(Carta)
Mi amado Adler, si estás leyendo esto es porque he abandonado este mundo, desde hace meses estoy tan enferma que las fuerzas poco a poco se agotan y desean abandonar mi cuerpo para siempre, y es por eso que no quiero seguir ocultándote algo así, hace un año exacto que no sé nada de ti, tus cartas cesaron y me temo lo peor, que ahora tú estés en los brazos de tu reina, en unos brazos ajenos a los míos y me duele saber que aquellos votos que nos juramos no valieron más que tu reino entero, quisiera odiarte Adler, pero te amo tanto que cada vez me rompo más, me desquebrajo poco a poco y temo ahora más que nunca no volver a verte nunca más ni por última vez, deseo que realmente seas feliz y que ella te de todo lo que yo no pude darte, pero no quiero despedirme por completo sin antes pedirte que cuides a nuestras pequeñas, aquellas dos niñas que nacieron de aquel amor desenfrenado que nos tuvimos, amalas como yo tendría que estarlas amando y cuídalas como me prometiste que me cuidarías a mí, deja que sean libres y protégelas.
Tuya para siempre Moibeal
Adler
Aquella fue la última vez que supe de mi hermosa Moibeal, aquella carta que se me fue entregada junto con dos pequeñas niñas tan idénticas a la mujer que amaba con todo mí ser
―Ella me pidió que las trajera ― la anciana frente a mí me miro con desconfianza ― ella de verdad le amaba ― hablo con melancolía como si ella hubiese tenido que ver aquel dolor que estoy seguro que le cause a mi amada al dejarla de un momento a otro
Mi corazón se desquebrajo un poco por la muerte de la única mujer que había amado, la única mujer a quien le pertenecía mi corazón y que ahora ya no estaba, me odiaba por no haber permanecido a su lado y ahora estaba aquí con este dolor que me estaba rompiendo por dentro al no poder volver a ver esa hermosa sonrisa que siempre me regalo, mi cobardía me lo había quitado todo, el miedo hacia mi padre me condenó a esta vida tan infeliz y ha no haber estado para Moibeal cuando más necesitaba a su lado
―Pero ¿Qué fue lo que le paso? ― pregunte con ansiedad y con la necesidad reflejada en ese solo pregunta, al menos quería saber que no había sufrido también en el lecho de su muerte
―Una terrible enfermedad, debilito su cuerpo hasta que no pudo más, lucho durante meses para no dejar solas a sus pequeños rayos de luz, pero el dolor en su alma y el desgaste físico acabaron con ella
No podía creer que aquella mujer me estuviera diciendo eso, mi Moibeal esa muchacha llena de vida y fortaleza haya sucumbido a la enfermedad, que no hubiera luchado un poco más
―Moibeal lucho por tres meses hasta que por fin su agonía término ― me miro con pena ― su último deseo fue que sus hijas fueran entregadas a su padre, ella confiaba en que usted majestad cuidaría bien de ellas
―No puedo hacerlo ― negué en repetidas ocasiones, aun negándome a aceptar que ella estaba muerta y sin poder creer lo que me estaba pidiendo — ellas a qui corren mucho peligro
Sabía que Liana no las aceptaría y menos cuando estaba a unos meses de dar a luz a nuestro primer hijo, al que se suponía seria mi primogénito ante los ojos de todo el reino, cuando en realidad ese pequeño niño resultaría ser el bastardo ya que yo realmente me había casado con mi amada Moibel, todo esto era una maldita jugada del destino, una trampa cruel en la que ambos habíamos caído estrepitosamente
―Ellas no tienen más a donde ir ― trato de hacer que comprendiera, pero aquí quien no comprendía el peligro en el que ellas estaban era esta mujer— el padre de mi querida Moibeal la echo a su suerte y aún cuando intenté buscarlo, se negó a aceptar cada una de mis misivas, comprenda que soy anciana y que no viviré mucho, si fuera diferente créame jamás habría recurrido a venís hasta aquí aún cuando le faltará a la memoria de aquella muchacha que tanto le amo
―Debes de llevarlas al Clan Mackenzie ― hable con firmeza sin intenciones de dar mi brazo a torcer y sin ser conciente que la anciana delante de mi ya había mencionado que el señor MacPerson no la quería en sus tierras
―No puedo hacerlo mi majestad ― soltó con pesar ― el padre de Moibeal, la hecho del clan y le ordeno que no volviera nunca más, negándola como si hija
―Las mataran si se quedan conmigo― la frustración era evidente, mis pequeñas niñas no podían estar cerca de mi sin que corrieran un peligro inminente y no siempre iba a poder protegerlas― dejare que se queden en el castillo y pondré a una guardia para ustedes, pero te pido que las cuides como si fueran tus hijas, me temo que yo no podré estar mucho con ellas, entre más alejado este, ellas vivirán bien
―Como usted lo ordene mi señor ― hizo una leve reverencia
Sin más que hablar con aquella mujer y aun sintiéndome aturdido por la noticia me dirigí para hablar con uno de mis hombres de confianza de la guardia real, necesitaba que protegieran a mis hijas así como Moibela me lo había pedido
Soporte el dolor hasta estar en mi recamara en dónde pude romper en llanto, maldiciendo y rogando que esto fuera solo una mentira, que ella estaba viva y que pornto vendría a mi encuentro aún cuando yo la había traicionado, la abandone y eso jamás podría perdonarmelo, para siempre cargaría con el pesar de no haber estado, de no despedirme y de jamás haber podido volver a mirar aquellos ojos que me echizaron

ESTÁS LEYENDO
Las bastardas del Rey
Historical Fiction¿Que hacer cuando tu destino ya esta escrito incluso antes de que nacieras ? Desterrada del único hogar que conocía, obligada a huir a las montañas para poder mantenerme con vida, yendo a donde mi destino me tenía que llevar y regresando a donde mi...