Nunca se sabe cuánto tiempo ha pasado hasta que se mira atrás y se comienza a echar de menos cierta inocencia; los tiempos de antaño terminan siendo mejores con los años. Uno logra olvidarse del mundo por un momento con el simple hecho de cerrar los ojos. Yo ya los he abierto y lo curioso es que sigo sin reconocer siquiera mi propia mente. Muy pronto cruzaré un umbral que me trasladará a un mundo del que no hay retorno. He visto tantos calendarios que los días ya perdieron su nombre y los años parecen banales; no me gustaría despertarme mañana y darme con la sorpresa de que ya pasaron doce meses, que otro calendario se unió a la lista. Pero es inevitable. Las leyes de la vida son las más difíciles de asimilar. Mañana volveré a nacer, y ni siquiera me he muerto por completo....
