Shikajin: Repara mi Corazón

Dolor

Shikadai, 12 años.

Shikadai había ido a casa de Inojin para contarle lo que desde hacía tiempo sentía que le molestaba el pecho. Estaban los dos en la habitación del rubio, Shikadai sentado en la cama e Inojin en su silla de escritorio mirando al ojiverde atentamente.

- Desde que papá empezó a trabajar como consejero del Nanadaime hace ya 9 años, él y mamá se han ido distanciando.

- ¿Qué quieres decir?- preguntó Inojin y Shikadai lo miró a los ojos.

- Pues que mamá ya no es... no, sé... tan... ¿cariñosa? Nos trata muy fríamente a mi padre y a mí. Y no entiendo el porqué. Siento que ya no nos quiere como antes.

- Tu padre trabaja mucho y no tiene tiempo para estar con vosotros. Seguramente eso sea una parte del problema. Pero no se me ocurre un motivo por el que también te trate a ti así.

- Sí, está molesta con mi padre por eso. De hecho, yo también lo estoy. No es justo que trabaje tanto. Pero lo entiendo. No es culpa de papá, no veo justo que mamá lo trate tan fríamente... - Inojin se encogió de hombros y se sentó al lado de su amigo.

- Háblalo con tu madre. Tal vez te dice que es lo que realmente pasa.

Al cabo de un rato, Shikadai se despidió de Inojin y caminó lentamente por la aldea hacia su casa. Miraba al cielo, tratando de imaginar que podía haber provocado el extraño comportamiento de Temari contra ellos dos.

Shikadai llegó a casa al atardecer. Al entrar se sorprendió al ver los zapatos de su padre en la entrada y no pudo evitar sonreír. Se descalzó y caminó a la cocina. Su madre debería estar ahí, pero no estaba.

Fue a la habitación de su madre, pero tampoco estaba allí.

Había un ligero olor a alcohol en el pasillo. Lo siguió hasta la puerta de la habitación de su padre. Vaciló unos segundos antes de abrir la puerta. Algo no iba bien y Shikadai pudo verlo. Frunció el ceño y abrió la puerta.

Shikamaru estaba sentado en el suelo, sobre su futón. El olor a alcohol era más fuerte. Shikadai pudo oír un sollozo de su padre. Estaba... ¿llorando?

- ¿Papá?

Shikadai pudo ver como su padre se movió sorprendido. Giró un poco la cabeza para ver el reflejo de su hijo a través de la ventana. Shikamaru extendió el brazo hacía Shikadai. Estaba sujetando un papel.

Shikadai lo tomó. Antes de leerlo, miró la cara de su padre reflejado en la ventana y Shikamaru agachó la cabeza de nuevo, así que el joven Nara leyó el papel.

"Lo que estoy a punto de hacer es algo cruel, lo sé. Pero no soy capaz de decírtelo cara a cara.

Hace ya bastante tiempo, me planteé la idea de que, tal vez, ya no te quería como alguna vez te quise. No quise creerlo, así que olvidé ese pensamiento. Pero el año pasado, cuando me dijiste de dormir en habitaciones separadas, para no molestarme cuando regresas tarde, me di cuenta de que, tal vez, ya no te necesitaba.

Un año ya estando muy distanciados. Casados, sí. Pero separados. Me he acostumbrado demasiado a no tenerte cerca, a no besarte, a no verte.

Esto es cruel y créeme, lo sé. Pero soy demasiado cobarde para decíroslo en persona a ti y al niño. Así que decidí que os lo diría por escrito. Y ahí va:

Me voy. Me voy para no volver. Intenté volver a amarte, volver a querer estar contigo, pero me es imposible. He dejado de ser feliz viviendo contigo, en esta casa. Hace ya mucho tiempo que no sonrío de verdad.

Y no es que te culpe, todo lo contrario. Es mi culpa, y solo mía. Por eso pienso que lo mejor es dejaros atrás. Lo mejor es que vuelva a Suna con mis hermanos.

No sé cómo te tomarás esto. No sé si te dolería menos mi marcha si te lo dijera en persona. Solamente quiero que sepas que jamás olvidaré todos estos años. Porque si he sido feliz a tu lado, aunque ya se haya acabado.

Y a Shikadai... Dile que puede venir a verme siempre que quiera. Dile que le quiero y que él no tiene culpa de nada.

Espero que no os duela más que a mí y que podáis entender que lo he hecho para evitarnos más dolor a los tres.

Un fuerte abrazo, Temari."

Releyó la carta tres veces, con las lágrimas brotando de sus ojos. Dejó caer la carta al suelo y miro a su padre, llorando. Shikamaru se levantó y miró a su hijo con los ojos húmedos. Se acercó a Shikadai y lo abrazó.