¿También fue tu primera vez?

Un encuentro incómodo.

Había decidido llegar temprano, quería ser la primera en saludarla ese día, había algo que le decía que era importante que le hablara, que la saludara, que ella pudiera ver esas fotos que le habían quedado tan bien.

Poché había estado revisando fotos en su computadora toda la noche, había tomado muchas el día anterior. No sabía qué le había pasado, no entendía porque había huido de ahí cuando esa niña se había caído. 

A lo lejos se veía como al amanecer la luz entraba para iluminar todo el salón de ensayos,  Poché había entrado a fotografiarlo en completa soledad, se sentía familiar, se sentía bien. Pasaron solo algunos minutos y poché logró las fotos que quería, se encaminó hacia los lockers para cambiar su lente por el que quería usar para las fotos de esa mañana; tomó sus cosas y mientras salía de ahí, ajustando su cámara, su cuerpo chocó contra alguien que iba entrando y que al igual que ella, iba distraído. Era ella, la misma chica del día anterior, al reflejo del choque y el impacto emocional, Poché soltó la cámara de sus manos y bajo la mirada observando como en cámara lenta, iba cayendo su mayor tesoro. Por su mente habían pasado tantos recuerdos, tantos lugares que había visitado con esa cámara, pero ahora ya no iba a estar; fue cuestión de segundos los que tardo la cámara en caer, pero para ella, fue como si toda una vida pasara ante sus ojos. Apretó sus ojos fuertemente, esperando escuchar el golpe de la cámara al caer, pero nunca sonó; al abrir sus ojos, la chica con la que se había chocado, le respondía con una sonrisa y con la cámara en la mano. Poché no daba crédito a su suerte y sin pensarlo se lanzó a los brazos de aquella chica, no había notado que era más alta que ella y su cabeza quedaba perfectamente ubicada para reposar en un mágico lugar entre sus mejillas y sus hombros, era el mejor lugar del mundo. 

Pasaron 2 minutos, pero podrían haber sido mil años, Poché nunca había sentido tanta paz, tanta felicidad, tanta vergüenza. Tomó 30 segundos para caer en cuenta que se le había arrojado a la chica que le gustaba con toda y se había acomodado en su pecho. Poché se sonrojó y tomó la cámara estrepitosamente, aparto a la chica con brusquedad de la puerta y mientras huía, a lo lejos, se escuchó un - gracias, lo siento-. Calle quedó perpleja y más confundida que ayer ¿Qué le pasa a esa niña? ¿ Por qué me empujó? 

Poché corrió hasta quedarse sin aire y al notarlo ya estaba en el parqueadero de la prepa, quería que la tragara la tierra, que se desapareciera y no volver jamás a ver a la chica.