NO ME RINDO, NO ME ODIES

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Hinata Uchiha se sentía mucho más tranquila ahora que había arreglado las cosas con la Otsutsuki, y por lo visto Naoto tenía toda la razón, era muy buen niña, la había juzgado erróneamente.

—Deberías ir a arreglarte con Naoto—dijo la Uchiha asiendo sonrojar a la peliazul. Cosa que hizo sonreír a la ojijade, ya que se veía muy tierna. —Oye, acaso... ¿te gusta? —dijo un poco burlona haciendo que las mejillas de la chica se pusieran aún más rojas, definitivamente era divertido molestarla.

Miu no sabía donde meterse, ella no se había planteado nada de eso. Era demasiado vergonzoso pensarlo, aunque sí que debía admitir que el rubio era muy guapo y le hacía sentir de una manera que jamás había sentido.

—Si yo tuviera que escoger de entre mis amigos—dijo de repente Hinata. —Sí lo escogería a él. Inojin es demasiado duro cuando quiere serlo, y Shikadai—negó mientras lanzó un largo suspiro. —Dudo que esté interesado en las chicas—dijo haciendo que en otra parte el pelinegro estornudara.

—¿En serio? ¿Él te gusta? —dijo preocupada haciendo que la pelinegra volviera a reír.

—No es así, solo digo que es una buena opción—dijo riéndose. —Es cierto que muchas veces puede ser un tonto cansino, pero cuando lo necesitas está allí para ti, fiel siempre. Es un muy buen amigo—dijo la chica haciendo sonreír a la Otsutsuki.

—Lo sé—asintió la ojiazul con una triste sonrisa, al recordar lo que le dijo esa vez que se separaron. —No se si me perdonará—murmuró la pequeña.

—¿Naoto? Claro que lo hará, el pobre estaba más que feliz cuando le dije que podía ser tu amigo—dijo animándola. —Estoy segura que ahora mismo debe estar buscándote para que volváis a ser amigos—le aseguró la chica para que seguido se escuchara un grito proveniente del recién nombrado. —Te lo dije—dijo guiñándole un ojo. —Cuídalo—dijo con una amigable sonrisa para salir de allí a toda prisa.

—Gracias—dijo Miu antes de que Hinata desapareciera del todo.

Cuando la pelinegra estuvo lo suficientemente alejado de la joven pareja poco a poco aquella brillante sonrisa que había estado tratando de mantener pasó a un rostro afligido. ¿Qué si me gusta? Se dijo a sí misma. ¡Lo hace, me gusta!, se decía un tanto enfadada, ya que ella lo había visto primero. Cada vez que le molestaban con él, ella era feliz, porque de una manera u otra sentía que aquello los acercaba. Pero se había dado cuenta que era inútil, que su mejor amigo sentía algo por otra persona, y ella no se quería interponer.

Además, solo eran niños, ella le podía dar la oportunidad de intentar algo, tampoco era como si lo amase con locura, solo le gustaba. Pero de todas formas seguía siendo duro para una niña de doce años. "La amistad va antes que el amor, porque el amor es amistad". Definitivamente ella no quería cometer los mismos errores que su madre, si Naoto era feliz estaba bien, además solo le gustaba, hubiera sido peor si tuviera sentimientos más fuertes.

Asintió segura de su decisión, era lo mejor que podía hacer. Pero, no contenta con su buena acción del día, comenzó a buscar a su padre, tenía que darle la carta que su madre le había escrito. Sentía que en parte la estaba traicionando, ya que la pelirosa le había pedido que lo mantuviera en secreto de él. Pero, ahora que había renunciado a completar el deseo de su madre se sentía en la obligación de mostrársela a su padre. Además, tarde o temprano el Uchiha mayor le iba a pedir una explicación de su huida a ese campamento y prefería decirle la verdad.

Sonrió con tristeza, era cierto que no había interactuado demasiado con la peliazul, pero por lo poco que la había tratado se notaba que era muy buena, además de ser realmente considerable, siempre atenta a cualquier pequeño detalle. No quería decirlo en voz alta, pero le hubiera gustado tanto que ella y su papa estuvieran juntos, de que tal vez ella se convirtiera en su mam...

Algo sucede en mi corazón [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora