CANCELADO TEMPORALMENTE
( esto me da mucha pena ajena, puede que haya estereotipos, clichés, errores ortográficos, etcétera, así que no esperen nada de este libro si lo van a leer )
desde China en una esquina
hasta Rusia sin ropa encima,
bIEENVENI...
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Ambos estaban en su cama, cubriéndose por una sábana alumbrados por una pequeña vela, estaba el riesgo de quemarse pero eso era lo que menos importaba.
Era de noche, casi de madrugada, ambos conversando de cosas irrelevantes, mientras además de la vela tenían una sopa maruchan, pues no había nada más que comer.
Cuando no tenían tiempo de salir, o tener una cita en algún parque, restaurante, o algo así, solo se ponían a conversar sobre las cosas que habían hecho; claro, ONU prefería que México hablará, amaba las anécdotas de aquel país.
Había terminado su "cena instantanea", ya iban dar la 1:00 AM y ambos tenían cosas que hacer en la mañana. Estaban acomodando la manta, mientras ponían la vela en una de las mesitas de noches. Entonces, Naciones Unidas agarro levemente la muñeca del contrario, jalandola un poco.
- Te quiero regalar algo...- musitó con algo del vergüenza, pues esperaba que el momento en el que preguntará eso fuera más romántico.
Pero gracias a todas las cosas que tenía que hacer apenas y podría ver al mexicano, sería mejor ahí. Estaban solo, juntos, iluminados por la luna y una vela, no suena muy lindo pero para él si lo era.
- ¿Qué cosa? - preguntó, pues que el recordaba no era ni su aniversario o alguna fecha especial, pero, ¿y si lo era y él lo había olvidado?
ONU buscó debajo de su almohada una cajita negra con un listón rojo carmín adornandola. Se la tendió a México, el cual la agarro con cuidado.
Abrió con lentitud la cajita, con cierto nerviosismo, quería saber que había ahí dentro, pero viniendo de su novio seguramente sería algo hermoso.
Era un anillo de oro con un pequeño diamante incrustado, con algo escrito alrededor de este, por la falta de iluminación (y por que la letra era pequeña) no se apreciaba lo que decía.
México admiraba el regalo, mientras ONU no sabía cómo o que decirle, hasta que se armó de valor y agarro el anillo junto a la mano de su novio. Trago saliva para luego hablar.
- México... -suspiró, aceptaba que tenía miedo, pero eso es lo que menos importaba. - ¿Me harías el honor de casarte conmigo?
Sentía como el mexicano temblaba levemente, ¿acaso hacia frío? El tricolor ya estaba derramando algunas lágrimas, su sonrisa se extendió para asentir frenéticamente, estaba contento, demasiado según él.
- ¡Acepto! - exclamó con emoción mientras se abalanzaba a la organización, abrazandolo mientras seguía sonriendo.
Le dolerian las mejillas por sonreir tanto tiempo.
