmayaste. —Me mira con preocupación.—Yo venía entrando así que por suerte logré evitar que te golpearas y te traje aquí al auto.

—Ay no. —Me quejo golpeando suavemente mi mano con mi cabeza.—¿Hice el ridículo?

—Un poquito. —Brian ríe frunciendo su nariz.

—Que vergüenza. —Poco a poco el recuerdo de Roger ahí dentro regresa a mi cabeza. —Brian, ¿Viste a Roger ahí dentro?

—¿Roger?

—Si, Roger.

—No, en realidad no. —Brian Niega. Pero por alguna razón No creo lo que me dice.

—¿Por qué siento que me mientes?

—No te miento. Te juro que no lo vi. —Dejo un largo suspiro salir de mi pecho. —¿Está todo bien?

—No Brian, no está todo bien. —Niego—Terminé con Axel. —Brian luce confundido y desorientado, como si no creyera lo que le estoy diciendo.

—¿Y por qué? —Cuestiona en un tono tranquilo, pero aún así confundido.

—Por que ya las cosas no funcionaban entre nosotros. Hace bastante no funcionan.

—¿Y cómo está él?

—Está muy molesto. No le agradó la idea.

—Claramente...—Se forma un pequeño silencio antes de que continúe hablando él.—Ari, ¿segura que terminaron por eso?

—Sí.

—¿No fue por otra cosa? —tuerzo los ojos.

—Brian, lo siento pero no es justo que estés preguntando todo esto.

—Yo solo quiero ayudarte.

—Pero me interrogas como si fueras mi papá, en este momento necesito a un amigo, no alguien que me regañe y me reproche lo que hice.

—De acuerdo, lo siento. —Me pide perdón luego de unos segundos.—¿Quieres hablarlo? —Antes Brian era básicamente mi diario, le contaba todo lo que me sucedía. Desde los problemas con mis hermanas, hasta problemas estúpidos y preocupaciones. Pero ahora se me había hecho tan difícil abrirme con él.

𝙒𝙝𝙞𝙩𝙚 𝙌𝙪𝙚𝙚𝙣 | 𝘙𝘰𝘨𝘦𝘳 𝘛𝘢𝘺𝘭𝘰𝘳.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora