Love Poetess.

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Era tarde, casi de noche... nuestro pequeño agente albino se encontraba solo dentro de uno de los cafés menos concurridos en la ciudad de Yokohama, ¿la razón? Una invitación de su alfa, ahora esposo, Akutagawa Ryuunosuke por supuesto. Y es que, aunque ambas organizaciones ya conocían y estaban al tanto de la relación que llevaban Atsushi y Akutagawa desde hacía ya un par de años, el mafioso no había dejado de ser buscado por el gobierno durante ese tiempo.

Así que, después de salir del trabajo y antes de comenzar a caminar, el agente había recibido aquel mensaje de texto, en donde su esposo le pedía se encontraran en aquella cafetería, Atsushi lo sabía, aquello era para compensarle el hecho de que la última semana casi no había estado en casa debido a transacciones de la mafia. Así que acudió sin más... mentiría si dijese que no quería ver a su esposo.

- Dentro de una semana será nuestro primer aniversario como casados, ¿qué debería darle? – se preguntaba el albino a sí mismo, mientras en sus manos sostenía su teléfono.

En la pantalla de este, se podía apreciar una foto de la feliz pareja el día de su boda, ambos de traje, saliendo del templo y con aquellas sonrisas en sus rostros, señal de la plena felicidad de tenerse el uno al otro en aquel momento. Todo había sido complejo para ambos al principio, ambos se negaban al hecho de que fueran pareja destinada, pero "tiempo al tiempo" bastaron algunos días para que, por simple curiosidad comenzaran a buscarse.

Citándose primero en restaurantes lejanos, cambiando los restaurantes por el cómodo departamento del mafioso, algunas charlas y disputas que se convirtieron en palabras dulces y pequeños besos, y por supuesto, algunas peleas y gruñidos que terminaron convirtiéndose en embestidas y gemidos.

Así, ambos se habían dado cuenta de que, sin importar cuanto lo intentaran... el hilo rojo del destino se encargaría de mantenerlos unidos por el resto de sus vidas. De ahí no pasó mucho tiempo para que Ryuunosuke le propusiera matrimonio al albino, una velada romántica en el puerto había sido la ocasión perfecta para que ambos dieran el siguiente paso, ¡ser esposos!

Y ahí se encontraba ahora, esperando por aquel que comenzó robándole sus extremidades, pero terminó robando su corazón...

- Y es aquí donde me arrepiento de haberme demorado en llegar – dijo aquella voz que Atsushi conocía a la perfección.

Atsushi sonrió, bloqueando el aparato que tenía entre sus manos para poder fijar la vista en su esposo. Ahí, frente a él estaba el alfa de su vida, con la mirada seria de siempre, pero con aquella sonrisa que Atsushi amaba ver en su esposo. Aunque sabía que se mantenía oculta debido al cubre bocas que llevaba puesto. También pudo ver que llevaba los lentes negros para pasar desapercibido...

- ¿Por qué te arrepientes de llegar tarde? – preguntó el albino, haciendo su cuerpo a un lado para que el azabache pudiera sentarse junto a él.

- Porque eres tan atractivo, provocativo... tan sexy... - decía sentándose al lado del albino en aquel sofá – alguien podría haberte secuestrado – mencionó escrutando con la mirada al agente.

- Me hubiera defendido – respondió.

- No hay necesidad cuando tienes un sexy esposo que te proteja – sonrió.

- Cállate y mejor bésame – rio Atsushi mientras el mafioso bajaba su cubre bocas y se acercaba a su esposo para besarle cariñosamente, pues, aunque quisiera hacerlo de manera diferente, al estar frente a más personas debían calmarse un poco.

- ¿Esperaste mucho? – preguntó el mafioso sin alejarse mucho de los labios ajenos.

- Como diez minutos, ¿volverás a casa esta noche? – preguntó con aquel tonito lastimero que Akutagawa conocía, Atsushi comenzaba a jugar sucio...

          

- Depende... - respondió.

- Depende ¿de qué, señor mafioso? – alardeó el menor.

- De cuánto logre provocarme, agente – dijo acortando la distancia entre ambos para volver a poseer los labios que solamente a él le pertenecían.

- ¿Están listos para ordenar? – habló fuerte la señorita frente a ellos haciendo que pararan sus acciones, ambos la miraron avergonzados.

- Yo quiero un té de higos y una tartaleta de higos, por favor –

- Yo quiero, un café capuchino caliente, una rebanada de pastel red velvet y... una orden de galletas chocolate boom, por favor – sonrió.

- Su orden llegará en un momento – dijo alejándose de la pareja.

- Oye – le llamó el azabache – todo lo que pediste, es muy costoso, ¿tienes idea de cuánto tendré que pagar? – reclamó entre bromas el mafioso al agente.

- Tranquilo, pienso devolverte cada yen que gastes en mí esta noche – dijo tomando el pañuelo de su esposo entre sus manos.

- ¿Ah sí?, estoy ansioso por verlo... – insistió Akutagawa acercando su rostro al de su esposo – por cierto, noté que tu inglés ha mejorado -

- He estado practicando, ¿te gustaría saber que otras palabras he aprendido, daddy? – susurró el menor rozando sus labios con los contrarios.

- ¡Atsushi-kun! –

Se escuchó haciendo que la pareja se separara por segunda vez... sabían bien de quien se trataba.

- Dazai-san – respondió Atsushi notando el fastidio en su esposo.

No es que les desagradara pasar tiempo con su mentor, era sólo que no se habían visto en varios días y realmente querían, necesitaban un tiempo a solas como pareja.

- Pensé que estaría con Chuuya-san, pidió permiso para retirarse temprano – habló Akutagawa sin detener su molestia.

- Sí, es cierto... quedamos de vernos aquí – sonrió – así que sean buenos conmigo y quédense hasta que él aparezca –

Ambos jóvenes se miraron y suspiraron, sí, así era su mentor. Siempre encontraba la manera para que ambos le obedecieran sin rechistar. Así fue cómo la pareja se vio envuelta en los planes de su mentor una vez más. Se vieron obligados incluso a compartir lo que habían ordenado, aun así, admitían que su mentor sabía sacarles unas buenas carcajadas.

Se sintieron aliviados cuando notaron que el mafioso ejecutivo se acercaba a ellos con paso silencioso. Parecía feliz, mucho más que feliz, Atsushi tenía un presentimiento de la espontanea felicidad del omega mafioso. Y aunque no era un mal presentimiento, sí era uno que le estrujaba el corazón...

- Hola, chicos – saludó sentándose junto a Dazai.

- Buenas noches, Chuuya-san – respondieron ambos menores.

- ¿Y?, ¿a qué se debe esa carita de felicidad tuya? – habló el castaño, pues hasta él se había percatado de la extraña sonrisa en su esposo.

- Pues... tengo algo que decirles y me alegra tanto que se encuentren ustedes, chicos – sonrió mirando a los menores – ustedes siempre han sido como mis hijos – admitió al punto del llanto.

- Me estás asustando, Chuuya – admitió Dazai.

- Pues vete espantando de verdad, porque el paquete de pañales cuesta 2422 yenes – sonrió admirando la cara de confusión de su esposo.

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⏰ Last updated: Jul 30, 2019 ⏰

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Gracias a tus palabras me siento un poco mejor...no estoy en mi mejor momento pero tu fanfic me dio una perspectiva de la vida que no tenia... por eso gracias por esta maravillosa historia.

1mo ago

🧐

4mo ago

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