Capitulo 8

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Decidió no perder más tiempo y desayunar con los suyos, no se lamentaría mas por lo que fue, solo viviría el presente, recordando el pasado como una enseñanza; porque definitivamente el futuro estaba delante suyo.

Al llegar a comedor noto que nadie en la mesa había comenzado a comer a pesar de que todos hablaban entre sí entretenidos, o en el caso de Argent, se entretenía mirando a su hija hablar con Lydia.

Los platos estaban limpios y la comida intacta a pesar de que las risas volaban a lado y lado de la mesa.

Su mente nunca se cansaría de repetirlo, comenzaban a ser una manada, entendiendo por instinto la dinámica que los representaría a partir de ahora.

También se dio cuenta de que la silla inmediatamente a su izquierda estaba vacía, reservada para su heredero o compañero, cosa que por ahora no tenia y que la silla a su derecha estaba ocupada por Peter, obviamente dando a entender su lugar

Asi que sin pensarlo mucho se sentó en su lugar correspondiente, a la cabeza de la mesa, provocando que las conversaciones se detuvieran poco a poco mientras los demás esperaban a que comenzara a comer primero.

No lo dudo un instante y lleno su plato con los manjares que había cocinado Melissa, dándole el primer mordisco a una deliciosa y esponjosa tortita, que hizo explotar su mente con el delicioso sabor; los demás siguieron a su alfa y comenzaron a comer.

Después de él, Peter se sirvió al siguiente, y de ahí en adelante los demás se sirvieron sin orden alguno, continuando la charla y disfrutando de la tranquilidad de estar reunidos en manada, sin notar el levísimo cambio en el rostro de Derek después de unos minutos de comenzado el desayuno.

Solo por un segundo, el alfa había sentido la incomodidad en su pecho, algo muy dentro de su instinto le decía que algo había faltado, que un paso en aquel protocolo no dicho había sido saltado, enojando por un momento a Luan.

Pero dejo de prestarle atención a dicha incomodidad cuando el teléfono celular de Lydia sonó estridentemente dentro de la habitación de Peter, dejándoles a todos en silencio.

-¿Quien te llama a estas horas? -Preguntó John al ver que todos los lobos se miraban entre ellos, no sabían a ciencia cierta quien llamaba a Lydia, pero lo sospechaban.

-¿Lydia es...?

-¿Mi madre? si, es ella. Dijo que me llamaría pero no me dijo cuando –Contestó mientras se levantaba de su asiento bajo la mirada de toda la manada.

Se dirigió hacia el cuarto de Peter, y en poco tiempo volvió a bajar, con el celular aun sonando en su mano.

-¿No vas a contestas? –Preguntó Argent al ver que la muchacha cambiaba su mirada de Derek al teléfono.

-Derek...

El alfa se levanto de su silla y con calma se dirigió hacia Lydia, la tomó de la nuca con la mano derecha y con la mano izquierda tomó el teléfono.

-Habla con ella, no tengas miedo -Lydia respiro profundo ante las palabras de su alfa y con lentitud contesto el teléfono, colocándolo en altavoz. Le daba igual lo que su madre tuviera que decirle, todos ellos eran su manada, tenían el derecho de saber que iba a decirle la mujer que le dio la vida.

-¿Hola? –Habló la muchacha con calma, recostándose contra el pecho del alfa, dejando que este la sostuviera junto con su celular.

-¡Lydia, gracias al cielo!, ¿Porqué no me habías contestado el teléfono de casa?, llevo llamándote toda la noche –La voz de su madre estaba sumamente alterada e histérica.

-Lo lamento, estaba con mis amigos. Me entretuve con ellos, no fui a casa anoche -Lydia suspiro cansada, sabía lo que vendría ahora; un sermón de porque no se atrevió a decírselo.

El Futuro De La Manada HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora