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LA OSADÍA DE
UNA NIÑA

HICCUP NO HABÍA podido volver a hablar con Mérida, su padre y Bocon siempre tenían la mirada fija en él y le era imposible acercarse a la joven DunBroch sin que alguien interviniera. Todo el mundo parecía estar sobre él; incluso cuando salía a volar junto a Chimuelo Astrid se encargaba de no despegarse ellos, acompañada por Tormenta.

 Ya llevaba una semana de esa manera y comenzaba a cansarse de ello.

Ese día estaba ayudando a Bocón con algunas tareas en la herrería. Astrid no había aparecido y su padre tenía unos asuntos que atender con algunos papeles. Y en cuanto terminó fue junto a Chimuelo, consciente de que ese día podía volar sin tener a nadie más que a su dragón de compañía.

Hizo su habitual recorrido sobre toda la isla y terminó por sobrevolar a Grimoor, algo que comenzaba a volverse rutinario para el castaño. Estaban disfrutando del paisaje cuando entre rl boscaje el vikingo distinguió una figura encapuchada moviéndose  de manera ágil y sospechosa, por lo que no dudó en bajar e investigar de quién se trataba.

El dragón negro cayó de imprevisto frente al encapuchado y éste rápidamente sacó a la vista un arco y una flecha en dirección al Furia Nocturna. Entonces Hiccup reconoció a la figura.

—¡Wow, Mérida! Solo somos nosotros. —exclamó el chico levantando las manos al aire, mientras que su dragón gruñía amenazante.

La pelirroja se deshizo de su capa y bajó el arma mientras bufaba.

—¡Por Thor, Hiccup! Casi me matas del susto —Ella le lanzó una mala mirada al Furia Noctuna. — Tú y tu estúpido dragón.

Chimuelo gruñó por la ofensa, pero Hiccup no pudo evitar fijarse en otra cosa en vez del insulto a su Furia Nocturna.

—Mérida... ¿Qué te pasó?

Sí, definitivamente no pasó desapercibido ante los ojos del vikingo el labio partido de la pelirroja, y el moretón bajo su ojo izquierdo. Mérida hizo un ademán.

—Fue en una pelea.

—¿Con quién? ¿Quién te golpeó? —insistió él.

—¿Acaso importa? Ni que fueses a hacer algo por mí, además, me defendí bien.

Ambos, obstinados, se mantuvieron la firme mirada, azul y verde chocaron, aparentemente ninguno dispuesto a ceder. 

  —Mérida —pidió el castaño.  

—Astrid —masculló finalmente, sorprendiendo al joven Haddock.

—¿Qué? ¿Por qué te golpeó? —inquirió acercándose a ella para poder evaluar la gravedad de las heridas.

La tomó de la barbilla y examinó todo el rostro de la pelirroja, que le llevaba un par de centímetros. Mérida rodó los ojos y se deshizo de las manos de Hiccup rápidamente.

—Intercambiamos un par de palabras y terminamos en una pelea. No es como si ella me hubiese golpeado y yo llorado pidiendo clemencia, estoy bien. Mejor preocúpate por tu novia, ella fue quien salió mal parada —soltó con rudeza mientras una pequeña sonrisa se le creaba ante el recuerdo de su victoria.

—Mérida, no puedes ir por ahí y golpear a quien no te caiga bien —regañó Hiccup de forma muy severa.

Mérida le miró incrédula.

—¿Crees que fui yo quien fue a amenazarla? Ella me buscó a mí, y me encontró.

—¿Qué le hiciste? —pidió saber Hiccup mirándola como un padre enojado miraría a su hija.

INDOMABLE ━━ mericcupDonde viven las historias. Descúbrelo ahora