Prologo

14 1 0
                                    

Todo se oscurece... las imágenes frente a mí, lentamente se distorsionan, corren de un lado a otro, alejándose y acercándose, pero ninguna es enfocada completamente por mis pupilas. El silencio me envuelve, me provoca una paz como nunca había sentido antes, no siento dolor, no tengo ninguna emoción, solamente hay tranquilidad, ¿Estaría mal si me quedara dormido?.

Como si se tratara de un rayo, un dolor punzante proveniente de mi pecho comenzó a recorrer todo mi cuerpo. Mi consciencia, la cual se mantenía atrapada en un abismo, lentamente comenzaba a recuperase, y mis ojos, que no enfocaban las imágenes, poco a poco recuperaban esa habilidad.

Polvo, había polvo por todos lados, haciendo imposible observar lo que ocurría más allá de unos cuantos metros frente a mí, pero ese no era el problema. Había un charco de sangre que captaba casi toda mi atención, sin embargo, no podía discernir de donde provenía.

-...tan-

Una voz lentamente me regreso a la realidad y al mismo tiempo, mi cabeza se sienta como si fuera a explotar con toda la información que había olvidado hasta ahora.

-...apitan-

Mi respiración era pesada y con cada bocanada de aire sentía como si me apuñalaran directamente a los pulmones. Mis brazos, que difícilmente reaccionaban a mis ordenes comenzaron a moverse y mientras intentaba levantarme del piso, unas manos me sostuvieron por la espalda ayudándome a sentarme.

- ¡Capitán! ¿Se encuentra bien? –

El dolor era casi insoportable, pero gracias a que alguien logro sostenerme  pude ver mi cuerpo. El chaleco antibalas que llevaba puesto estaba parcialmente sumido, como si un gran martillo me hubiera golpeado, donde se podía ver parte de mi cuerpo aplastado. De mi boca, el sabor a metal de la sangre no se iba, y varias gotas aún se mantenían saliendo hasta caer sobre el suelo.

- ¡Un médico!, ¡traigan a un médico rápidamente! –

Un rastro de tierra, como si hubieran arrastrado un costal varios metros por el suelo podía verse hasta mi posición, y a la distancia, donde iniciaba el rastro, cubierto por la espesa nube polvo, se podía ver una ligera sombra,un bulbo que sobresalía unos pocos metros del piso que aun parecía moverse, pero con mucha dificultad.


-Agárralo fuertemente-

Otra persona se puso frente a mí, y comenzó a evaluarme con la mirada, mientras la persona que me sostenía, agarraba la radio que estaba en mi chaleco.

- ¡Cubran al capitán! -

Como si se tratase de magia, el suelo dejo de temblar, podía ver algunos tanques detenidos cerca mío, que aun disparaban sus ametralladoras contra la espesa nube de polvo, varios soldados se acercaron y se pusieron frente a mí, como si de una barrera se tratase con los tanques como sus torres.

-Señor, Le pondré algo de morfina para aliviar un poco el dolor. -

Mientras me miraba, sacó algo de uno de sus bolsillos y golpeo fuertemente mi pierna, el dolor súbitamente se redujo, aún seguía siendo fuerte, pero gracias a eso, la lucidez de mis ideas volvió.

Ahora lo recuerdo, yo era la persona de más alto rango en este campo de batalla, no era por ser el mejor, si no por ser el último que quedaba, por eso, estaban tan renuentes de avanzar e intentaban protegerme a toda costa.

No puedo dejar que esto se quede así, soy la última persona que puede decirles que hacer, como puedo desperdiciar lo que hemos logrado hasta ahora, eso significaría tirar a la basura todo el esfuerzo de nuestro emperador, la oportunidad que nos dio para sobrevivir. Somos el escudo de la humanidad y como tal, debemos llegar al origen y detener esto.

No podía permitirme descansar, mis compañeros, mis amigos, que dieron todo para seguir adelante y que ahora no están conmigo me confiaron esta tarea. Mientras observaba al médico romper parte de mi chaleco, seguramente para intentar hacer algo con mis heridas, lentamente le puse una mano encima de su brazo y como si entendiera lo que intentaba decir se detuvo. Agarre la radio que la otra persona había devuelto a su lugar y lo acerque a mi boca.

Incluso yo, siendo una persona que no logro nada importante en su vida, alguien común y corriente, ¿podre cambiar las cosas con mis últimas palabras?, antes de que los fluidos llenen mis pulmones debo decirles lo que deben hacer.

-no... se... detengan... -

Pasaron varios segundos sin que nadie se moviera, pero luego de ese pequeño lapso de tiempo, el suelo volvió a temblar con los pasos y el movimiento de los tanques, alejándose cada vez de mi línea de visión. Ahora ya me siento lo suficientemente tranquilo como para reunirme con mis amigos y contarles lo sucedido luego de su partida. Siento no poder seguir con ustedes, seguramente muchos sufrirán peores cosas de las que yo he experimentado, pero no puedo continuar, mis ultimas palabras fueron transmitidas con mis fuerzas restantes, ahora, aunque todo se ponga Oscuro, sé que podre descansar.

Sigan adelante.

RemanenteWhere stories live. Discover now