I Love You {[☾︎chaelisa☽︎]}

28 (final)

NARRA LISA

Me levanté de mi cama corriendo y tomé mi abrigo mientras guardaba mi teléfono en mi bolsillo. Agradecía haber salido a comprar en la mañana e ir vestida, no con el pijama y una coleta despeinada.

-¡Jiwoo! ¡Voy a salir, a lo mejor llego un poco tarde!

-¡Mientras vuelvas viva me da igual lo que hagas!

-siempre tan maja- susurré para que no me escuchara.

Corrí como si mi vida dependiera de ello y llegué en unos ocho minutos a la puerta de la cafetería. No vi a nadie y extrañada miré en todas direcciones hasta que siento que dan tres tímidos golpecitos en mi hombro y me giré con curiosidad y emoción. Cuando vi a la chica pelirroja frente a mí no pude evitar taparme la boca con las manos sorprendida. La chica era hermosa, de piel pálida y rasgos finos. Tenía la nariz y las mejillas levemente rojas por el frío y llevaba un enorme abrigo que le cubría las manos y la hacía ver adorable.

-¿E-eres Rosé?

Ella asintió con la cabeza sonrojada y habló, su voz era preciosa. Me gustaría escucharla por siempre.

-S-si, soy yo. Sé que no soy lo que pensabas y que esperabas algo mejor pero y-

No la dejé acabar su estúpida frase ya que me acerqué a ella y la abracé, de paso asegurándome que ella era real y no un juego de mí mente.

-Deja de decir esas cosas, no me puedo creer que todo este tiempo te hayas escondido tras papel y una pantalla siendo tan bonita. Si te hubieras acercado desde el primer momento puede que ya estuviéramos casadas

Dije eso con la intención de hacerla reir y liberarla un poco de su incomodidad pero seguramente no se alejaba mucho de la realidad. Al parecer funcionó ya que escuché una pequeña risita de su parte y acabó por devolverme el abrazo.

-Gracias, en serio creí que esto me costaría muchísimo más pero me alegra poder estar contigo al fin

-Me alegra que te sientas así. Rosé, yo emm esto, me dejarías, si no te molesta yo... Podría...

Me mordí el labio en una pequeña insinuación y ella asintió sonrojada y sonriente. Me acerqué a su rostro y dejé un corto beso en sus labios. Me alejé levemente para mirarla a los ojos y estos brillaban con emoción y cariño. Era una sensación increíble y no podía estar más feliz de compartirla con ella. La volví a besar esta vez moviendo mis labios y haciendo el beso un poco más profundo pero con cuidado, tratando de transmitirle mis sentimientos a través de mis labios.