Uno más

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–Te amo...

El azabache acariciaba el vientre de su esposa, empezaba a notarse y a crecer cada día más. Al azabache le encantaba molestar la pancita, sabía que si lo molestaba constantemente daría una patadita, hasta que la castaña lo regañaba.

Le encantaba estar acostados en la cama y olvidarse de los problemas, solo eran él y su esposa. Llegaba por las noches, pero enserio amaba llegar y ver el armonioso ambiente que se gestaba en su casa.

–Quiero que Yuji esté con nosotros... —murmuró el azabache—

–Es nuestro hijo —aclaró la castaña—

–Sí, pero quiero que todos duerman en esta cama —sonrió— quiero a mi familia unida todas las noches —la castaña se sonrojo—

–Mooo —hizó un tierno puchero—

–Te vez tan hermosa... Al fin pude comprender la felicidad que me contaba Eugeo —al mencionar al rubio una lágrima rodó en la mejilla del azabache, pero mantenía una sonrisa—

–Siempre vamos a recordarlo, aún más ahora, gracias a él somos una hermosa familia —el azabache sollozó— Eugeo-kun y Yuuki quieren vernos feliz... A todos —acarició la mejilla de su esposo—

–Lo sé bien. Me esfuerzo cada día para que tú y Yuji siempre sonrian —besó a la castaña—

–Te amamos... Yuji y yo confiamos en ti y siempre te apoyaremos

De repente cayó un rayo muy cerca, causó que la castaña diera un brinco y se pusiera de pie por el susto, mientras el azabache reía por la actitud infantil de su esposa.

En el pasillo de la casa Kirigaya, iba un pequeño castaño corriendo hacía la habitación de sus padres.

–¡Mama, papa! —gritó el niño mientras entraba y abrazaba la pierna de la castaña—

–Oh, Yuji ¿Te asustaste? —el niño asintió— no te preocupes, Asuna también se asustó

–¿En serio?

–Sí, desde pequeña me asustan —revolvió los cabellos marrones— ¿Te quedarias aquí?

–Sí, por supuesto, mama

El pequeño se lanzó hacia los brazos de su padre que descansaba en la cama, la castaña apagó la luz y se acostó con ellos. Empezarón a caer pequeñas gotas, que iban aumentando cada segundo, había frío, pero ellos estaban calidos, esa noche los tres durmieron abrazados.

...

Un padre primerizo caminaba de esquina a esquina intentando calmar sus nervios, llevaba dos horas sin saber sobre su esposa. Sentía que iba a perder la cabeza.

–Calma, cuñado, ella está bien —dijó el rubio intentando relajarlo—

–¡Lleva dos horas dentro! —gritó el azabache—

–Cariño, ven aquí —la madre del azabache lo obligó a sentarse— éstas cosas son normales, a todas nos pasa —suspira— te amo, hijo

–Mamá... —dijó casi sin aliento—

–Se que ahora por fin comprendes lo que sentimos por ti, aunque no seamos tus padres biologicos, te amamos, como tu a Yuji —le dió un beso en la frente al azabache—

–Señor Kirigaya —una voz ajena a la conversación los sacó de su burbuja—

–S-Soy yo

–Soy el doctor Kurahashi, Yuuki-kun ha logrado dar a luz, sigame por favor

¿Siempre Juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora