1- El comienzo

14 0 0
                                    

Todo empieza en el año 2010 cuando tenía aproximadamente 13 años y comencé a redactar desde este punto por qué simplemente todo antes de ese tiempo era de una niña totalmente normal, ustedes saben; escuela, casa, familia, amigos etc. Todo lo que una niña de 13 años querría tener y claro que lo tuvo.
Era un día precioso aunque algo nerviosa por comenzar mi secundaria, no era lejos era muy cerca unas 5 cuadras para ser precisa. Estaba tan contenta ya que días antes había asistido por una papelería faltante junto con mi madre, al entrar a la secundaria un montón de par de ojos se posaron en mi. Yo soy bonita podría decir que en su momento más, era delgada, alta y un tono de cabello claro al igual que mi piel blanquísima. Tenía carisma por naturaleza ya que mi padre siempre fue tan cautivador y encantador. Al entrar mi madre se dirigió a la dirección mientras yo me sentaba con un suspiro en las banquitas del gigantesco patio de la secundaria. Cuando alguien rompió con mi paz y se sentó junto a mi. Eran 3 chicas muy guapas aunque algo mal habladas para mi persona (que como repito, fui educada por un padre muy correcto y estricto) comenzaron a charlar conmigo de tonterías que en su momento me parecieron increíbles y cool. Que puedo decirles tenía 13 años.
Debanhi: -¿Entonces eres de Guadalupe?-
Jessica: - ¿Eres sorda?, Creo lo menciono más de una vez, no todas tenemos que ser de Juárez- bromeó y todas reímos.
Debanhi: - Como sea, creo que nos vamos a entender muy bien, todos aquí son agradables.
-Claro- exclamé girando los ojos lentamente por todo el patio de la secundaria, cuando de pronto vi a mi madre caminando hacia mí con su pequeño corte de cabello masculino que me encantaba, sus delgadas orejas mantenían unos aretes diminutos de estrellitas que me hacían reír, y con su delgada silueta se aproximaba más y más con un papel de aprobación (al parecer) en sus manos.
Rápidamente me despedí y Debanhi tomo mi brazo arrugando la manga de mi largo suéter azul marino hacia arriba de mi brazo y escribiendo con marcador permanente su número telefónico, posteriormente lo hicieron las otras 2 niñas que la acompañaban y yo solo me quede mirando que mi mamá no viera cómo me rallaban los brazos, eso le molestaba.
Salimos por el portón principal y nos dirigimos al carro de mi madre. Un viejo Tsuru color arena que por cierto me encantaba. Y a ella también...
- ¿Y, todo bien? - pregunte colocándome el cinturón de seguridad.
- Claro mi amor todo bien ya quedo lista tu inscripción y comenzarás la próxima semana- dijo mi madre - No te preocupes porque aquí estará Finn y el siempre te va a cuidar si es que te sientes fuera de lugar.
Puse mis ojos en blanco y la ignoré. Ya saben estaba en la etapa en la que todo era insoportable, cualquier comentario me hacía estar siempre a la defensiva, era la pubertad.

Llegamos a casa como mencione antes estaba a tan solo 5 cuadras de ahí. Como siempre nos recibió mi perrito llamado Huesos quien por cierto era una mezcla de Chihuahua, mi mamá nos lo regalo cuando lo vio tembloroso y solito en la tienda de enfrente, y si, lo vendían ilegalmente por $700 pesos, así que mi madre no dudó en traerlo a casa. Era muy enojon aunque era la adoración de la familia. Sobe su cabecita y me dirigí hacia adentro donde estaba mi padre.
- ¡Hola Andy!, ¿Que tal todo?
- Excelente papi - dije dándole un beso en la mejilla a la vez que lo abrazaba
- ¡Bien! Ve a cambiarte para comer hice delicioso arroz y compre esas piezas de pollo que tanto les encanta con honey mustard - mientras se paraba y se acomodaba su pantalón hasta la cintura, mi padre era muy gordito pero tan guapo. Me gustaba mucho imaginarlo cuando era joven, siempre nos contó su rebeldía y su excelente forma de vestir. Y yo divagaba horas y horas imaginando cómo era cuando niño.
Mi padre se acercó a mi mamá a darle un beso en los labios mientras la tomaba por la cintura, nunca vi dos personas igual, que se amaran con tanta locura y pasión como mis padres. Siempre soñé con que alguien me viera con esos ojos, con los ojos que mi papá admiraba a mi mamá, admiraba cada uno de sus centímetros.
Me apresuré a subir las escaleras y correr por el pasillo hasta mi cuarto, abrí la puerta de golpe y me tiré mirando el techo blanco como las nubes, dejando que mi cabeza volara, imaginando mis primeros días en la secundaria, los chicos, mis amigxs, los maestros, las clases, etc. Cuando tuve suficiente de eso me paré de la cama colocando mis largos pies en el piso color beige (hermoso y helado al mismo tiempo) mire mis uñas mal pintadas color verde claro y reí un por un momento. Me puse frente al espejo y vi mi vientre plano, en esos momentos estaba en mi peso ideal y me encantaba, aunque me costara dejar de comer si así era necesario.
Me coloqué una blusa de tirantes color beige y un short diminuto de cuadros rosa pastel y nata. Baje a comer con mi mamá, mi papá y mis hermanos. Mi hermano se llama Finn y mi hermana Dayana. Él era el mayor y ella la menor.
Siempre comíamos todos juntos, de verdad lo hacíamos todo juntos, nos divertíamos tanto contando miles de cosas y mi corazón era tan feliz cuando veía reír a mis padres. Juro que más de una vez tuve la sensación de vernos a los 5 sentados en la mesa, como si yo me saliera de mi cuerpo por momentos y caminara hacia la sala para vernos a lo lejos, unidos y amorosos.

