Mitos griegos

Poseidon vs Atenea por Atenas

¿Conoces el origen de la ciudad de Atenas? Como podrás deducir, el origen del nombre de esta ciudad viene de la diosa a la que hace honor: la diosa Atenea. Hija de Zeus, el dios principal del Olimpo, Atenea es la representación más pura de la sabiduría, y el monumento más famoso de Atenas, el Partenón, está dedicado a ella.

La historia del nacimiento de Atenea es bastante loca.

Resulta que llega a los oídos de Zeus la noticia de que va a nacerle un hijo que será más poderoso que él. Zeus entra en cólera, y por eso decide no tener más hijos. Pero por aquel entonces, ya había dejado embarazada a Metis, una de las hijas del océano. Como ya no podía detener el embarazo, Zeus toma la decisión que todos hubiéramos tomado en su lugar: se come a Metis para evitar que dé a luz a su hijo.

Como ves, la mitología griega es bastante tétrica a veces.

El caso es que eso de devorar a Metis no le sentó muy bien a Zeus, y al cabo de los meses empezó a dolerle tanto la cabeza que le pidió ayuda a Hefesto, el dios del fuego y la fragua.

Como Hefesto era tan delicado, y por aquel entonces no se estilaba el paracetamol, pensó que lo mejor para acabar con el dolor de cabeza de su colega era meterle un hachazo y abrirle el coco por la mitad.

La diosa Atenea nace entonces de la cabeza de Zeus, ya toda ella equipada con su armadura, su casco y su lanza. Una mujer más poderosa que el propio Zeus. Porque la sabiduría puede más que la fuerza. Bonito mensaje, ¿verdad?

El pueblo griego estaba encantado con la diosa, y a medida que la ciudad crecía y se hacía más poderosa, empezó a ser necesario un patrón o patrona que les ayudara en las batallas. Tanto Poseidón, dios del mar, como nuestra diosa Atenea, pusieron los ojos en la ciudad y desearon convertirse en protectores de esta ciudad de creciente importancia.

¿Atenea o Poseidón? La ciudad estaba expectante. En aquella época no había castings rollo Factor X y por eso para decidir cuál de los dos sería el elegido, pidieron a los dioses que hicieran una demostración de sus poderes y ofrecieran a la ciudad un regalo.

Poseidón fue el que empezó el show. Con un golpe de tridente, brotó del suelo una fuente de agua. La multitud aplaudía entre vítores. Pero claro, luego se dieron cuenta de que, al ser Poseidón el dios de las aguas marinas, el agua que brotaba del suelo era agua salada.

Llegó el turno de Atenea, que era más lista, y decidió enseñarle al pueblo los secretos del cultivo del olivo, un árbol que ofrecía a los atenienses tanto la posibilidad de alimentarse directamente con su fruto, las olivas, como la alternativa de su elaboración para producir aceite.

Esto les encantó a los griegos, y desde entonces, Atenea se convirtió en la diosa protectora de la ciudad, y se erigió un templo para ella, el Partenón, donde podrás ver en su frontón la historia que acabo de contarte.