Pasaron los días y el fin de semana y llego el lunes. Recuerdo estar algo nerviosa aunque fue estupendo ya que me toco estar con mis amigas íntimas de la primaria. Sus nombres eran Sarahi, Marisol y Abigail. Éramos las 4 por siempre y era fabuloso. Conocí muchos chicos y chicas aunque desde el primer día tuve serias confrontaciones con ellas, se molestaban sin razón alguna conmigo y me miraban de manera déspota. Nunca entendí la razón.

Ese año recuerdo fue mi mejor año, era el comienzo de otra etapa tan mágica que duró tan poco como un tronar de dedos.

A finales del año 2010, conocí a Dennis un chico alto y apuesto, delgaducho y con una nariz enorme que estaba 100% segura estaba totalmente fuera de la normalidad. Paso que al subir al segundo piso lo vi hablándome por la ventana de su salón. Me acerqué para saber qué sucedía y me pidió rápidamente mi correo electrónico, lo mire con extrañesa.
- ¿Mi qué? - le pregunte confundida.
- Tú correo electrónico, ¿sabes que existe este formato de chat en línea llamado Messenger donde puedes platicar con todos los de la secundaria?
Me quede anonadada -¿Qué dices?, no tenia ni idea ¿Cómo funciona? - pregunte con impaciencia.
- ¿No me digas que no sabes lo que es un correo electrónico? - pregunto mirándome como bicho raro, a la par que se escapaba de su salón para llevarme a la sala de cómputo casi casi a rastras.
-No se si debamos hacer esto, estoy en clase ¿Sabes?.
-No tardaré mucho- contesto sin dejar de arrastrarme.
Llegamos al salón de cómputo y rápido nos sentamos delante de una pc, comenzó a abrir y cerrar páginas una tras otra mientras yo solo veía sus dientes con ortodoncia que se asomaban de sus labios rosados al explicarme alguna cosa, aunque nunca entendí lo que me decía.
Y cuando menos pensé ya tenía el mentado correo electrónico. Le agradecí y me retire.
Al llegar por la mediodía a mi casa me coloqué en la computadora y busqué el tal "Messenger" lo encontré sin batallar y lo instalé sin que mi papá se diera cuenta ya que no le gustaba descargáramos cualquier cosa en la computadora, podría ser peligroso.
Rápidamente se abrió un pequeño cuadro donde pondría mi correo electrónico, contraseña y foto de perfil. Teclee rápidamente y entre. Tenía varias solicitudes una de ellas esa nariz grande del salón de segundo año.

Y así comenzamos a chatear todo el tiempo y a toda hora la atención era espectacular era un chico muy divertido y agradable. Hablábamos del clima, de la secundaria, de los maestros e incluso del fútbol cuando claramente no me gustaba.
Al poco tiempo comenzó a buscarme en el recreo y acompañarme a casa después de la escuela. Siempre cargando mi mochila.
Era viernes y como toda la semana me acompañó hasta la puerta de mi casa.
- Y... ¿Qué harás hoy?
- Nada, creo mi papá hará carne asada- como de costumbre prendía el carbón todos los fines de semana.
- A súper, pensaba en venir a visitarte más al rato bueno si tú querías-
Lo mire con pena - ¡Claro! Digo aquí estaré bueno estaremos pero bueno si claro- me sentía tonta y no quería pensar como él me veía. Pero lo noté más feliz a él que a mi.
-¡Bien! Vengo a las 6:30 pm ¿te parece?
- !Excelente! Nos vemos.
Y se fue hacia su casa con una sonrisa de oreja a oreja. Lo mire con felicidad y entre a mi casa.

¿Quién soy realmente? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora